La XXII edición del Festival de Cans se clausuró este fin de semana con un balance extraordinariamente positivo y un ambiente cargado de emoción. Cerca de 13.000 personas participaron a lo largo de cinco días repletos de cine, coloquios, música y momentos inolvidables que consolidan este evento como una cita imprescindible del audiovisual gallego.

El premio del público fue para la cortometraje Monstera, del vigués Diego R. Aballe, una pieza con toques de humor que narra una discusión de pareja en torno al cuidado de una planta. La cinta se impuso en una edición marcada por el entusiasmo del público, que agotó las entradas para las proyecciones principales con más de una semana de antelación, y abarrotó cada rincón del festival.

Uno de los momentos más destacados fue el coloquio con el director Daniel Sánchez Arévalo, quien presentó en primicia las primeras imágenes de su próximo largometraje Rondallas. La expectación fue tal que se organizaron dos proyecciones consecutivas en el Baixo de Carlos, lleno hasta la bandera. El cineasta estuvo acompañado por intérpretes como María Vázquez, Carlos Blanco, Tamar Novas, Fer Fraga y Judith Fernández, así como por representantes de diversas rondallas musicales.

La edición también dejó momentos profundamente emotivos, como la proyección de homenajes a Reisiño, vecino represaliado durante el franquismo; a la señora Alicia, histórica colaboradora del festival; y a Adriano Campos, vecino muy querido y galardonado este año con el Chimpín de Prata. Especialmente conmovedor fue el coloquio con el cineasta Alfonso Zarauza, Premio Pedigree de Honor, que coincidió con el fallecimiento de su amigo, el músico Piti Sanz.

Las proyecciones de los largometrajes Antes de Nós de Ángeles Huerta y Crónicas dun Non de Fernando Rodríguez atrajeron a tal cantidad de público que muchas personas tuvieron que quedarse fuera. Otros momentos destacados fueron el espectáculo de Mondra musicando en directo la película Miss Ledya o los conciertos de Susana Seivane y Lúa Mosquetera, ambos con entradas agotadas.

La música volvió a ocupar un lugar central en el festival. Más de 1.500 personas se congregaron cada día en el Espazo Estrella Galicia de la Leira do Río, donde actuaron grupos como Biznaga, Santero y Los Muchachos o Banda da Loba. La actuación de Guadalupe Plata en el Torreiro fue una de las más celebradas, mientras que Caamaño Ameixeiras animó el concierto de bienvenida a la aldea el viernes.

El sábado, considerado el día grande del festival, congregó a cerca de la mitad del público total, que recorrió los caminos y espacios de Cans en una jornada festiva con notable presencia de familias. La organización destaca el comportamiento ejemplar del público y hace un balance muy positivo de esta edición, que refuerza el espíritu único del festival: un evento enraizado en la comunidad local, comprometido con la cultura gallega y con la creación audiovisual contemporánea.