La crisis de incendios en Portugal continúa descontrolada, con más de un centenar de incendios activos que han llevado al país vecino al borde del colapso. El fuego, que ha provocado la trágica muerte de siete personas, entre ellas tres bomberos cuyos vehículos fueron alcanzados por las llamas, ha generado una emergencia sin precedentes.

Más de cien municipios portugueses están en riesgo extremo de incendio, mientras que seis autopistas y numerosas carreteras permanecen cortadas debido a la propagación de las llamas. En un esfuerzo monumental, alrededor de 5.000 bomberos se encuentran en el terreno tratando de sofocar los incendios, que ya han dejado más de 40 heridos, la mayoría de ellos bomberos afectados por quemaduras e inhalación de humo.

Las consecuencias del desastre no se limitan a Portugal; la densa cortina de humo generada por los incendios ha comenzado a afectar a Galicia, donde los cielos se han oscurecido y el sol ha quedado oculto bajo una espesa capa de humo. La situación es un recordatorio sombrío de la magnitud del desastre y de cómo los eventos en un país vecino pueden tener un impacto significativo en la región circundante.