Opinión
Trabajadoras de ayuda a domicilio
Son trabajadoras esenciales para la atención y el cuidado de las personas en situación de dependencia. Las auxiliares de ayuda a domicilio realizan las actividades de la vida diaria y la atención doméstica (limpieza, higiene, comida...) de las personas mayores o dependientes, todo ello en unas condiciones de empleo precarias y con salarios inferiores a la mayoría de los profesionales.
La mayoría de éstas trabajadoras han sido víctimas o sufrieron violencia verbal, sexual o física así como acoso sexual, con demasiada frecuencia. Carecen de los adecuados protocolos de atención y tienen mucha dificultad para evaluar los riegos laborales a los que están expuestas. Sufren estrés, malestar físico y psíquico a consecuencia de la excesiva sobrecarga de trabajo, que no son tratadas por una falta de mejora en la comunicación y la coordinación del servicio.
La mayoría de los domicilio no están adaptados y no disponen de ayudas mecánicas adecuadas, como grúas, camas, duchas o aseos que le perjudican en sus trabajos. Realizan esfuerzos y movimientos que no tendrían que ejecutar porque atenta contra la Ley de Prevención de Riesgos Laborales pero que, por necesidad económica, no tienen más remedio que resignarse y poner en riesgo su propia salud física.
Las Administraciones Públicas, principalmente la Xunta de Galicia y los Concellos, tienen que adoptar medidas urgentes para garantizar un trabajo adecuado y digno para todas esas trabajadoras esenciales, evitando que continúen sufriendo violencia, incluso que pueda acabar con sus vidas como ha ocurrido recientemente en la localidad de Porriño.

Son trabajadoras esenciales para la atención y el cuidado de las personas en situación de dependencia. Las auxiliares de ayuda a domicilio realizan las actividades de la vida diaria y la atención doméstica (limpieza, higiene, comida...) de las personas mayores o dependientes, todo ello en unas condiciones de empleo precarias y con salarios inferiores a la mayoría de los profesionales.
La mayoría de éstas trabajadoras han sido víctimas o sufrieron violencia verbal, sexual o física así como acoso sexual, con demasiada frecuencia. Carecen de los adecuados protocolos de atención y tienen mucha dificultad para evaluar los riegos laborales a los que están expuestas. Sufren estrés, malestar físico y psíquico a consecuencia de la excesiva sobrecarga de trabajo, que no son tratadas por una falta de mejora en la comunicación y la coordinación del servicio.
La mayoría de los domicilio no están adaptados y no disponen de ayudas mecánicas adecuadas, como grúas, camas, duchas o aseos que le perjudican en sus trabajos. Realizan esfuerzos y movimientos que no tendrían que ejecutar porque atenta contra la Ley de Prevención de Riesgos Laborales pero que, por necesidad económica, no tienen más remedio que resignarse y poner en riesgo su propia salud física.
Las Administraciones Públicas, principalmente la Xunta de Galicia y los Concellos, tienen que adoptar medidas urgentes para garantizar un trabajo adecuado y digno para todas esas trabajadoras esenciales, evitando que continúen sufriendo violencia, incluso que pueda acabar con sus vidas como ha ocurrido recientemente en la localidad de Porriño.
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