Lunes, 08 de Septiembre de 2025

Por Alberto Bajjali, CEO de Amovens
Domingo, 26 de Enero de 2025 Tiempo de lectura:
ACTUALIDAD

El dilema de los millennials: entre el ecologismo y el consumismo

Con cada generación, crece la conciencia sobre la urgencia de actuar frente al cambio climático y la necesidad de transformar nuestros hábitos de consumo. Sin embargo, esta creciente preocupación se enfrenta a una contradicción con la realidad: las prácticas de consumo, profundamente arraigadas en un sistema que promueve la inmediatez y la abundancia, no reflejan esos ideales. En el centro de esta paradoja se encuentran los millennials: una generación que, aunque se presenta como defensora de la sostenibilidad, lidia constantemente con contradicciones entre sus valores y sus hábitos de consumo cotidianos.

 

 

Nacidos entre principios de los años 80 y el 2000, los millennials son la primera generación completamente digitalizada. Amantes de la rapidez y la eficiencia, viven conectados las 24 horas del día. Esta hiperconexión no solo define cómo se relacionan con el mundo, sino también cómo toman decisiones de compra, guiadas por la inmediatez, la accesibilidad y una búsqueda casi instintiva de lo práctico.

 

A pesar de todo, los millennials han abrazado iniciativas que promueven un estilo de vida más sostenible. Consumen ropa de segunda mano, fomentan la economía circular y participan activamente en protestas por el clima. Esta generación es consciente del cambio climático, y el 66% reconoce la responsabilidad humana en este fenómeno. Se destacan como los principales usuarios de plataformas que promueven la economía colaborativa, como Vinted, Too Good to Go o Amovens, que ofrecen soluciones para reducir el desperdicio y aprovechar lo que ya existe. Sin embargo, sus valores chocan con un sistema de consumo que sigue promoviendo la inmediatez y las ofertas tentadoras, lo que perpetúa el consumismo extremo.

 

La paradoja verde se hace evidente cuando observamos fenómenos como el Black Friday, que continúan alimentando patrones de consumo que contradicen la sostenibilidad. Las ofertas y la facilidad de las compras digitales a menudo deshacen, en un solo clic, gran parte de los esfuerzos por un consumo más responsable. En este contexto, surge una pregunta clave: ¿Es esta generación hipócrita o son las empresas las que, mediante estrategias persuasivas, desvían sus intenciones responsables hacia el consumo desmedido?

 

En mi opinión, la culpa recae principalmente en las empresas. Actualmente, la sociedad está configurada para que fenómenos como el Black Friday sean irresistibles, reforzando un modelo de consumo voraz. Lo que compramos se ha convertido en una extensión de nuestra identidad, mientras que los referentes culturales, como los influencers, promueven constantemente el consumo. A esto se añaden los descuentos masivos, la obsesión por la entrega inmediata y la mentalidad de "comprar ahora", que sigue dominando el panorama. Los jóvenes se encuentran atrapados entre seguir una brújula ética y rechazar siglos de cultura consumista, mientras son constantemente impulsados por las empresas y la cultura que los rodea.

 

El problema no está en que las empresas hagan negocios, sino en cómo lo hacen. Es crucial encontrar un equilibrio con las nuevas generaciones, integrando la sostenibilidad y la economía circular en sus productos y servicios. En lugar de enfocarse solo en reducir precios o saturar con publicidad agresiva, las empresas deben asumir un papel más proactivo en facilitar elecciones responsables. Solo así podrán alinear sus estrategias con los valores de una generación que valora tanto el impacto ambiental como la accesibilidad.

 

En conclusión, los millennials son una generación profundamente inclinada hacia la sostenibilidad, pero atrapada entre sus aspiraciones y las limitaciones de un sistema que prioriza la conveniencia y el consumo masivo. Aunque han liderado la lucha contra el cambio climático, no pueden ni deben asumir esta responsabilidad por sí solos. Para que sus intenciones se traduzcan en un impacto real, es necesario que tanto las empresas como los gobiernos construyan un marco que haga del consumo sostenible una opción viable, accesible y atractiva para todos. Solo a través de un esfuerzo conjunto se podrá convertir esta visión compartida en una realidad tangible.

 

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