SALUD: un mundo donde la media de uso diario de pantallas supera las 10 horas
El síndrome del ojo seco: la pandemia ocular del siglo XXI que afecta a 15 millones de españoles
En la era digital, una de cada tres personas en España padece síndrome del ojo seco, según los últimos datos de General Óptica. Lo más alarmante es que solo el 45% de los afectados están diagnosticados, lo que significa que millones de personas sufren diariamente molestias oculares sin conocer su verdadera causa. Lo que antes era un problema asociado al envejecimiento, se ha convertido en una epidemia que afecta a todas las edades, especialmente a jóvenes y adultos expuestos durante horas a pantallas digitales.
El uso masivo de dispositivos electrónicos ha multiplicado los casos de forma exponencial. Estudios recientes revelan que el 68% de los diagnósticos en menores de 40 años están directamente relacionados con el abuso de smartphones, tablets y ordenadores. El problema radica en que al fijar la vista en las pantallas, reducimos el parpadeo hasta en un 60%, lo que impide la correcta distribución de la película lagrimal. A esto se suman otros factores desencadenantes como la contaminación ambiental, que es responsable del 23% de los casos en zonas urbanas, y los sistemas de climatización artificial que resecan el ambiente.
Los síntomas van mucho más allá de una simple molestia pasajera. Los pacientes describen una sensación constante de arenilla en los ojos, episodios de visión borrosa que solo mejoran al parpadear, enrojecimiento crónico y fotofobia (hipersensibilidad a la luz). Uno de los fenómenos más paradójicos es el lagrimeo excesivo, que en realidad es una señal de alarma: el ojo produce lágrimas de emergencia, pero de tan mala calidad que no alivian la sequedad.
El diagnóstico ha evolucionado gracias a las nuevas tecnologías. Las ópticas más avanzadas disponen ahora de microscopios especulares para analizar la calidad y cantidad de la lágrima, sistemas de imagen térmica para evaluar las glándulas de Meibomio (responsables de la capa lipídica) y análisis de biomarcadores que detectan inflamación ocular. Estos avances permiten tratamientos personalizados que van mucho más allá de las tradicionales lágrimas artificiales.
La medicina ocular ha desarrollado soluciones innovadoras para combatir este mal. Entre las más efectivas destacan la terapia de luz pulsada para regenerar glándulas lagrimales, suplementos nutricionales con omega-7 y vitaminas específicas, lentes de contacto especiales que retienen humedad y colirios elaborados con factores de crecimiento autólogos. Cada tratamiento se adapta al tipo específico de ojo seco que padece el paciente, ya sea por deficiencia acuosa, evaporativa o mixta.
Los expertos advierten sobre las graves consecuencias de no tratar adecuadamente esta patología. A largo plazo puede derivar en úlceras corneales (presentes en el 12% de casos graves), pérdida visual permanente por cicatrización de la córnea e intolerancia a las lentes de contacto en el 30% de los pacientes. La Dra. Viviana Outeda, especialista en superficie ocular, es contundente: "No es normal tener los ojos rojos al final del día. Esa molestia que mucha gente considera normal es el primer aviso de un problema que puede agravarse".
La prevención sigue siendo la mejor arma contra este mal contemporáneo. Los especialistas insisten en ajustar el brillo de las pantallas y usar filtros de luz azul, mantener una humedad ambiental adecuada en espacios de trabajo, realizar revisiones oculares anuales aunque no haya síntomas evidentes y seguir una dieta mediterránea rica en antioxidantes y ácidos grasos esenciales.
En un mundo donde la media de uso diario de pantallas supera las 10 horas, los expertos advierten que esta patología seguirá aumentando. Las ópticas ya se están preparando para hacer frente a lo que muchos denominan "la pandemia silenciosa de los ojos", un problema de salud visual que refleja los cambios profundos en nuestros hábitos de vida. La concienciación y el diagnóstico precoz son hoy más necesarios que nunca para preservar uno de nuestros sentidos más valiosos.

