TURISMO
La Unión Hotelera denuncia el impacto del antiturismo y el deficiente servicio de taxis en Santiago
La Unión Hotelera de Compostela ha cerrado septiembre con un 92% de ocupación, un incremento respecto al 90% del año anterior. Sin embargo, la asociación ha puesto de relieve la problemática del servicio de taxis en la ciudad, que consideran insostenible para turistas y vecinos. Muchos hoteleros han tenido que trasladar a sus huéspedes al aeropuerto para evitar que perdieran sus vuelos, lo que pone en evidencia una atención deficiente y un sistema colapsado que no responde a las necesidades de la demanda.
A pesar de la afluencia de visitantes, la Unión Hotelera ha observado que la ocupación no se traduce en pernoctaciones. Mientras que los datos de pernoctación anual sugieren que no hay masificación, se ha incrementado la llegada de excursionistas que solo pasan el día, lo que ha dado pie a movimientos antiturísticos que amenazan la economía local y la calidad de vida de los residentes.
El portavoz de la asociación, José Antonio Liñares, advirtió sobre el creciente fenómeno de la turismofobia en Santiago, donde el turismo es demonizado a pesar de su contribución al bienestar económico de la ciudad. “El turismo es esencial para mantener la alta renta per cápita de Santiago”, subrayó. Liñares enfatizó que la economía de la ciudad es transversal, afectando no solo a la hostelería, sino también a otros sectores como la restauración y el comercio.
La asociación se opone a la propuesta de implementar una tasa turística, argumentando que los alojamientos y los turistas ya contribuyen significativamente a los ingresos municipales mediante impuestos, incluyendo el IVA y los impuestos de actividades económicas. Además, resaltaron que Santiago presenta la menor estancia media de las ciudades gallegas, con solo 1,78 días, lo que indica que el verdadero problema radica en la saturación de visitantes de un día, no en la llegada de turistas que pernoctan.
La Unión Hotelera también destacó la necesidad de mejorar la infraestructura turística de la ciudad y de implementar medidas que fomenten un flujo de visitantes más equilibrado. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, la mayoría de los visitantes provienen de localidades cercanas y no se alojan en la ciudad, lo que contrasta con la alta ocupación hotelera en los meses de temporada alta.
López concluyó haciendo un llamado a las autoridades para que se reconsideren las políticas antiturísticas y se promueva un enfoque más inclusivo y colaborativo que beneficie tanto a los turistas como a los residentes de Santiago.

La Unión Hotelera de Compostela ha cerrado septiembre con un 92% de ocupación, un incremento respecto al 90% del año anterior. Sin embargo, la asociación ha puesto de relieve la problemática del servicio de taxis en la ciudad, que consideran insostenible para turistas y vecinos. Muchos hoteleros han tenido que trasladar a sus huéspedes al aeropuerto para evitar que perdieran sus vuelos, lo que pone en evidencia una atención deficiente y un sistema colapsado que no responde a las necesidades de la demanda.
A pesar de la afluencia de visitantes, la Unión Hotelera ha observado que la ocupación no se traduce en pernoctaciones. Mientras que los datos de pernoctación anual sugieren que no hay masificación, se ha incrementado la llegada de excursionistas que solo pasan el día, lo que ha dado pie a movimientos antiturísticos que amenazan la economía local y la calidad de vida de los residentes.
El portavoz de la asociación, José Antonio Liñares, advirtió sobre el creciente fenómeno de la turismofobia en Santiago, donde el turismo es demonizado a pesar de su contribución al bienestar económico de la ciudad. “El turismo es esencial para mantener la alta renta per cápita de Santiago”, subrayó. Liñares enfatizó que la economía de la ciudad es transversal, afectando no solo a la hostelería, sino también a otros sectores como la restauración y el comercio.
La asociación se opone a la propuesta de implementar una tasa turística, argumentando que los alojamientos y los turistas ya contribuyen significativamente a los ingresos municipales mediante impuestos, incluyendo el IVA y los impuestos de actividades económicas. Además, resaltaron que Santiago presenta la menor estancia media de las ciudades gallegas, con solo 1,78 días, lo que indica que el verdadero problema radica en la saturación de visitantes de un día, no en la llegada de turistas que pernoctan.
La Unión Hotelera también destacó la necesidad de mejorar la infraestructura turística de la ciudad y de implementar medidas que fomenten un flujo de visitantes más equilibrado. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, la mayoría de los visitantes provienen de localidades cercanas y no se alojan en la ciudad, lo que contrasta con la alta ocupación hotelera en los meses de temporada alta.
López concluyó haciendo un llamado a las autoridades para que se reconsideren las políticas antiturísticas y se promueva un enfoque más inclusivo y colaborativo que beneficie tanto a los turistas como a los residentes de Santiago.
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