SALUD
Las mujeres tienen mayor riesgo de patologías autoinmunes por estrés y desgaste emocional
Amil López, doctora en farmacia y nutricionista, imparte un taller dirigido a mujeres en situación de vulnerabilidad, promovido por la Fundación Érguete-Integración en el marco del proyecto Olimpia
Cada 16 de octubre desde 1981, se conmemora el Día Mundial de la Alimentación. Proclamado en 1979 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la finalidad de esta jornada es concienciar a los pueblos del mundo sobre el problema alimentario y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.
En la actualidad, millones de personas continúan sufriendo hambre a lo largo y ancho del globo. Pero esta no es la única problemática en relación a la alimentación. Para muchas personas, especialmente en los países con las economías más avanzadas como el nuestro, la creciente brecha económica está aumentando las desigualdades respecto al acceso a una dieta saludable y equilibrada. El encarecimiento de la cesta de la compra, las jornadas laborales interminables o el alejamiento de las zonas rurales, han hecho que comer sano se convierta prácticamente en un lujo que las familias con menos ingresos no pueden permitirse. Los últimos datos sobre obesidad infantil en España -recogidos en el Estudio ALADINO- abalan esta afirmación: el 23,6% de las niñas y niños de hogares de renta baja sufren obesidad, en contraposición al 10,9% de aquellos de familias con mayor capacidad adquisitiva.
Estas circunstancias se ven agravadas en el caso de las mujeres, que sufren en términos generales mayor precariedad laboral y reciben sueldos más bajos, además de asumir en mayor medida la carga del trabajo de cuidados. Esto no solo supone menos tiempo para dedicar atención a sus propios hábitos alimenticios, sino también un mayor abandono de sus necesidades en favor de las del resto de la familia.
Amil López, doctora en farmacia y nutricionista con una amplia trayectoria en el campo de la alimentación saludable y, como ella misma la denomina, la “Dieta Coherente”, imparte en la Fundación Érguete-Integración un taller incluido en el marco del proyecto Olimpia, organizado por la entidad con la colaboración de la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Vigo. Se trata de un espacio de encuentro y participación para mujeres en situación de vulnerabilidad, en el que se fomenta su bienestar a través de la promoción de hábitos saludables y la reflexión crítica sobre la imposición social de estereotipos de género en la construcción de modelos de belleza.
Con el Día Mundial de la Alimentación como telón de fondo, aprovechamos para charlar con Amil y pedirle que nos dé algunos consejos que nos ayuden a mejorar nuestras pautas nutricionales.
¿De qué trata la “Dieta Coherente”? ¿Por qué esta denominación?
La “Dieta Coherente” promueve un estilo de vida basado en la combinación correcta de los alimentos, ejercicio físico y motivación para el cambio de hábitos, con el fin de alcanzar un peso saludable y mejorar la salud.
Coherente hace referencia a “con sentido común”, un estilo de vida compatible con la vida social y sostenible en el tiempo.
La palabra “dieta” se ha devaluado en las últimas décadas, probablemente por su asociación con las denominadas “dietas milagro”, totalmente insostenibles a medio-largo plazo. ¿Qué dirías a aquellas personas que asocian el término con un proceso con inicio y final definidos a corto plazo y una considerable restricción de alimentos?
Toda propuesta de alimentación que prometa una gran pérdida de peso sin esfuerzo, o que prohíba alimentos, es una dieta milagro.
El cambio de hábitos, sin embargo, debe centrarse en activar el metabolismo y reducir el porcentaje de grasa corporal, además de controlar la saciedad. En realidad, es más importante cómo combinamos los alimentos en cada comida que las kilocalorías sumadas del día.
A través del proyecto Olimpia ofreces talleres sobre pautas de alimentación saludable a mujeres ¿Existen diferencias entre las necesidades nutricionales de ellas respecto a las de ellos?
Existen algunas diferencias debido a factores fisiológicos, hormonales y relacionados con el estilo de vida. Por ejemplo, los hombres generalmente requieren más calorías debido a una mayor masa muscular y un metabolismo más rápido.
¿Cuáles son las principales patologías que presentan las mujeres en relación a la alimentación? ¿Difieren de las de los hombres?
Las patologías en mujeres suelen estar relacionadas con las variaciones hormonales, como anemia por falta de hierro debido a menstruaciones abundantes; osteoporosis por falta de vitamina D… También la diabetes y el hipotiroidismo son frecuentes en mujeres gestantes, y en ocasiones no se revierten tras el parto. Además, las mujeres tenemos más riesgo de desarrollar patologías autoinmunes debido al mayor desgaste emocional y al estrés a los que estamos sometidas.
