Día Domingo, 14 de Septiembre de 2025
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El Ártico se queda sin hielo antes de lo esperado: un cambio drástico para el planeta
Desde 1979, el hielo marino del Ártico ha ido reduciéndose a un ritmo alarmante | Imagen ilustrativa generada por I.A. © Xornal21.es
El temido escenario de un Ártico sin hielo podría ocurrir mucho antes de lo previsto, según un estudio reciente que estima que la desaparición total del hielo marino podría ocurrir en agosto de 2027, es decir, apenas en tres años. Este hito, que parecía distante hasta hace poco, tiene el potencial de alterar profundamente el ecosistema global y provocar fenómenos meteorológicos más extremos.
Desde 1979, el hielo marino del Ártico ha ido reduciéndose a un ritmo alarmante, perdiendo más del 12% de su masa cada década. En la actualidad, cubre apenas 4,28 millones de kilómetros cuadrados, muy por debajo de los 6,85 millones de kilómetros cuadrados que ocupaba en los años 80 y 90. Este proceso se ha acelerado debido al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, los cuales provocan el calentamiento global.
El equipo de investigadores internacionales que lideró el estudio utilizó complejos modelos informáticos para predecir este futuro cercano, sugiriendo que, según las estimaciones más pesimistas, el primer día sin hielo en el Ártico podría registrarse entre 2027 y 2030. Los hallazgos, que fueron publicados en la revista Nature Communications el 3 de diciembre de 2024, subrayan la gravedad del problema.
"El primer día sin hielo no cambiará las cosas drásticamente de inmediato, pero sí marcará un punto de inflexión irreversible", explica Alexandra Jahn, una de las autoras del estudio. La desaparición del hielo marino, que actúa como un protector del Ártico al reflejar la luz solar, permitirá que las aguas más oscuras del océano absorban más calor. Esto contribuirá a un círculo vicioso que incrementará aún más las temperaturas no solo en el Ártico, sino también en otras partes del mundo.
Además de sus efectos directos en las temperaturas, este cambio radical afectará los patrones de viento y las corrientes oceánicas, lo que podría desencadenar fenómenos climáticos más extremos en otras regiones del planeta.
Sin embargo, hay un atisbo de esperanza: el estudio resalta que una reducción significativa de las emisiones podría retrasar este proceso, lo que brindaría a la humanidad más tiempo para mitigar los efectos del cambio climático. "Cada acción para reducir las emisiones cuenta", concluye Jahn.
El futuro del Ártico y, por ende, del planeta, depende de las decisiones que tomemos ahora para frenar el calentamiento global. El reloj está corriendo.

El temido escenario de un Ártico sin hielo podría ocurrir mucho antes de lo previsto, según un estudio reciente que estima que la desaparición total del hielo marino podría ocurrir en agosto de 2027, es decir, apenas en tres años. Este hito, que parecía distante hasta hace poco, tiene el potencial de alterar profundamente el ecosistema global y provocar fenómenos meteorológicos más extremos.
Desde 1979, el hielo marino del Ártico ha ido reduciéndose a un ritmo alarmante, perdiendo más del 12% de su masa cada década. En la actualidad, cubre apenas 4,28 millones de kilómetros cuadrados, muy por debajo de los 6,85 millones de kilómetros cuadrados que ocupaba en los años 80 y 90. Este proceso se ha acelerado debido al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, los cuales provocan el calentamiento global.
El equipo de investigadores internacionales que lideró el estudio utilizó complejos modelos informáticos para predecir este futuro cercano, sugiriendo que, según las estimaciones más pesimistas, el primer día sin hielo en el Ártico podría registrarse entre 2027 y 2030. Los hallazgos, que fueron publicados en la revista Nature Communications el 3 de diciembre de 2024, subrayan la gravedad del problema.
"El primer día sin hielo no cambiará las cosas drásticamente de inmediato, pero sí marcará un punto de inflexión irreversible", explica Alexandra Jahn, una de las autoras del estudio. La desaparición del hielo marino, que actúa como un protector del Ártico al reflejar la luz solar, permitirá que las aguas más oscuras del océano absorban más calor. Esto contribuirá a un círculo vicioso que incrementará aún más las temperaturas no solo en el Ártico, sino también en otras partes del mundo.
Además de sus efectos directos en las temperaturas, este cambio radical afectará los patrones de viento y las corrientes oceánicas, lo que podría desencadenar fenómenos climáticos más extremos en otras regiones del planeta.
Sin embargo, hay un atisbo de esperanza: el estudio resalta que una reducción significativa de las emisiones podría retrasar este proceso, lo que brindaría a la humanidad más tiempo para mitigar los efectos del cambio climático. "Cada acción para reducir las emisiones cuenta", concluye Jahn.
El futuro del Ártico y, por ende, del planeta, depende de las decisiones que tomemos ahora para frenar el calentamiento global. El reloj está corriendo.
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