El acelerado aumento de gasolineras en O Porriño está generando malestar entre algunos vecinos, que ven cómo nuevas estaciones de servicio se instalan a escasos metros de sus viviendas. La reciente apertura de la segunda gasolinera LowCost en la avenida Domingo Bueno, a escasos metros del templete centenario de Antonio Palacios,  es solo un ejemplo más de una tendencia que parece imparable en la comarca. Con más de diez opciones para repostar en este municipio, los habitantes se enfrentan a un panorama en el que las grandes petroleras y las compañías de bajo coste luchan por captar clientes, mientras el entorno urbano sufre las consecuencias.

La clave del fenómeno radica en la ubicación estratégica de O Porriño, en un punto de confluencia de las rutas hacia Madrid y Portugal, así como en la presencia de dos parques empresariales que actúan como polos de atracción para este tipo de instalaciones. Sin embargo, el rápido crecimiento del número de estaciones de servicio en zonas residenciales ha comenzado a suscitar inquietud.

“De un día para otro, salgo por la ventana y veo una gasolinera a escasos metros”, se lamenta una vecina de la localidad, preocupada por las molestias que podrían ocasionar estas infraestructuras, que operan las 24 horas. El ruido, los olores y la continua actividad en pleno casco urbano son solo algunas de las preocupaciones que plantean los residentes, que piden una regulación más estricta sobre la ubicación de estas estaciones.

La seguridad en caso de accidente o incendio es otro motivo de inquietud entre los vecinos, quienes ven con preocupación la proximidad de grandes depósitos de combustible a sus viviendas. La falta de personal en algunas de estas gasolineras agrava aún más el temor, ya que una respuesta inadecuada ante emergencias podría poner en riesgo la seguridad de la comunidad. La presencia de estas infraestructuras tan cerca de zonas residenciales genera una sensación de vulnerabilidad ante posibles incidentes, aumentando el malestar entre los afectados.

Aunque la competencia entre compañías podría traducirse en precios más bajos para los conductores, el impacto sobre los vecinos es considerablemente distinto. La expansión desmedida de gasolineras prioriza los intereses comerciales por encima del bienestar de quienes residen cerca, creando un entorno urbano que sufre las consecuencias de una planificación insuficiente y la falta de control sobre estas instalaciones, segun explican algunos de los vecinos afectados.