En Galicia, la limpieza de las franjas de protección contra incendios recae exclusivamente sobre los propietarios de terrenos, como si el fuego respetara las fronteras de las fincas privadas. Es cierto que esta medida protege a las viviendas, pero lo curioso es que los costes de esta limpieza, muchas veces excesivos, deben ser asumidos solo por los propietarios, muchos de los cuales son personas mayores o con recursos limitados.

¿Es justo que los dueños de terrenos sean los únicos responsables de esta tarea? ¿No sería más equitativo que las administraciones asumieran también su parte? La prevención de incendios no es un lujo, sino una necesidad colectiva. Es hora de cambiar el modelo actual, donde se imponen sanciones pero no se ofrecen soluciones.

Propongo que las administraciones tomen medidas más solidarias, como el establecimiento de brigadas municipales para realizar las labores de limpieza a precios justos o el aumento de ayudas económicas a los propietarios para que no asuman en solitario el coste de la prevención.

La lucha contra los incendios es un problema que nos afecta a todos, y es momento de que todos, incluidos los responsables públicos, pongamos de nuestra parte. Cuando el monte arde, nos afecta a todos, sin importar si somos propietarios o no.