En la era digital, una de cada tres personas en España padece síndrome del ojo seco, según los últimos datos de General Óptica. Lo más alarmante es que solo el 45% de los afectados están diagnosticados, lo que significa que millones de personas sufren diariamente molestias oculares sin conocer su verdadera causa. Lo que antes era un problema asociado al envejecimiento, se ha convertido en una epidemia que afecta a todas las edades, especialmente a jóvenes y adultos expuestos durante horas a pantallas digitales.
El uso masivo de dispositivos electrónicos ha multiplicado los casos de forma exponencial. Estudios recientes revelan que el 68% de los diagnósticos en menores de 40 años están directamente relacionados con el abuso de smartphones, tablets y ordenadores. El problema radica en que al fijar la vista en las pantallas, reducimos el parpadeo hasta en un 60%, lo que impide la correcta distribución de la película lagrimal. A esto se suman otros factores desencadenantes como la contaminación ambiental, que es responsable del 23% de los casos en zonas urbanas, y los sistemas de climatización artificial que resecan el ambiente.
Los síntomas van mucho más allá de una simple molestia pasajera. Los pacientes describen una sensación constante de arenilla en los ojos, episodios de visión borrosa que solo mejoran al parpadear, enrojecimiento crónico y fotofobia (hipersensibilidad a la luz). Uno de los fenómenos más paradójicos es el lagrimeo excesivo, que en realidad es una señal de alarma: el ojo produce lágrimas de emergencia, pero de tan mala calidad que no alivian la sequedad.
El diagnóstico ha evolucionado gracias a las nuevas tecnologías. Las ópticas más avanzadas disponen ahora de microscopios especulares para analizar la calidad y cantidad de la lágrima, sistemas de imagen térmica para evaluar las glándulas de Meibomio (responsables de la capa lipídica) y análisis de biomarcadores que detectan inflamación ocular. Estos avances permiten tratamientos personalizados que van mucho más allá de las tradicionales lágrimas artificiales.
La medicina ocular ha desarrollado soluciones innovadoras para combatir este mal. Entre las más efectivas destacan la terapia de luz pulsada para regenerar glándulas lagrimales, suplementos nutricionales con omega-7 y vitaminas específicas, lentes de contacto especiales que retienen humedad y colirios elaborados con factores de crecimiento autólogos. Cada tratamiento se adapta al tipo específico de ojo seco que padece el paciente, ya sea por deficiencia acuosa, evaporativa o mixta.
Los expertos advierten sobre las graves consecuencias de no tratar adecuadamente esta patología. A largo plazo puede derivar en úlceras corneales (presentes en el 12% de casos graves), pérdida visual permanente por cicatrización de la córnea e intolerancia a las lentes de contacto en el 30% de los pacientes. La Dra. Viviana Outeda, especialista en superficie ocular, es contundente: "No es normal tener los ojos rojos al final del día. Esa molestia que mucha gente considera normal es el primer aviso de un problema que puede agravarse".
La prevención sigue siendo la mejor arma contra este mal contemporáneo. Los especialistas insisten en ajustar el brillo de las pantallas y usar filtros de luz azul, mantener una humedad ambiental adecuada en espacios de trabajo, realizar revisiones oculares anuales aunque no haya síntomas evidentes y seguir una dieta mediterránea rica en antioxidantes y ácidos grasos esenciales.
En un mundo donde la media de uso diario de pantallas supera las 10 horas, los expertos advierten que esta patología seguirá aumentando. Las ópticas ya se están preparando para hacer frente a lo que muchos denominan "la pandemia silenciosa de los ojos", un problema de salud visual que refleja los cambios profundos en nuestros hábitos de vida. La concienciación y el diagnóstico precoz son hoy más necesarios que nunca para preservar uno de nuestros sentidos más valiosos.
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