Del Viernes, 12 de Diciembre de 2025 al Domingo, 14 de Diciembre de 2025
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Expertos analizan cómo mejorar la calidad de vida en la nueva longevidad
La comunicación, el ejercicio físico y la tecnología se perfilan como pilares clave para fomentar el bienestar emocional en la etapa sénior, según se abordó en el V Seminario Académico ‘Bienestar emocional y calidad de vida en la nueva longevidad’, organizado por el Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE y la Universidad Carlos III de Madrid.
Durante el encuentro, el filósofo José Antonio Marina subrayó la importancia de desarrollar “una pedagogía de la senectud” y explicó que “cada persona debe preparar su propia vejez”. También insistió en que la comunicación es esencial para combatir la soledad no deseada y que la felicidad en cualquier etapa de la vida depende de tres necesidades: confort, relaciones afectivas y capacidad de acción.
El acto contó con la presencia de la secretaria de Estado de Derechos Sociales, Rosa Martínez Rodríguez, y del embajador de España en la OCDE, Ximo Puig, además de otros investigadores y profesores. Juan Fernández Palacios, director del centro organizador, recordó que más de 15 millones de personas mayores generan el 26% del PIB y el 60% del consumo nacional.
La tecnología también tuvo un papel protagonista. Marian García-Prieto, CEO de ia4life i+d, explicó que “la Inteligencia Artificial y el Internet de las Cosas mejoran el cuidado y la independencia de mayores en zonas rurales”. Según Sara Doménech Pou, investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona, los robots sociales promueven la interacción y reducen la soledad en residencias.
El ejercicio físico fue otro de los focos principales. Juan Colado, de la Universidad de Valencia, presentó los resultados del proyecto NEUROAGE, que demuestra que “el entrenamiento de fuerza combinado con suplementación funcional mejora el bienestar integral” en personas mayores. A su juicio, “entrenar en la madurez es posible y transformador”.
La genética también se abordó en la jornada. Ana María Fernández Araque, de la Universidad de Valladolid, destacó que ciertos polimorfismos genéticos están vinculados a la fuerza muscular y la calidad de vida, y defendió integrar la genética en las políticas de salud pública.
Finalmente, Eduard Minobes, de la Universitat de Vic, presentó el proyecto ‘Vivir Mejor en Casa’, orientado a personas mayores dependientes. La iniciativa, centrada en el entorno domiciliario, mostró resultados positivos pese al deterioro físico y emocional de los participantes, gracias a intervenciones personalizadas y formación a cuidadores.

La comunicación, el ejercicio físico y la tecnología se perfilan como pilares clave para fomentar el bienestar emocional en la etapa sénior, según se abordó en el V Seminario Académico ‘Bienestar emocional y calidad de vida en la nueva longevidad’, organizado por el Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE y la Universidad Carlos III de Madrid.
Durante el encuentro, el filósofo José Antonio Marina subrayó la importancia de desarrollar “una pedagogía de la senectud” y explicó que “cada persona debe preparar su propia vejez”. También insistió en que la comunicación es esencial para combatir la soledad no deseada y que la felicidad en cualquier etapa de la vida depende de tres necesidades: confort, relaciones afectivas y capacidad de acción.
El acto contó con la presencia de la secretaria de Estado de Derechos Sociales, Rosa Martínez Rodríguez, y del embajador de España en la OCDE, Ximo Puig, además de otros investigadores y profesores. Juan Fernández Palacios, director del centro organizador, recordó que más de 15 millones de personas mayores generan el 26% del PIB y el 60% del consumo nacional.
La tecnología también tuvo un papel protagonista. Marian García-Prieto, CEO de ia4life i+d, explicó que “la Inteligencia Artificial y el Internet de las Cosas mejoran el cuidado y la independencia de mayores en zonas rurales”. Según Sara Doménech Pou, investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona, los robots sociales promueven la interacción y reducen la soledad en residencias.
El ejercicio físico fue otro de los focos principales. Juan Colado, de la Universidad de Valencia, presentó los resultados del proyecto NEUROAGE, que demuestra que “el entrenamiento de fuerza combinado con suplementación funcional mejora el bienestar integral” en personas mayores. A su juicio, “entrenar en la madurez es posible y transformador”.
La genética también se abordó en la jornada. Ana María Fernández Araque, de la Universidad de Valladolid, destacó que ciertos polimorfismos genéticos están vinculados a la fuerza muscular y la calidad de vida, y defendió integrar la genética en las políticas de salud pública.
Finalmente, Eduard Minobes, de la Universitat de Vic, presentó el proyecto ‘Vivir Mejor en Casa’, orientado a personas mayores dependientes. La iniciativa, centrada en el entorno domiciliario, mostró resultados positivos pese al deterioro físico y emocional de los participantes, gracias a intervenciones personalizadas y formación a cuidadores.

















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