Del Viernes, 12 de Diciembre de 2025 al Domingo, 14 de Diciembre de 2025
ACTUALIDAD
Internet, la fuerza transformadora de la sociedad
El origen de Internet se remonta a la década de 1960, cuando surgió como un proyecto militar en Estados Unidos durante la Guerra Fría. Su creación fue impulsada por la necesidad de desarrollar un sistema de comunicación resistente, capaz de mantenerse operativo incluso en caso de un ataque nuclear.
Durante el siglo XX, vivimos una de las mayores revoluciones tecnológicas que marcó un antes y un después en la sociedad moderna: Internet. Esta herramienta transformó profundamente nuestros hábitos y la forma en que nos comunicamos, compartimos información y nos relacionamos.
Los primeros cibermedios nacieron en Silicon Valley, California, durante las décadas de 1960 y 1970, en plena Guerra Fría. Este contexto llevó a la creación de una malla de comunicación entre las principales zonas del país para garantizar la conectividad en caso de ataques nucleares. Esta malla, similar a una "telaraña", aseguraba que si un punto de comunicación era destruido, los demás permanecieran operativos, garantizando así la continuidad de la transmisión de información. Al principio, esta red también fue un instrumento académico en las universidades, donde Tim Berners-Lee desarrolló y mejoró sus funcionalidades.
En la década de 1960, ARPA, la agencia de proyectos de investigación del Ministerio de Defensa de Estados Unidos, tomó la delantera en la creación de ARPANET, la primera red de computadoras, con la misión de facilitar el intercambio de información. ARPANET fue lanzada en 1972, inicialmente utilizando redes telefónicas. Alrededor de esta red, surgieron los protocolos TCP y IP, que permitían enviar datos en pequeños paquetes y asegurar la identificación de cada dispositivo conectado a la red, respectivamente. Estos protocolos fueron fundamentales para establecer el funcionamiento de Internet tal como lo conocemos.
Ante todo esto, nació el concepto de Dominio. Un dominio no es una marca, sino un derecho para registrarse y adquirir un nombre web. Estos dominios, gestionados por entidades como ICANN, permiten a los usuarios crear direcciones de Internet únicas, como www.ejemplo.com, donde el sufijo puede indicar la naturaleza del sitio (.com, .edu, .gob, .gal, etc.).
Con el paso de los años, los cibermedios fueron creciendo y expandiéndose por todo el mundo. Durante la primera fase de Internet (1993-2000), era un experimento inicial, con pocos usuarios y poca infraestructura. A partir de 2000 y hasta 2013, Internet se convirtió en una herramienta fundamental para los negocios y la comunicación. Durante este período, surgieron nuevos portales y plataformas, como Terra, en España, impulsada por Telefónica, que trajo consigo el uso masivo de la web.
La crisis económica y financiera de principios del siglo XXI ralentizó el crecimiento de los medios digitales, pero también fomentó un enfoque más autónomo en la creación de contenidos. Desde 2013 hasta hoy, la web 2.0 cobró fuerza, dando mayor protagonismo al usuario y simplificando el acceso a la información.
Uno de los cambios más importantes en este proceso de transformación fue la metamorfosis que experimentó Internet. Los medios tradicionales tuvieron que adaptarse a la nueva realidad digital, donde las nuevas tecnologías fueron clave. La gratuidad o los sistemas de pago en línea, por ejemplo, fueron cuestiones que trajeron nuevos retos a la gestión de medios.
Otro proceso importante fue la convergencia y concentración. Grandes grupos empresariales empezaron a adquirir diferentes medios, lo que les permitió centralizar la producción de contenidos y las dinámicas comunicativas. Este fenómeno tuvo especial relevancia en los grandes conglomerados mediáticos, como Prensa Ibérica.
En el siglo XXI, Internet sigue siendo un reflejo de su evolución constante, con un papel central en casi todos los aspectos de la sociedad moderna. Su conectividad global creció significativamente, alcanzando más de 5,5 mil millones de usuarios. Las redes 5G, la digitalización del trabajo y la educación, y los servicios digitales (como bancos, salud y entretenimiento) están definiendo las tendencias actuales. Plataformas sociales como TikTok, Instagram y Facebookmarcan la pauta, pero también presentan nuevos retos como la ciberseguridad, la protección de datos y las fake news, que afectan a la sociedad en general.
La Inteligencia Artificial (IA) y herramientas como ChatGPT también están modelando la manera en que interactuamos con Internet, aumentando la automatización y mejorando la accesibilidad a los servicios. A su vez, la economía digitalabarca desde el comercio electrónico (como Amazon) hasta las criptomonedas, pero también abre debates sobre el impacto medioambiental y la brecha digital.
En el horizonte, proyectos como el Metaverso y el Internet de las Cosas (IoT) representan un futuro cada vez más interconectado, donde nuestra vida diaria estará influenciada por dispositivos conectados, desde los electrodomésticos hasta las ciudades inteligentes.
En conclusión, Internet continúa siendo una fuerza transformadora que redefine nuestra forma de vivir, trabajar y relacionarnos, mientras ofrece desafíos y oportunidades sin precedentes para el futuro.

