Este jueves 15 de mayo a las 19:00 horas, el auditorio del CIFP Audiovisual de Vigo será escenario del estreno del videopodcast Somos Acubillo, un proyecto impulsado por las ONGs Agareso y Provivienda, con el apoyo de la Fundación “laCaixa”. La iniciativa, de acceso gratuito hasta completar aforo, dará voz a un grupo de personas en situación de exclusión económica y social grave, quienes relatarán en primera persona cómo la desigualdad impacta en su acceso a vivienda, empleo y salud mental.

Historias crudas, datos contundentes
Miguel, Yasseyda, Alfonso, Mahyreth, Belén, Rosa Esther, Rosbelys y Euro protagonizan este trabajo de periodismo ciudadano, desarrollado durante meses. A través de sus testimonios, entrelazados con datos y opiniones de expertos, el podcast expone cómo la burocracia, la falta de oportunidades y la inestabilidad residencial agravan su vulnerabilidad. Ana Pardo, presidenta de EAPN y directora de Provivienda en Galicia, y Montse Roca, técnica de Emaús, aportan análisis sobre un problema que afecta al 25,5% de la población gallega (690.000 personas), según la Red Europea de Lucha contra la Pobreza.

Vivienda: el talón de Aquiles de la exclusión
El informe revela que el 8,2% de los gallegos (230.000 personas) sufren privación material severa, con la vivienda como factor clave: el 19,5% de quienes están en pobreza destinan más del 50% de sus ingresos a pagar un techo. Esta crisis golpea especialmente a mujeres, menores, familias monoparentales (52,7%), migrantes, solicitantes de asilo y parados de larga duración. “La inestabilidad residencial no solo dificulta el acceso a educación o empleo, sino que acelera la exclusión hasta situaciones extremas”, subrayan desde el proyecto.

Un grito colectivo contra la invisibilidad
Somos Acubillo culmina un proceso formativo en comunicación participativa iniciado en octubre. No es solo un podcast: es un ejercicio de dignidad. Tras la proyección, el público podrá debatir con los protagonistas, quienes buscan convertir sus historias en un llamado a la acción. “Queremos que se escuchen las voces de quienes sistemáticamente son silenciados”, explican las ONGs.