¿Qué recomiendas para su prevención?
La prevención es un factor clave en este tipo de patologías: seguir un estilo de vida saludable y activo -como el que propone Dieta Coherente-, y neutralizar la influencia del estrés crónico a través de una vida social gratificante, puede ayudarnos a prevenir estas problemáticas.
Respecto a los roles y estereotipos de género, ¿consideras que influyen en la alimentación de hombres y mujeres?
Se ha avanzado mucho en cuanto a roles de género, pero en muchos hogares sigue siendo la mujer la única encargada de la planificación alimentaria. Por eso, iniciativas como el proyecto Olimpia no sólo consiguen un beneficio para las mujeres que participan al estar mejor formadas e informadas, sino también para todo el núcleo familiar.
¿Observas que sigue existiendo presión social por tener un cuerpo que cumpla un determinado canon?
A pesar de los avances en la lucha por la diversidad corporal y la aceptación de diferentes tipos de belleza, los medios de comunicación, las redes sociales y la publicidad continúan promoviendo ideales de belleza poco realistas y a menudo inalcanzables, tanto para chicos como chicas, que son muy vulnerables.
Según la experiencia en consulta y tus conocimientos, la preocupación que puedan mostrar las personas para iniciar o mantener una dieta saludable, ¿viene dada por su propia salud o está más vinculada con el cuidado de la imagen corporal?
Cada vez hay una mayor conciencia sobre cómo la alimentación y el estilo de vida condicionan la salud y sobre la sostenibilidad.
Hace años, la mayoría de las consultas eran para perder peso y mejorar el colesterol, ácido úrico… o para el seguimiento de diabetes, alergias o intolerancias alimentarias.
Hoy, sin embargo, muchas personas vienen para mejorar sus hábitos alimentarios, sentirse menos hinchadas o inflamadas y mejorar su bienestar a corto y largo plazo.
Las motivaciones puramente estéticas no son frecuentes. Tanto hombres como mujeres quieren sentirse mejor, compensar los problemas de salud que están experimentando y mejorar su composición corporal, es decir, ganar masa muscular para activar el metabolismo.
Numerosos estudios señalan las posibilidades económicas como un factor determinante a la hora de mantener una alimentación saludable. ¿Qué podemos hacer para comer de forma adecuada con pocos recursos y poco tiempo?
Con un poco de planificación y creatividad, puedes preparar comidas nutritivas y deliciosas, incluso con pocos recursos y tiempo limitado.
Recomiendo hacer siempre una lista de la compra antes de ir al supermercado, con los ingredientes básicos que necesitas para toda la semana, y elegir alimentos nutritivos a precio razonable, como legumbres (lentejas, garbanzos, frijoles...) que son una excelente fuente de proteínas y fibra; huevos, muy versátiles y nutritivos; cereales integrales, guarniciones saciantes y rápidas de preparar; frutas y verduras de temporada, más económicas y normalmente con mejor sabor; conservas de legumbres, atún, verduras, tomate…, son prácticas y económicas; pescado y verduras congeladas, que conservan sus propiedades óptimas y son fáciles de incorporar a tus recetas, etc.
Además, para ahorrar tiempo puedes preparar una cantidad mayor de comida y separar en raciones para otros días, conservándola en la nevera o en el congelador.
Para finalizar, ¿podrías darnos algunas pautas generales para mantener una alimentación saludable?
1. Haz 5 comidas al día. Come cada 4 o 5 horas.
2. Desayuna en la primera hora en que te levantas para restablecer el equilibrio hormonal tras el ayuno nocturno. La comida debe ser antes de las 15 horas y la cena sobre las 21 horas, para optimizar los ritmos circadianos hormonales.
3. Aumenta la ingesta de alimentos ricos en fibra (cereales integrales, fruta, verdura, hortalizas y legumbres), para mejorar el tránsito intestinal y mantener la microbiota (flora intestinal).
4. Consume alimentos frescos y de temporada, que garantizan una óptima calidad nutricional y una alimentación sostenible.
5. Bebe de 1,5 a 2 litros de agua al día; también infusiones sin cafeína, caldos y sopas…
6.Modera la cantidad de azúcar oculto, grasas saturadas y grasas trans (presentes en margarinas, bollería, helados o salsas), más perjudiciales que las saturadas y que suelen aparecer etiquetadas como “grasas vegetales parcialmente hidrogenadas”.
