China pierde hegemonía en el mercado textil global: nuevos actores emergen

El dominio de China en la industria textil mundial muestra signos de debilitamiento. Según datos de Coface, la participación china en las exportaciones globales de prendas de vestir ha caído del 54% en 2010 al 41% en 2023, marcando un cambio significativo en el mapa de la confección mundial.

El declive del gigante asiático se explica por múltiples factores: el aumento sostenido de los salarios (+6% anual desde 2010), mayores costes regulatorios medioambientales y una posición desventajosa en la cadena de valor. Aunque China concentra el 19% de las empresas textiles globales, solo generó el 10% de los beneficios del sector entre 2020-2024.

Nuevos polos de producción emergen ante este escenario. Bangladesh, Camboya, Pakistán y Vietnam aparecen como los principales beneficiarios, gracias a su mano de obra competitiva e industrias textiles consolidadas. En Europa, Albania y Georgia podrían captar inversiones, mientras El Salvador se perfila como alternativa para el mercado estadounidense.

La posible política arancelaria agresiva de la nueva administración Trump añade incertidumbre. En un escenario con aranceles del 10% para todos los países excepto China (penalizada con hasta el 55%), Bangladesh mantendría su ventaja competitiva por su menor dependencia del mercado estadounidense. Por contra, Vietnam y Jordania serían los más afectados.

Este reordenamiento global refleja la búsqueda de resiliencia en las cadenas de suministro postpandemia, donde factores geopolíticos y de coste compiten en igualdad de condiciones. Mientras China intenta reposicionarse en segmentos de mayor valor añadido, el sudeste asiático y Europa del Este se preparan para capturar una porción creciente del negocio textil mundial.