En su ópera prima, Drew Hancock mezcla el género de terror y thriller de ciencia ficción con una propuesta que explora las complejidades de las relaciones humanas y la obsesión por la conexión emocional. La acompañante sitúa a sus personajes en un futuro donde la soledad y la desconexión social son abordadas a través de una aplicación tecnológica que promete mejorar las vidas de las personas, pero a un alto precio.

La trama, protagonizada por Sophie Thatcher y Jack Quaid, construye un mundo donde los individuos se ven atrapados en un sistema que manipula las emociones y las relaciones, llevando a los personajes a cuestionar su realidad. La película mantiene una atmósfera tensa, especialmente cuando la historia comienza a revelar los oscuros secretos detrás de las "conexiones perfectas" que ofrece la aplicación.

Aunque la propuesta es interesante y el filme consigue generar intriga, hay momentos en los que la trama pierde fuerza debido a algunos huecos en el guion y un ritmo algo desigual. La reflexión sobre el impacto de las nuevas tecnologías en las relaciones interpersonales es convincente, pero no acaba de profundizar todo lo que podría, lo que impide que la película alcance su máximo potencial.