Galicia
La corresponsabilidad en el hogar emerge como clave para la igualdad real
Galicia impulsa iniciativas para redistribuir tareas domésticas y cuidados, rompiendo estereotipos de género.
La corresponsabilidad en el hogar se consolida como un pilar fundamental para avanzar hacia una sociedad más justa e equitativa. En Galicia, campañas como "Iguais en dereitos, obrigacións e oportunidades" buscan visibilizar y normalizar la participación activa de los hombres en tareas tradicionalmente asociadas a las mujeres, desde el cuidado de hijos y mayores hasta la gestión emocional y logística del hogar. Esta transformación, aunque silenciosa, está derribando esquemas arraigados y redefiniendo roles en el ámbito familiar.
A pesar de los avances, la desigualdad persiste: brechas salariales, infrarrepresentación femenina en puestos de liderazgo y una carga desproporcionada de cuidados sobre las mujeres siguen siendo obstáculos. El feminismo, lejos de ser una confrontación, se presenta como una propuesta transformadora para reequilibrar estas dinámicas, reconociendo la desigualdad histórica y actuando sobre sus consecuencias.
Uno de los desafíos más urgentes es la redistribución de la carga mental —aquella que implica recordar citas médicas, gestionar compras o planificar actividades escolares—, a menudo invisible pero agotadora para las mujeres. La campaña gallega muestra ejemplos cotidianos de corresponsabilidad: padres que llevan a sus hijos al médico, hombres que solicitan reducciones de jornada para cuidar de familiares o abuelos que asumen tareas de cuidado como parte natural de su vida.
El compromiso institucional es clave. Galicia ha reforzado políticas como la gratuidad de escuelas infantiles, el Bono Concilia o las redes de apoyo municipales (Casas Niño e do Maior). Además, programas de sensibilización llegan a centros educativos, entidades sociales y familias, promoviendo la corresponsabilidad como cultura compartida.
El mensaje es claro: la igualdad real requiere la implicación de todos —hombres, mujeres, jóvenes y mayores—, transformando lo privado en una cuestión colectiva. Como señala la campaña, la igualdad no es una utopía, sino una tarea diaria que comienza repartiendo tiempo, cuidados y decisiones.

La corresponsabilidad en el hogar se consolida como un pilar fundamental para avanzar hacia una sociedad más justa e equitativa. En Galicia, campañas como "Iguais en dereitos, obrigacións e oportunidades" buscan visibilizar y normalizar la participación activa de los hombres en tareas tradicionalmente asociadas a las mujeres, desde el cuidado de hijos y mayores hasta la gestión emocional y logística del hogar. Esta transformación, aunque silenciosa, está derribando esquemas arraigados y redefiniendo roles en el ámbito familiar.
A pesar de los avances, la desigualdad persiste: brechas salariales, infrarrepresentación femenina en puestos de liderazgo y una carga desproporcionada de cuidados sobre las mujeres siguen siendo obstáculos. El feminismo, lejos de ser una confrontación, se presenta como una propuesta transformadora para reequilibrar estas dinámicas, reconociendo la desigualdad histórica y actuando sobre sus consecuencias.
Uno de los desafíos más urgentes es la redistribución de la carga mental —aquella que implica recordar citas médicas, gestionar compras o planificar actividades escolares—, a menudo invisible pero agotadora para las mujeres. La campaña gallega muestra ejemplos cotidianos de corresponsabilidad: padres que llevan a sus hijos al médico, hombres que solicitan reducciones de jornada para cuidar de familiares o abuelos que asumen tareas de cuidado como parte natural de su vida.
El compromiso institucional es clave. Galicia ha reforzado políticas como la gratuidad de escuelas infantiles, el Bono Concilia o las redes de apoyo municipales (Casas Niño e do Maior). Además, programas de sensibilización llegan a centros educativos, entidades sociales y familias, promoviendo la corresponsabilidad como cultura compartida.
El mensaje es claro: la igualdad real requiere la implicación de todos —hombres, mujeres, jóvenes y mayores—, transformando lo privado en una cuestión colectiva. Como señala la campaña, la igualdad no es una utopía, sino una tarea diaria que comienza repartiendo tiempo, cuidados y decisiones.































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