Cristina Pedroche: «Yo soy la cuidadora de mi hija, pero no es de mi propiedad. Los hijos no nos pertenecen»

En su número de marzo, Cristina Pedroche (Madrid, 1988) hace balance en ELLE de su primer año como madre. Pura espontaneidad y franqueza, nos confiesa que últimamente sus emociones andan un poco desatadas y a veces se le escapan las lágrimas. Desde el nacimiento de su hija, Laia, ha experimentado lo que es la felicidad más sublime... y también otras sensaciones. «Trabajo mucho con mi psicóloga. Esa inestabilidad emocional es un estado frecuente que las mujeres atraviesan tras dar a luz».

La maternidad ha dado un enfoque nuevo a su día a día, en el que «lo urgente no es lo importante», el control no tiene cabida y la perfección no existe. «Da exactamente igual lo que yo planifique, la que manda es mi hija». Ella desea ser una «madre presente», esa es su gran prioridad, pero añade: «Ahora ella me requiere, porque es muy pequeña. Necesita mi teta, mi cariño, mis cuidados. Pero va a crecer y un día tendrá su vida». Y continúa: «Estoy feliz, porque la veo y es que la amo. Pero no consigo conciliarlo todo, porque quiero continuar siendo la profesional y la mujer que soy, y también la amiga, la pareja y la hija que soy. Quiero seguir teniendo mis ratos para leer, para ir al cine, para seguir formándome... pero cuando lo estoy haciendo, me siento mal por no estar a su lado».

Deteniéndose en su condición de mujer, nos confiesa que todavía no se siente completamente libre y empoderada, «pero estoy trabajando en ello», y recalca que, aunque se ha avanzado muchísimo, «el paternalismo continúa existiendo y es evidente que nosotras tenemos que trabajar el doble para que nos hagan caso». Cuando le preguntamos cómo encaja las críticas de las que es objeto, reconoce que le duelen y que le molesta especialmente que «se ponga el foco en que son las mujeres las que me reprueban. Porque son ellas las que viven en una sociedad patriarcal en la que nos dicen que tenemos que estar calladitas, y no ponernos no sé qué tipo de prendas o que debemos comportarnos de tal manera para que nos tomen en serio. Lo difícil no es aprender feminismo, sino desaprender el machismo», sentencia.

Pero algo que le enfada de verdad es que la gente pueda pensar que es «sólo una carita mona» o una chica con suerte. «Que no vean que yo, sin ningún tipo de padrino ni madrina, he llegado hasta donde estoy únicamente por mi profesionalidad y mi esfuerzo». Y es que ella tiene muy presente su punto de partida, su barrio de Vallecas, y se muestra orgullosa de su origen y de los logros conseguidos por méritos propios: «Siempre he tenido a mis padres recordándome […] lo que cuestan las cosas». Y esos mismos valores del trabajo y el sacrificio que le inculcaron son los que quiere transmitir a su hija.

EXTRACTOS DE LA ENTREVISTA

• «Sé quién soy y dónde quiero llegar. Si me acompañan y me dan la mano, perfecto. Pero si no, llegaré de otra manera».

• «Personalmente, creo que el término depresión postparto se usa un poco a la ligera. Mi caso no es un diagnóstico, no me impide hacer mi vida, es sólo que estoy más sensible, lloro».

• «No quiero que intenten darme soluciones, soy bastante inteligente para saber cuáles son... ¡Sólo quiero poder quejarme!».

• «Ser madre es una maravilla, pero también... ¡qué duro!».

• «Yo soy la cuidadora de mi hija, pero no es de mi propiedad. Los hijos no nos pertenecen».

• «Ahora me repito muchas veces que puedo con todo, pero no con todo a la vez».

• «Lo difícil no es aprender feminismo, sino desaprender el machismo».

• «Es muy importante saber lo que vales».