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Sábado, 22 de Mayo de 2021 Tiempo de lectura:
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El Pupitre de Pilu denuncia que las escuelas no han cambiado en 50 años

La pandemia que estamos viviendo trajo consigo un cambio en la forma de dar clase: hace más de un año las casas se convirtieron en escuelas y los alumnos asistían a las clases a través del ordenador. Desde El Pupitre de Pilu mantienen que esto ha dejado en evidencia la poca o nula evolución que ha tenido la forma de enseñar; se siguen utilizando las mismas técnicas que hace 50 años. Los alumnos memorizan los contenidos y en un periodo corto de tiempo los acaban olvidando.  Aunque ha existido una predisposición a cambiar las técnicas, pero los cambios no han sido suficientes. Algunos centros se han pasado a la tecnología, pero solo han cambiado el libro de texto por la tablet.  


“La forma de enseñar debería cambiar. Las asignaturas en infantil y en primaria no se han renovado. Se sigue enseñando como me enseñaron a mí y, a su vez, como enseñaron a mis padres. Es algo palpable, el mundo ha cambiado vertiginosamente, pero esta evolución, por desgracia, no ha traspasado los muros de los centros educativos. Lo veo con mis alumnos. No son capaces de escucharme, necesitan escribir lo que les explico. Yo siempre les digo que me tienen que escuchar y comprender primero y yo después se lo dicto si hace falta, pero no están acostumbrados”, afirma Pilu Hernández Dopico, maestra en educación especial y CEO de El Pupitre de Pilu.


Otro de los aspectos que resaltan desde El Pupitre de Pilu es que, actualmente, en las universidades se sigue enseñando a los maestros como se hacía hace años.  “Magisterio debería ser una carrera mucho más práctica y menos teórica. Se tendría que enseñar a programar, a hablar en público a tratar a cualquier tipo de estudiante y a sus las familias. Doy por hecho que la vocación es importante, pero hay cosas que se tienen que enseñar. Cuando salen de la facultad no están preparados para enfrentarse a un aula. Desde el primer año los estudiantes deberían de estar cuatro días con prácticas y uno en la facultad. De esta forma, los colegios también tendrían más recursos, que tanta falta hacen”, explica Hernández Dopico.


La experta destaca que las ratios tampoco se lo ponen fácil ni a los maestros ni a los estudiantes, porque no se han ajustado a las necesidades actuales y siguen siendo como eran hace años. Antes de la pandemia, un aula contaba con un mayor número de alumnos que ahora, pero esto no se sabe si podrá seguir porque no hay profesores suficientes. “No es adecuado que los alumnos de tercero de la ESO estén teniendo formación online en días alternos. En las próximas oposiciones deberían ofertar más plazas como solución a la falta de maestros. Se debería duplicar la plantilla de los centros educativos”.


Por último, también analiza la importancia de seguir impartiendo algunas asignaturas que no deberían desaparecer:  “La música es primordial, pero también lo es el latín y la filosofía. Son asignaturas que nos enseñan a comprender el porqué de las cosas y a pensar, algo básico para el conocimiento”.

 

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