7. Evita otros estresores nutricionales como la sal, un exceso de café, té, bebidas de cola, alcohol, etc.

Cada 16 de octubre desde 1981, se conmemora el Día Mundial de la Alimentación. Proclamado en 1979 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la finalidad de esta jornada es concienciar a los pueblos del mundo sobre el problema alimentario y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.
En la actualidad, millones de personas continúan sufriendo hambre a lo largo y ancho del globo. Pero esta no es la única problemática en relación a la alimentación. Para muchas personas, especialmente en los países con las economías más avanzadas como el nuestro, la creciente brecha económica está aumentando las desigualdades respecto al acceso a una dieta saludable y equilibrada. El encarecimiento de la cesta de la compra, las jornadas laborales interminables o el alejamiento de las zonas rurales, han hecho que comer sano se convierta prácticamente en un lujo que las familias con menos ingresos no pueden permitirse. Los últimos datos sobre obesidad infantil en España -recogidos en el Estudio ALADINO- abalan esta afirmación: el 23,6% de las niñas y niños de hogares de renta baja sufren obesidad, en contraposición al 10,9% de aquellos de familias con mayor capacidad adquisitiva.
Estas circunstancias se ven agravadas en el caso de las mujeres, que sufren en términos generales mayor precariedad laboral y reciben sueldos más bajos, además de asumir en mayor medida la carga del trabajo de cuidados. Esto no solo supone menos tiempo para dedicar atención a sus propios hábitos alimenticios, sino también un mayor abandono de sus necesidades en favor de las del resto de la familia.
Amil López, doctora en farmacia y nutricionista con una amplia trayectoria en el campo de la alimentación saludable y, como ella misma la denomina, la “Dieta Coherente”, imparte en la Fundación Érguete-Integración un taller incluido en el marco del proyecto Olimpia, organizado por la entidad con la colaboración de la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Vigo. Se trata de un espacio de encuentro y participación para mujeres en situación de vulnerabilidad, en el que se fomenta su bienestar a través de la promoción de hábitos saludables y la reflexión crítica sobre la imposición social de estereotipos de género en la construcción de modelos de belleza.
Con el Día Mundial de la Alimentación como telón de fondo, aprovechamos para charlar con Amil y pedirle que nos dé algunos consejos que nos ayuden a mejorar nuestras pautas nutricionales.
¿De qué trata la “Dieta Coherente”? ¿Por qué esta denominación?
La “Dieta Coherente” promueve un estilo de vida basado en la combinación correcta de los alimentos, ejercicio físico y motivación para el cambio de hábitos, con el fin de alcanzar un peso saludable y mejorar la salud.
Coherente hace referencia a “con sentido común”, un estilo de vida compatible con la vida social y sostenible en el tiempo.
La palabra “dieta” se ha devaluado en las últimas décadas, probablemente por su asociación con las denominadas “dietas milagro”, totalmente insostenibles a medio-largo plazo. ¿Qué dirías a aquellas personas que asocian el término con un proceso con inicio y final definidos a corto plazo y una considerable restricción de alimentos?
Toda propuesta de alimentación que prometa una gran pérdida de peso sin esfuerzo, o que prohíba alimentos, es una dieta milagro.
El cambio de hábitos, sin embargo, debe centrarse en activar el metabolismo y reducir el porcentaje de grasa corporal, además de controlar la saciedad. En realidad, es más importante cómo combinamos los alimentos en cada comida que las kilocalorías sumadas del día.
A través del proyecto Olimpia ofreces talleres sobre pautas de alimentación saludable a mujeres ¿Existen diferencias entre las necesidades nutricionales de ellas respecto a las de ellos?
Existen algunas diferencias debido a factores fisiológicos, hormonales y relacionados con el estilo de vida. Por ejemplo, los hombres generalmente requieren más calorías debido a una mayor masa muscular y un metabolismo más rápido.
¿Cuáles son las principales patologías que presentan las mujeres en relación a la alimentación? ¿Difieren de las de los hombres?
Las patologías en mujeres suelen estar relacionadas con las variaciones hormonales, como anemia por falta de hierro debido a menstruaciones abundantes; osteoporosis por falta de vitamina D… También la diabetes y el hipotiroidismo son frecuentes en mujeres gestantes, y en ocasiones no se revierten tras el parto. Además, las mujeres tenemos más riesgo de desarrollar patologías autoinmunes debido al mayor desgaste emocional y al estrés a los que estamos sometidas.
¿Qué recomiendas para su prevención?
