Según el Banco de España, el número de sucursales bancarias en el país ha disminuido un preocupante 7,2% en el último año, dejando a 45 municipios rurales sin acceso a ninguna sucursal. Este fenómeno plantea un reto significativo para la población, especialmente en las zonas rurales, donde la reducción alcanza el 11%.

El II Estudio de Nickel revela que el cierre de sucursales ha impactado a más del 80% de la población, obligando a uno de cada cinco españoles a utilizar transporte público o privado para llegar a una sucursal. Este problema afecta directamente a aquellos que prefieren utilizar dinero en efectivo, siendo el método de pago más utilizado por el 60% de los españoles, según el mismo estudio.

Las zonas rurales son las más afectadas, con un 45% de pueblos sin acceso a efectivo. Más del 20% de la población rural ahora se ve obligada a desplazarse en coche o transporte público para acceder a una sucursal. Aunque se han introducido alternativas como las oficinas móviles, solo el 1% de la población las utiliza, evidenciando la preferencia por las sucursales físicas, a pesar de la distancia.

El acceso limitado al efectivo no solo plantea un desafío en términos de pagos, sino que también afecta la atención al cliente. El estudio de Nickel destaca que dos tercios de la población valora la presencia de sucursales cercanas al cambiar de banco. La sociedad reclama alternativas, como el modelo propuesto por Nickel, que ofrece apertura de cuentas en estancos y loterías con acceso fácil a efectivo. Aunque ya hay más de 1.800 de estos comercios en España, es evidente la necesidad de abordar la crisis de cierre de sucursales y garantizar un acceso adecuado a servicios bancarios en todo el país.