A los padres y madres de la ciudad de Vigo
A los jóvenes vigueses
A la sociedad viguesa
A Abel Caballero, Xabier Pérez y Luisa Sánchez
Hoy, martes de carnaval, tras una larga noche en la que lograr descansar en muchos domicilios fue realmente complicado, amanecimos una vez más en el centro de la ciudad con imágenes desoladoras y preocupantes.
Los más madrugadores del barrio, aquellos que tenían que cumplir con sus obligaciones laborales o quienes salen a correr o pasear con sus mascotas, se encontraron con un panorama más propio de un país tercermundista que de una ciudad que presume de ser la más limpia del mundo. Además, caminar o hacer deporte se convirtió en un desafío, ya que era necesario medir cada pisada para evitar accidentes.
Empecemos por la calle Pontevedra, una vía oscura plagada de locales de ocio nocturno y eternamente olvidada. La calle y la calzada eran un mar de bolsas de plástico, botellas, vasos, cristales, alcohol derramado, colillas, etc., como si un tornado hubiese esparcido la basura por todos los rincones.
En la rotonda de Areal con calle Pontevedra, los servicios de limpieza se afanaban en retirar los restos de botellas y cristales que ponían en grave riesgo a los conductores más madrugadores, borrando toda huella de lo ocurrido durante la noche. Ya lo dice el dicho: “ojos que no ven, corazón que no siente”. Hay que vivirlo en persona para ser conscientes del punto irracional al que hemos llegado “celebrando” botellones y macrobotellones en pleno centro de la ciudad.
En la plaza de la Estrella ocurría lo mismo. Empleados de una contrata de limpieza trabajaban para recoger cientos de botellas y basura “olvidadas” por los jóvenes la pasada noche. Botellas, vasos, restos de disfraces, bolsas de plástico, desperdicios y cientos de cristales rotos cubrían la plaza, dificultando enormemente la labor de los trabajadores. Grandes bolsas de basura se acumulaban por toda la zona.
Al caminar hacia el Náutico, las pisadas se pegaban al suelo debido al alcohol derramado. El olor era repugnante: una mezcla de orina, heces, nicotina, vómitos y alcohol. Y que nadie se sorprenda con esta descripción, porque quienes no tienen dónde orinar o defecar lo hacen en portales o jardines. Ese hedor persiste en muchas zonas hasta que la lluvia lo arrastra, ya que los servicios de limpieza no pueden llegar a todas partes.
Llama especialmente la atención la cantidad de botellas de alcohol abandonadas y la gran cantidad de restos de vómito esparcidos por todas partes, dos cosas íntimamente relacionadas.
Este panorama se repetía en todo el Náutico, el entorno de La Laxe, Rosalía de Castro, Inés Pérez de Zeta, los jardines de la Alameda y del Areal, la plaza de Portugal y muchas otras zonas.
Los vigueses y las viguesas hemos normalizado muchas cosas que no son normales en nuestra ciudad. Una de ellas es el ruido, un problema sobre el que la Asociación Vigo Centro se ha pronunciado en numerosas ocasiones. Lamentablemente, Vigo es la ciudad más ruidosa de España. Otra situación que se ha normalizado es el botellón en el centro. Resulta alarmante la cantidad de padres y madres que hemos asumido como habitual que nuestros hijos beban enormes cantidades de alcohol en la calle, hasta el punto de que muchos terminan en coma etílico en cada botellón que se celebra.
Para justificar este comportamiento juvenil durante los fines de semana, a menudo escuchamos comentarios como: “Son jóvenes y tienen que pasarlo bien”, “Vosotros también lo hicisteis”, “No tienen a dónde ir”, “Dejad que disfruten”. Estas afirmaciones contribuyen a normalizar una conducta que no lo es, y que incluso las propias autoridades han prohibido debido a los riesgos que conlleva para la salud, la convivencia y el medioambiente.
Quienes hemos crecido y salido de marcha en esta ciudad podemos afirmar que jamás se alcanzaron en la vía pública, y a la vista de todos, unos niveles tan altos de consumo de alcohol y drogas, de ruido, de basura y de aglomeraciones como los que vemos hoy. Y también podemos decir que el respeto hacia los vecinos y las normas de convivencia era muy distinto.
En Vigo hemos normalizado el botellón. Pero no es normal.
No es normal beber hasta perder el sentido y desmayarse en la acera durante horas, o hasta que llega una ambulancia.
No es normal que las drogas pasen de mano en mano con total impunidad.
No es normal destrozar botellas contra el suelo, sabiendo que al día siguiente por allí jugarán niños o pasearán mascotas.
No es normal aprovecharse del estado de embriaguez de un amigo o amiga.
No es normal orinar y defecar en portales y jardines.
No es normal abandonar la basura en los espacios públicos, dañando el medioambiente.
No es normal pelearse con tanta rabia que parece que se quiere matar al otro.
No es normal destrozar el mobiliario urbano por el simple placer de hacerlo.
No es normal gritar y cantar durante toda la noche debajo de los domicilios de personas que pueden ser nuestros abuelos, tíos, padres, hermanos o enfermos que necesitan descansar.
No es normal que el dinero de nuestros impuestos se destine a limpiar la basura que nuestros jóvenes dejan en cada botellón o fiesta.
No es normal que la edad media de quienes hacen todo esto ronde los 16 años.
No es normal que nadie haga nada para controlarlo.
Tenemos una responsabilidad con la próxima generación de vigueses y viguesas, con aquellos que tendrán que construir el futuro de nuestra ciudad. Y lo que ellos serán y harán se está forjando ahora mismo. Esa responsabilidad empieza ya y comienza por no ignorar el problema mirando hacia otro lado.
Como padres, debemos dejar de pensar que los hijos de otros son los que se comportan así. Como sociedad y como políticos, tenemos un compromiso que nos obliga a actuar ante lo que está ocurriendo delante de nuestras narices. Porque si hay algo en lo que estamos de acuerdo padres, sociedad y políticos, es en que queremos una juventud sana y fuerte, respetuosa y solidaria, con un mínimo de compromiso con su entorno.
Tenemos que hacer algo, y tenemos que hacerlo ya. Se lo debemos a nuestros hijos e hijas. Se lo debemos al futuro de nuestra ciudad.
Alba Novoa
Presidenta de la Asociación Vigo Centro
4 de marzo de 2025
(Imágenes tomadas a las 7 de la mañana del día de hoy.)
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