El origen de Internet se remonta a la década de 1960, cuando surgió como un proyecto militar en Estados Unidos durante la Guerra Fría. Su creación fue impulsada por la necesidad de desarrollar un sistema de comunicación resistente, capaz de mantenerse operativo incluso en caso de un ataque nuclear.
Durante el siglo XX, vivimos una de las mayores revoluciones tecnológicas que marcó un antes y un después en la sociedad moderna: Internet. Esta herramienta transformó profundamente nuestros hábitos y la forma en que nos comunicamos, compartimos información y nos relacionamos.
Los primeros cibermedios nacieron en Silicon Valley, California, durante las décadas de 1960 y 1970, en plena Guerra Fría. Este contexto llevó a la creación de una malla de comunicación entre las principales zonas del país para garantizar la conectividad en caso de ataques nucleares. Esta malla, similar a una "telaraña", aseguraba que si un punto de comunicación era destruido, los demás permanecieran operativos, garantizando así la continuidad de la transmisión de información. Al principio, esta red también fue un instrumento académico en las universidades, donde Tim Berners-Lee desarrolló y mejoró sus funcionalidades.
En la década de 1960, ARPA, la agencia de proyectos de investigación del Ministerio de Defensa de Estados Unidos, tomó la delantera en la creación de ARPANET, la primera red de computadoras, con la misión de facilitar el intercambio de información. ARPANET fue lanzada en 1972, inicialmente utilizando redes telefónicas. Alrededor de esta red, surgieron los protocolos TCP y IP, que permitían enviar datos en pequeños paquetes y asegurar la identificación de cada dispositivo conectado a la red, respectivamente. Estos protocolos fueron fundamentales para establecer el funcionamiento de Internet tal como lo conocemos.
Ante todo esto, nació el concepto de Dominio. Un dominio no es una marca, sino un derecho para registrarse y adquirir un nombre web. Estos dominios, gestionados por entidades como ICANN, permiten a los usuarios crear direcciones de Internet únicas, como www.ejemplo.com, donde el sufijo puede indicar la naturaleza del sitio (.com, .edu, .gob, .gal, etc.).
Con el paso de los años, los cibermedios fueron creciendo y expandiéndose por todo el mundo. Durante la primera fase de Internet (1993-2000), era un experimento inicial, con pocos usuarios y poca infraestructura. A partir de 2000 y hasta 2013, Internet se convirtió en una herramienta fundamental para los negocios y la comunicación. Durante este período, surgieron nuevos portales y plataformas, como Terra, en España, impulsada por Telefónica, que trajo consigo el uso masivo de la web.
La crisis económica y financiera de principios del siglo XXI ralentizó el crecimiento de los medios digitales, pero también fomentó un enfoque más autónomo en la creación de contenidos. Desde 2013 hasta hoy, la web 2.0 cobró fuerza, dando mayor protagonismo al usuario y simplificando el acceso a la información.
Uno de los cambios más importantes en este proceso de transformación fue la metamorfosis que experimentó Internet. Los medios tradicionales tuvieron que adaptarse a la nueva realidad digital, donde las nuevas tecnologías fueron clave. La gratuidad o los sistemas de pago en línea, por ejemplo, fueron cuestiones que trajeron nuevos retos a la gestión de medios.
Otro proceso importante fue la convergencia y concentración. Grandes grupos empresariales empezaron a adquirir diferentes medios, lo que les permitió centralizar la producción de contenidos y las dinámicas comunicativas. Este fenómeno tuvo especial relevancia en los grandes conglomerados mediáticos, como Prensa Ibérica.
En el siglo XXI, Internet sigue siendo un reflejo de su evolución constante, con un papel central en casi todos los aspectos de la sociedad moderna. Su conectividad global creció significativamente, alcanzando más de 5,5 mil millones de usuarios. Las redes 5G, la digitalización del trabajo y la educación, y los servicios digitales (como bancos, salud y entretenimiento) están definiendo las tendencias actuales. Plataformas sociales como TikTok, Instagram y Facebookmarcan la pauta, pero también presentan nuevos retos como la ciberseguridad, la protección de datos y las fake news, que afectan a la sociedad en general.
La Inteligencia Artificial (IA) y herramientas como ChatGPT también están modelando la manera en que interactuamos con Internet, aumentando la automatización y mejorando la accesibilidad a los servicios. A su vez, la economía digitalabarca desde el comercio electrónico (como Amazon) hasta las criptomonedas, pero también abre debates sobre el impacto medioambiental y la brecha digital.
En el horizonte, proyectos como el Metaverso y el Internet de las Cosas (IoT) representan un futuro cada vez más interconectado, donde nuestra vida diaria estará influenciada por dispositivos conectados, desde los electrodomésticos hasta las ciudades inteligentes.
En conclusión, Internet continúa siendo una fuerza transformadora que redefine nuestra forma de vivir, trabajar y relacionarnos, mientras ofrece desafíos y oportunidades sin precedentes para el futuro.

















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