La prevención es un factor clave en este tipo de patologías: seguir un estilo de vida saludable y activo -como el que propone Dieta Coherente-, y neutralizar la influencia del estrés crónico a través de una vida social gratificante, puede ayudarnos a prevenir estas problemáticas.
Respecto a los roles y estereotipos de género, ¿consideras que influyen en la alimentación de hombres y mujeres?
Se ha avanzado mucho en cuanto a roles de género, pero en muchos hogares sigue siendo la mujer la única encargada de la planificación alimentaria. Por eso, iniciativas como el proyecto Olimpia no sólo consiguen un beneficio para las mujeres que participan al estar mejor formadas e informadas, sino también para todo el núcleo familiar.
¿Observas que sigue existiendo presión social por tener un cuerpo que cumpla un determinado canon?
A pesar de los avances en la lucha por la diversidad corporal y la aceptación de diferentes tipos de belleza, los medios de comunicación, las redes sociales y la publicidad continúan promoviendo ideales de belleza poco realistas y a menudo inalcanzables, tanto para chicos como chicas, que son muy vulnerables.
Según la experiencia en consulta y tus conocimientos, la preocupación que puedan mostrar las personas para iniciar o mantener una dieta saludable, ¿viene dada por su propia salud o está más vinculada con el cuidado de la imagen corporal?
Cada vez hay una mayor conciencia sobre cómo la alimentación y el estilo de vida condicionan la salud y sobre la sostenibilidad.
Hace años, la mayoría de las consultas eran para perder peso y mejorar el colesterol, ácido úrico… o para el seguimiento de diabetes, alergias o intolerancias alimentarias.
Hoy, sin embargo, muchas personas vienen para mejorar sus hábitos alimentarios, sentirse menos hinchadas o inflamadas y mejorar su bienestar a corto y largo plazo.
Las motivaciones puramente estéticas no son frecuentes. Tanto hombres como mujeres quieren sentirse mejor, compensar los problemas de salud que están experimentando y mejorar su composición corporal, es decir, ganar masa muscular para activar el metabolismo.
Numerosos estudios señalan las posibilidades económicas como un factor determinante a la hora de mantener una alimentación saludable. ¿Qué podemos hacer para comer de forma adecuada con pocos recursos y poco tiempo?
Con un poco de planificación y creatividad, puedes preparar comidas nutritivas y deliciosas, incluso con pocos recursos y tiempo limitado.
Recomiendo hacer siempre una lista de la compra antes de ir al supermercado, con los ingredientes básicos que necesitas para toda la semana, y elegir alimentos nutritivos a precio razonable, como legumbres (lentejas, garbanzos, frijoles...) que son una excelente fuente de proteínas y fibra; huevos, muy versátiles y nutritivos; cereales integrales, guarniciones saciantes y rápidas de preparar; frutas y verduras de temporada, más económicas y normalmente con mejor sabor; conservas de legumbres, atún, verduras, tomate…, son prácticas y económicas; pescado y verduras congeladas, que conservan sus propiedades óptimas y son fáciles de incorporar a tus recetas, etc.
Además, para ahorrar tiempo puedes preparar una cantidad mayor de comida y separar en raciones para otros días, conservándola en la nevera o en el congelador.
Para finalizar, ¿podrías darnos algunas pautas generales para mantener una alimentación saludable?
1. Haz 5 comidas al día. Come cada 4 o 5 horas.
2. Desayuna en la primera hora en que te levantas para restablecer el equilibrio hormonal tras el ayuno nocturno. La comida debe ser antes de las 15 horas y la cena sobre las 21 horas, para optimizar los ritmos circadianos hormonales.
3. Aumenta la ingesta de alimentos ricos en fibra (cereales integrales, fruta, verdura, hortalizas y legumbres), para mejorar el tránsito intestinal y mantener la microbiota (flora intestinal).
4. Consume alimentos frescos y de temporada, que garantizan una óptima calidad nutricional y una alimentación sostenible.
5. Bebe de 1,5 a 2 litros de agua al día; también infusiones sin cafeína, caldos y sopas…
6.Modera la cantidad de azúcar oculto, grasas saturadas y grasas trans (presentes en margarinas, bollería, helados o salsas), más perjudiciales que las saturadas y que suelen aparecer etiquetadas como “grasas vegetales parcialmente hidrogenadas”.
7. Evita otros estresores nutricionales como la sal, un exceso de café, té, bebidas de cola, alcohol, etc.
































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