Jueves, 04 de Diciembre de 2025

J. Carrera
Jueves, 21 de Julio de 2022 Tiempo de lectura:
ACTUALIDAD

Una vegetación incontrolada y la sequía reinante, hace que el monte se convierta en un polvorín

El cambio climático está aumentando la duración de los incendios forestales, que cada vez se prolongan más en el tiempo y son más peligrosos

Ya no hace falta que sea verano para que haya incendios, es sabido que la mayoría son provocados por la acción del hombre. Este factor humano, está presente en la mayoría de los incendios forestales que se producen en España, pero eso no significa que en todos haya una intención expresa de quemar, un porcentaje elevado son debidos a descuidos (por altas temperaturas, por accidentes de circulación, quemas fuera de periodos correspondientes, etc),  por incumplir las ordenanzas establecidas por las Autoridades competentes, pocas veces se originan por acciones naturales como puede ser la caída de un rayo, por un cristal, etc.

 

Cuando se dan datos de las superficies quemadas, estas se expresan en Ha (Hectárea), que equivale a 10.000 m2. Cuando escuchamos o leemos una noticia referente a monte calcinado, y esas superficies las interpretan tomando como referencia un campo de fútbol o con una piscina olímpica, ¿Cuáles son sus dimensiones?, lo que sí es seguro, es que todos sabemos lo que es un metro cuadrado.

 

A mediados de los años 50 existía un intensivo pastoreo, sobre todo, de ganado ovino y caprino el cual era capaz de aprovechar al máximo los recursos del monte, manteniendo este, limpio de biomasa. En la actualidad y debido a las dificultades que se van generando como la desaparición de la trashumancia, la desaparición casi por completo de la figura del pastor, la creación cada vez de más espacios protegidos hace que esos animales no pastoreen y, en consecuencia, el monte no se limpia generando un polvorín en caso de incendio. Otra causa es el fuerte despoblamiento y el envejecimiento en el rural que, aunque poco, también contribuían con sus actividades agrarias aprovechando la biomasa para acomodo de los animales durante el invierno. Las zonas cultivadas y pastoreadas en el pasado, están hoy cubiertas por matorrales que sin una adecuada gestión, están condenadas a quemarse tarde o temprano, dando lugar, a que serán más difíciles de apagar y acceder al lugar.

 

El cambio climático, ejerce un control cada vez mayor en la meteorología progresiva sobre la actividad de los incendios globales, se está produciendo un “cambio sin precedentes” relacionado con el calentamiento global, según un estudio reciente en la revista científica “Scientific Reports”. El aumento del calor y la sequía que se sufre, es cada vez más habitual, siendo estos, dos factores clave para desatar esos devastadores fuegos.

 

Las superficies forestales tienen, como hemos mencionado antes, cada vez más combustible, antes esos suelos estaban dedicados a cultivo y ahora hay matorral y árboles. En Galicia, la Ley 3/2007 de 9 de abril de Prevención y Defensa contra los Incendios Forestales, obliga a mantener limpio de maleza o árboles resistentes al fuego como acacias o eucaliptos, en cualquier terreno a una distancia de 50 metros en núcleos poblacionales, viviendas u otro tipo de instalaciones. Muchas viviendas están construidas al lado de montes y estos no cumplen con la legislación como se puede observar en la fotografía, con una maleza considerable en altura, en definitiva, un polvorín. El propietario está obligado a mantenerla limpia, y si no puede y su parcela está ubicada en una franja que le afecte, a través de la (FEGAMP), Federación Gallega de Municipios y Provincias y la empresa pública SEAGA, firmaron un acuerdo con una gran mayoría de los ayuntamientos, para que de una forma subsidiaria, limpian la finca y luego pasan la factura.

 

Las consecuencias de un incendio para el Medio Ambiente, es totalmente destructivo como los habidos recientemente en zonas de difícil acceso, como el de la Culebra, en Villardeciervos (Zamora) o el de Las Urdes en Cáceres, extendiéndose a Salamanca y a otras poblaciones y teniendo que desalojar las viviendas. También mencionar al país vecino, Portugal que también está sufriendo una ola de incendios muy destructiva.

 

En un incendio, cuando se activa a todos los efectivos, conlleva un despliegue importante pues se entiende que ya tiene una magnitud considerable y se ve que se “va de las manos”, pero: ¿Sabemos cuanto puede costar a las arcas públicas un incendio? La extinción de un incendio en cualquier Comunidad Autonómica, supone un gasto excepcional. Para que nos hagamos una idea, los costes de una hora de cada una de las unidades que participan en la lucha contra el fuego, elevan el coste considerablemente, los brigadistas dependiendo de la categoría profesional, se calcula aproximadamente más de 20€ a la hora, los hidroaviones con un precio que oscila entre los 5500 hasta los 6000€ por hora de trabajo, también están los helicópteros, cuya tarifa se calcula entre los 4000 y 4500€ por hora y dependiendo de la capacidad de carga, también los vehículos todoterreno, motobombas, bulldocer y palas excavadoras, fijan un precio hora de entre los 60 y los 100€. Para que nos hagamos una idea, un incendio de 30Ha, ronda aproximadamente los 300000€, por lo tanto, todo suma, es un dinero que la Administración podría ahorrar, al menos, en los que son intencionados. Mejor no hacer cuentas ¿verdad?

 

A todo esto, hay que tener en cuenta la cantidad de agua que transportan los medios aéreos, el hidroavión anfibio que se dispone tiene una capacidad de unos 5000 litros de agua, o el helicóptero dependiendo del modelo, puede transportar hasta 10 personas para desarrollar la actividad en cualquier punto del terreno, además de transportar unos 1500 litros de agua en la cesta y también los medios terrestres el agua que consumen. La cantidad de m3 de agua derramados para apagar las llamas, cuando nos están pidiendo que restrinjamos el gasto de este bien escaso, derramándola por los montes en llamas.

 

La Guardia Civil, Policía Nacional y Autonómica, Patrullas del Ejército, UME, policías locales, etc. vigilan en la medida de lo posible los montes, la cultura del fuego de los incendiarios, todavía no desapareció y ese, es el objetivo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, detectar a estos pirómanos, tanto hombres como mujeres que provocan los incendios de manera intencionada que son a su vez, conocedores del entorno en donde provocan el incendio.

 

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