En la planta de Porsche en Leipzig, la precisión y la calidad son las máximas prioridades en el proceso de pintura de sus vehículos. Aunque los robots llevan décadas mejorando la eficiencia y seguridad en los talleres de pintura, la reciente incorporación de tecnología avanzada e inteligencia artificial ha optimizado significativamente la inspección de calidad.

Tradicionalmente, la inspección visual era realizada por personas para detectar posibles defectos de pintura, pero estaba sujeta a errores humanos. Sin embargo, la implementación de un sistema automatizado de detección de fallos, con potentes sensores y brazos robóticos, ha acelerado enormemente el proceso. Cada vehículo es escaneado meticulosamente, realizando hasta 100.000 imágenes en solo 72 segundos, que son analizadas por una red de diez ordenadores.

La detección de anomalías, desde imperfecciones finas hasta partículas de polvo, se realiza con una precisión milimétrica. La inteligencia artificial facilita la categorización y el análisis de los defectos, mejorando constantemente el proceso de pintura. Lo que antes era un proceso laborioso, ahora se recuerda automáticamente en menos de 100 segundos, manteniendo los altos estándares de calidad que caracterizan a Porsche.