Mi querida Lucía no es solo una novela negra; es un tour de force literario que explora la delgada línea entre la predestinación y la responsabilidad personal en un escenario cargado de suspenso. La primera edición limitada luminiscente, una joya en sí misma, encierra no solo un libro sino una experiencia estética que atrapa al lector desde el primer vistazo.

La novela nos sumerge en el verano de 2002, donde la vida de Lucía Romasanta, una astróloga y madre soltera, se desmorona bajo el peso de unas cartas anónimas que la acusan de ser la causante de muertes desconocidas. La construcción de este misterio es sólida; la autora nos lleva a través de una trama laberíntica donde la percepción de Lucía, y la nuestra como lectores, se tambalean constantemente entre la culpa y la inocencia.

El título plantea una pregunta inquietante: ¿podría haber evitado sus muertes? Este dilema es el núcleo de la novela, un interrogante que empuja al lector a cuestionar no solo las decisiones de Lucía, sino también sus propias convicciones sobre el destino y la culpa. La autora maneja este concepto con maestría, explorando cómo una sola acción o la falta de ella puede tener repercusiones devastadoras.

La narrativa es ágil y absorbente, con una tensión creciente que se manifiesta a través de una serie de cartas cada vez más amenazantes. La evolución de estos mensajes y su impacto en Lucía están descritos con gran detalle, revelando la habilidad de la autora para crear un ambiente claustrofóbico y perturbador. Los personajes secundarios, como los miembros de la Policía Judicial que investigan el caso, añaden profundidad al misterio y enriquecen la trama con sus propias complejidades y motivaciones.

El diseño de la primera edición limitada luminiscente no es solo un capricho estético, sino una extensión de la atmósfera de la novela. La sobrecubierta en acabado soft touch y los elementos que brillan en la oscuridad refuerzan el tema del libro: lo oculto y lo revelado. La dedicatoria manuscrita impresa de la autora añade un toque personal que conecta al lector con el corazón del libro.

Sin embargo, Mi querida Lucía no está exenta de críticas. Algunos lectores pueden encontrar que la trama, en su búsqueda de giros inesperados y suspenso, a veces se enreda en detalles que desvían la atención del hilo principal. Además, el personaje de Lucía, aunque bien desarrollado, puede parecer un poco unidimensional en algunos momentos, ya que su carácter gira en torno a la culpa y la vulnerabilidad, sin mostrar muchas otras facetas.

A pesar de estas pequeñas reservas, la novela se mantiene como una lectura impactante y provocativa. La capacidad de la autora para mantener al lector en vilo y plantear preguntas profundas sobre la moralidad y la responsabilidad es verdaderamente destacable. Mi querida Lucía es una obra que desafía, intriga y deja una marca duradera en su audiencia, especialmente en esta edición limitada que transforma la lectura en una experiencia sensorial única.