Jueves, 13 de Noviembre de 2025

Redacción / Xornal21.es
Sábado, 15 de Enero de 2022 Tiempo de lectura:
Actualidad

Tarta de Santiago, cuando la tradición se convierte en exquisitez

El Camino de Santiago es una ruta cargada de experiencias gastronómicas de todo tipo. Desde los afamados mariscos gallegos hasta los vinos, pasando por platos tradicionales o postres para chuparse los dedos.

Dentro de lo “dulce” hay una tarta típica muy tradicional que siempre sorprende al peregrino. No hablamos de otra mas que de la Tarta de Santiago, una delicia para el paladar que el visitante de tierras gallegas no puede dejar sin degustar.

Aunque es fácil encontrar la receta de Tarta Santiago haciendo una simple búsqueda en internet, y de que es fácil de preparar, únicamente es posible encontrar el sabor auténtico y tradicional en Galicia.

 

La Tarta de Santiago y la tradición

Como ya hemos comentado este es uno de los pasteles más típicos de la ruta santiaguina. Se elabora a partir de almendras, huevos, azúcar, y ralladura de limón. Hace décadas también se utilizaba harina, pero este ingrediente hoy en día suele descartarse.

Esta tarta tiene origen en la edad media. Para entonces, dado que las almendras eran un producto exclusivo para las personas más pudientes y que tenía que ser importado desde el levante español, la Tarta de Santiago era un lujo exclusivo de las clases altas. Tal es así que por el año 1600 se llamaba Tarta Real.

El nombre Tarta de Santiago aparece por primera vez acuñado dos siglos y medio más tarde, allá por 1838, cuando se habla de ella en el cuaderno de repostería de Luis Bartolomé de Leybar, gracias al cual la receta y su fama fue extendiéndose por toda Galicia.

 

La Cruz de Santiago, el distintivo de esta tarta

Si hay alguna característica que resalte por encima del resto cuando una persona ve este pastel, esa es la Cruz de Santiago que tradicionalmente aparece sobre ella a modo de silueta.

La historia nos cuenta que, en 1924, José Mora Soto trató de darle un elemento distintivo a la tarta. Necesitaba algo que, de un simple vistazo, identificara a la Tarta de Santiago y se le ocurrió que fuese esta cruz la que diese el toque de distinción. La idea gustó tanto a los compostelanos que la hicieron suya, y a día de hoy, este detalle no falta en ninguna receta.

Con el paso de los años y, en un principio, gracias al boca a boca entre los peregrinos y, posteriormente, a la repercusión a nivel nacional que fue teniendo la Tarta de Santiago se ha convertido en una auténtica tradición que forma parte del legado culinario gallego, llegando a ser uno de los grandes exponentes de la repostería en Galicia.


 

 

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