OPINIÓN
CAMPAÑAS SOLIDARIAS
JOSÉ MANUEL PENA.
El crecimiento económico de un país no siempre va unido a la Justicia Social y a la distribución de la riqueza. El crecimiento económico dirigido solo hacia una parte de la sociedad genera desigualdad, precariedad y pobreza. Por culpa de estas situaciones es muy importante la llegada de unas fechas familiares tan señaladas como las fiestas navideñas para que muchas organizaciones no gubernamentales y entidades sociales afronten campañas solidarias de captación de recursos económicos y materiales para la distribución entre los ciudadanos y las familias más humildes de las poblaciones más cercanas a sus sedes sociales.
Cuando nuestros gobernantes no quieren o no son capaces de garantizar una renta mínima o unos ingresos suficientes para todos los ciudadanos sin recursos nos encontramos con que estas entidades sociales, que forman parte de la sociedad civil, juegan un papel fundamental y básico para que miles de familias puedan seguir sobreviviendo, con un mínimo de dignidad. No solo les suministran alimentos sino que les ayudan a pagos puntuales de los alquileres, a sus facturas de consumo eléctrico y gas, sin olvidarnos de los gastos extraordinarios cuando algún miembro familiar requiere atención odontológica u oftalmológica así como también al pago de ciertos medicamentos y gastos extraordinarios, como el transporte público, entre otras situaciones de necesidad.
Por todas estas circunstancias es cada vez más necesario el voluntariado y el compromiso activo de la sociedad civil para con sus semejantes, especialmente con los más vulnerables de una sociedad cada vez más desigual.
El crecimiento económico de un país no siempre va unido a la Justicia Social y a la distribución de la riqueza. El crecimiento económico dirigido solo hacia una parte de la sociedad genera desigualdad, precariedad y pobreza. Por culpa de estas situaciones es muy importante la llegada de unas fechas familiares tan señaladas como las fiestas navideñas para que muchas organizaciones no gubernamentales y entidades sociales afronten campañas solidarias de captación de recursos económicos y materiales para la distribución entre los ciudadanos y las familias más humildes de las poblaciones más cercanas a sus sedes sociales.
Cuando nuestros gobernantes no quieren o no son capaces de garantizar una renta mínima o unos ingresos suficientes para todos los ciudadanos sin recursos nos encontramos con que estas entidades sociales, que forman parte de la sociedad civil, juegan un papel fundamental y básico para que miles de familias puedan seguir sobreviviendo, con un mínimo de dignidad. No solo les suministran alimentos sino que les ayudan a pagos puntuales de los alquileres, a sus facturas de consumo eléctrico y gas, sin olvidarnos de los gastos extraordinarios cuando algún miembro familiar requiere atención odontológica u oftalmológica así como también al pago de ciertos medicamentos y gastos extraordinarios, como el transporte público, entre otras situaciones de necesidad.
Por todas estas circunstancias es cada vez más necesario el voluntariado y el compromiso activo de la sociedad civil para con sus semejantes, especialmente con los más vulnerables de una sociedad cada vez más desigual.
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