Galicia
Las noches tropicales aumentan un 3% el riesgo de mortalidad
Una investigación internacional con participación gallega analizó más de 14 millones de fallecimientos en 178 ciudades entre 1990 y 2018.
El calor nocturno está asociado con un aumento de hasta el 3% en la mortalidad, según revela un estudio internacional liderado por la Misión Biológica de Galicia (MBG-CSIC) que analizó más de 14 millones de fallecimientos en 178 localidades de 44 países. La investigación, publicada esta semana en la revista Environment International, demuestra que las altas temperaturas durante la noche tienen un efecto independiente del calor diurno y exigen medidas específicas de prevención.
El trabajo, en el que participaron más de 40 instituciones internacionales, utilizó datos horarios de temperatura y modelos estadísticos avanzados para evaluar el impacto de las noches cálidas en la salud humana entre 1990 y 2018. Por España se incluyeron 42 capitales de provincia, entre ellas A Coruña, Ourense y Pontevedra como representantes gallegas.
Los resultados muestran que el exceso de calor nocturno impide la recuperación fisiológica del cuerpo tras el estrés térmico diurno, afecta la calidad del sueño y puede agravar enfermedades cardiovasculares, respiratorias y neurológicas. Dominic Royé, investigador Ramón y Cajal en la MBG y primer autor del estudio, explica que "las noches calurosas no solo impiden el descanso, sino que agravan el estrés térmico acumulado durante el día".
El estudio revela importantes variaciones geográficas. Las mayores fracciones atribuibles se registraron en la cuenca mediterránea, con Granada (3,56%), Madrid (3,45%) y Córdoba (3,44%) a la cabeza. En Galicia, Ourense presenta el valor más alto (1,61%), seguida de Pontevedra y A Coruña (0,87%). Solo en el norte de Europa la asociación resultó menos evidente.
Los investigadores destacan la urgencia de incorporar estos hallazgos en las políticas públicas. Aurelio Tobías, investigador del IDAEA-CSIC y coautor del estudio, advierte que "las noches tropicales han aumentado sustancialmente en los últimos años por efecto del cambio climático. Este verano lo hemos visto de forma inédita".
El equipo científico recomienda incluir el calor nocturno en los sistemas de alerta temprana, desarrollar refugios climáticos urbanos, aumentar las zonas verdes y garantizar condiciones térmicas adecuadas en viviendas y centros sanitarios. También subrayan la necesidad de diseñar planes de prevención que consideren específicamente este factor, especialmente para proteger a las poblaciones más vulnerables: personas mayores, enfermos crónicos y quienes viven en zonas urbanas con escasa ventilación.

El calor nocturno está asociado con un aumento de hasta el 3% en la mortalidad, según revela un estudio internacional liderado por la Misión Biológica de Galicia (MBG-CSIC) que analizó más de 14 millones de fallecimientos en 178 localidades de 44 países. La investigación, publicada esta semana en la revista Environment International, demuestra que las altas temperaturas durante la noche tienen un efecto independiente del calor diurno y exigen medidas específicas de prevención.
El trabajo, en el que participaron más de 40 instituciones internacionales, utilizó datos horarios de temperatura y modelos estadísticos avanzados para evaluar el impacto de las noches cálidas en la salud humana entre 1990 y 2018. Por España se incluyeron 42 capitales de provincia, entre ellas A Coruña, Ourense y Pontevedra como representantes gallegas.
Los resultados muestran que el exceso de calor nocturno impide la recuperación fisiológica del cuerpo tras el estrés térmico diurno, afecta la calidad del sueño y puede agravar enfermedades cardiovasculares, respiratorias y neurológicas. Dominic Royé, investigador Ramón y Cajal en la MBG y primer autor del estudio, explica que "las noches calurosas no solo impiden el descanso, sino que agravan el estrés térmico acumulado durante el día".
El estudio revela importantes variaciones geográficas. Las mayores fracciones atribuibles se registraron en la cuenca mediterránea, con Granada (3,56%), Madrid (3,45%) y Córdoba (3,44%) a la cabeza. En Galicia, Ourense presenta el valor más alto (1,61%), seguida de Pontevedra y A Coruña (0,87%). Solo en el norte de Europa la asociación resultó menos evidente.
Los investigadores destacan la urgencia de incorporar estos hallazgos en las políticas públicas. Aurelio Tobías, investigador del IDAEA-CSIC y coautor del estudio, advierte que "las noches tropicales han aumentado sustancialmente en los últimos años por efecto del cambio climático. Este verano lo hemos visto de forma inédita".
El equipo científico recomienda incluir el calor nocturno en los sistemas de alerta temprana, desarrollar refugios climáticos urbanos, aumentar las zonas verdes y garantizar condiciones térmicas adecuadas en viviendas y centros sanitarios. También subrayan la necesidad de diseñar planes de prevención que consideren específicamente este factor, especialmente para proteger a las poblaciones más vulnerables: personas mayores, enfermos crónicos y quienes viven en zonas urbanas con escasa ventilación.































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