Rechazo masivo al nuevo trazado de la A-52

La ciudadanía de Mos y Vigo ha alzado la voz con fuerza contra el nuevo trazado propuesto por el Ministerio de Transportes para la autovía A-52, en una jornada marcada por la indignación y la sensación de abandono institucional. Centenares de personas marcharon este jueves por las calles del municipio para denunciar lo que consideran un ataque frontal a su territorio, sus viviendas y su futuro. La protesta también exigió la liberación inmediata de la peaje de la AP-9 entre Puxeiros y O Porriño, una demanda histórica ignorada sistemáticamente por los sucesivos gobiernos.

La movilización, impulsada por la plataforma vecinal DefendeMos y respaldada por el propio Concello de Mos, tuvo una gran participación. Se sumaron además vecinos y vecinas de parroquias viguesas gravemente afectadas, especialmente de Bembrive, lo que da cuenta del alcance y la gravedad de un proyecto que nace sin consenso y con un fuerte rechazo social.

Desde las rotondas de Costilleta y As Angustias hasta la Avenida de Sanguiñeda, los manifestantes dejaron claro su hartazgo. "No vamos a tolerar más imposiciones desde Madrid sin diálogo ni respeto", gritaban pancartas entre el claxon de los coches y los aplausos vecinales.

La alcaldesa de Mos, Nidia Arévalo, presente en la protesta, fue tajante: "El nuevo trazado destruye suelo urbanizable, obliga a demoler empresas que hoy están generando empleo, y ni siquiera conecta con Mos. ¿Qué sentido tiene una infraestructura que perjudica al municipio y no soluciona nada?". Arévalo también criticó duramente la falta de alternativas reales para la actual A-55, una de las autovías con mayor siniestralidad de Galicia. "Mientras el Ministerio planea obras faraónicas para 2030, aquí seguimos jugándonos la vida cada día", denunció.

Una de las principales reivindicaciones de la jornada fue la gratuitidad de la AP-9 en el tramo entre Puxeiros y O Porriño, algo que según la alcaldesa permitiría descongestionar la A-55 de forma inmediata, sin impacto ambiental y sin más agresiones al territorio. "Tenemos una autopista al lado que apenas se usa. Es de sentido común liberar ese tramo ya", insistió.

La protesta también puso en evidencia el descontento generalizado con un modelo de planificación que prioriza la burocracia técnica sobre la voluntad popular. El Concello de Mos recordó que la ciudadanía ha presentado más de 30.000 alegaciones al proyecto, una cifra que refleja el enorme rechazo social.

El acto de este 16 de mayo ha sido una demostración clara de que la población de Mos no está dispuesta a quedarse de brazos cruzados. "No es progreso si destruye lo que somos", fue una de las consignas más repetidas. Y todo apunta a que, si no hay rectificación, la presión vecinal irá a más. Porque, como advirtió una de las participantes: "Aquí non imos calar".