Galicia
La pesca ilegal portuguesa en aguas gallegas amenaza la recuperación del pulpo
El pasado miércoles 2 de abril, la Guardia Civil del Mar interceptó un barco pesquero portugués faenando ilegalmente en aguas españolas con artes prohibidas y capturas de pulpo a bordo, justo cuando la veda de esta especie acaba de entrar en vigor. Este incidente reaviva un conflicto histórico que los pescadores gallegos llevan denunciando durante años.
Los profesionales del mar, especialmente los de A Guarda, llevan décadas sufriendo la competencia desleal de barcos portugueses que operan en aguas españolas sin respetar la normativa. Mientras la flota gallega cumple escrupulosamente con los periodos de veda, los descansos semanales y las restricciones de artes de pesca, sus homólogos portugueses aprovechan estas limitaciones para faenar indiscriminadamente.
Uno de los mayores problemas son los llamados "tarros" o "alcatruces", unas trampas de plástico prohibidas en España que los pescadores portugueses dejan permanentemente en los caladeros gallegos. Estas artes no solo capturan pulpo durante todo el año, sino que además contaminan el fondo marino y dificultan el ciclo reproductivo de la especie.
La situación ha llevado al colapso de la pesquería del pulpo. Mientras en 2003 y 2004 se capturaban más de 170.000 kilos anuales en A Guarda, con valores superiores a los 800.000 euros, en 2024 apenas se alcanzaron los 2.289 kilos, por un valor de 23.654 euros.
El reciente Plan Experimental del Pulpo 2025-2026 ha ampliado el periodo de veda a tres meses (del 1 de abril al 1 de julio) para intentar recuperar la especie. Sin embargo, estos esfuerzos se ven saboteados por la pesca ilegal portuguesa.
Los pescadores gallegos han mostrado su satisfacción por la reciente actuación de la Guardia Civil del Mar y el Servizo de Gardacostas de Galicia, pero piden mayor vigilancia y que se aprovechen estos tres meses de veda para retirar los miles de "tarros" ilegales que siguen en sus caladeros.
Este conflicto tiene sus raíces en el Convenio de Boa Vizinhança firmado en 1981, donde ya se establecían las artes permitidas y los periodos de veda. Los pescadores gallegos exigen que se cumplan estos acuerdos y que las administraciones actúen con mayor firmeza para proteger sus recursos pesqueros.

El pasado miércoles 2 de abril, la Guardia Civil del Mar interceptó un barco pesquero portugués faenando ilegalmente en aguas españolas con artes prohibidas y capturas de pulpo a bordo, justo cuando la veda de esta especie acaba de entrar en vigor. Este incidente reaviva un conflicto histórico que los pescadores gallegos llevan denunciando durante años.
Los profesionales del mar, especialmente los de A Guarda, llevan décadas sufriendo la competencia desleal de barcos portugueses que operan en aguas españolas sin respetar la normativa. Mientras la flota gallega cumple escrupulosamente con los periodos de veda, los descansos semanales y las restricciones de artes de pesca, sus homólogos portugueses aprovechan estas limitaciones para faenar indiscriminadamente.
Uno de los mayores problemas son los llamados "tarros" o "alcatruces", unas trampas de plástico prohibidas en España que los pescadores portugueses dejan permanentemente en los caladeros gallegos. Estas artes no solo capturan pulpo durante todo el año, sino que además contaminan el fondo marino y dificultan el ciclo reproductivo de la especie.
La situación ha llevado al colapso de la pesquería del pulpo. Mientras en 2003 y 2004 se capturaban más de 170.000 kilos anuales en A Guarda, con valores superiores a los 800.000 euros, en 2024 apenas se alcanzaron los 2.289 kilos, por un valor de 23.654 euros.
El reciente Plan Experimental del Pulpo 2025-2026 ha ampliado el periodo de veda a tres meses (del 1 de abril al 1 de julio) para intentar recuperar la especie. Sin embargo, estos esfuerzos se ven saboteados por la pesca ilegal portuguesa.
Los pescadores gallegos han mostrado su satisfacción por la reciente actuación de la Guardia Civil del Mar y el Servizo de Gardacostas de Galicia, pero piden mayor vigilancia y que se aprovechen estos tres meses de veda para retirar los miles de "tarros" ilegales que siguen en sus caladeros.
Este conflicto tiene sus raíces en el Convenio de Boa Vizinhança firmado en 1981, donde ya se establecían las artes permitidas y los periodos de veda. Los pescadores gallegos exigen que se cumplan estos acuerdos y que las administraciones actúen con mayor firmeza para proteger sus recursos pesqueros.
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