Galicia
La otra cara del alcohol en Galicia
En Galicia, el vino, el licor café, el orujo o la queimada forman parte de la vida cotidiana. Están en las fiestas patronales, en las cenas familiares, en las reuniones de amigos en el bar de siempre, en comidas de domingo y en las conversaciones que se alargan hasta la madrugada. Beber aquí tiene algo de ritual y de identidad cultural. Sin embargo, entre tanta tradición y celebración, hay una historia menos visible relacionada con el consumo excesivo y sus consecuencias. Una historia que se repite más de lo que parece.
Para llevar una vida sana y bajo control es necesario saber reconocer cuándo el consumo deja de ser social y se convierte en dependencia. Es en ese punto cuando se sabe que se ha sobrepasado el límite razonable y contar con un centro de desintoxicación en Galicia especializado en alcoholismo es fundamental para una recuperación efectiva.
No debe existir duda alguna, para acudir a estos espacios que ofrecen atención médica, acompañamiento psicológico y un entorno seguro para volver a empezar, cuando el consumidor ve que el centro de su vida ha virado drásticamente hacia el momento de tomar otra copa. Si bien es cierto que la adicción no llega de un día para otro, que se cuela poco a poco, disfrazada de costumbre, no debe despreciarse la ayuda especializada cuando llega el momento. Cuando la costumbre no se puede abandonar, cuando el hábito se vuelve demasiado persistente, es que ese momento ha llegado.
Entre la costumbre y la dependencia
En Galicia, el alcohol está tan normalizado que cuesta ver el límite. Las comidas familiares, las fiestas del pueblo, incluso los brindis en el trabajo… todo parece girar en torno a una botella. Suele ocurrir que las personas no son conscientes de que su relación con el alcohol ha cambiado, de volverse consumidor casual a estar bajo control del alcohol y pocos se dan cuenta.
El consumo deja de ser inofensivo cuando empieza a condicionar el día a día, cuando la más mínima excusa sirve para recurrir al trago. Síntomas clarificadores de esta situación se refieren a la aparición de cambios de humor, problemas familiares, dificultad para concentrarse en el trabajo. Y aunque parezca algo que se puede controlar, el cuerpo y la mente van perdiendo ese equilibrio sin que se note.
Los datos aportados por el Ministerio de Sanidad aseguran que Galicia se encuentra entre las comunidades con mayor consumo de alcohol por habitante, en buena medida por la percepción social, puesto que beber sigue viéndose como algo normal, como un gesto de convivencia y de integración en la comunidad. Un dato preocupante, puesto que muchos gallegos viven atrapados en un hábito que les roba la salud y el ánimo.
El camino hacia la recuperación
Salir de esa espiral es posible, aunque no fácil. Pedir ayuda es el primer paso, y también el más valiente. En los centros especializados, el proceso incluye aprender a vivir de otra manera, sin que el alcohol marque los ritmos del día.
Las terapias psicológicas, el acompañamiento familiar y la atención médica son pilares fundamentales de esa recuperación. Sin embargo, la solución no depende solo del individuo. Galicia necesita una reflexión colectiva. La educación a todos los niveles y la prevención son esenciales para una transformación eficaz de este paradigma social sobre el alcohol. Hablar con los hijos, con los amigos, en los colegios o en los medios es fundamental para romper el silencio y quitar, de una vez por todas, el estigma que todavía rodea a la palabra alcoholismo.
Detrás de cada persona que se recupera hay una historia de superación. Son gallegos y gallegas que decidieron mirarse de frente, reconocer el problema y dar el paso hacia una vida más sana. Hablar de la otra cara del alcohol en Galicia es hablar de ellos, de sus luchas y de su fuerza. También de la posibilidad de que, algún día, la cultura del brindis se transforme en una cultura del cuidado, donde el placer no dependa de una copa, sino de la libertad de sentirse bien.

En Galicia, el vino, el licor café, el orujo o la queimada forman parte de la vida cotidiana. Están en las fiestas patronales, en las cenas familiares, en las reuniones de amigos en el bar de siempre, en comidas de domingo y en las conversaciones que se alargan hasta la madrugada. Beber aquí tiene algo de ritual y de identidad cultural. Sin embargo, entre tanta tradición y celebración, hay una historia menos visible relacionada con el consumo excesivo y sus consecuencias. Una historia que se repite más de lo que parece.
Para llevar una vida sana y bajo control es necesario saber reconocer cuándo el consumo deja de ser social y se convierte en dependencia. Es en ese punto cuando se sabe que se ha sobrepasado el límite razonable y contar con un centro de desintoxicación en Galicia especializado en alcoholismo es fundamental para una recuperación efectiva.
No debe existir duda alguna, para acudir a estos espacios que ofrecen atención médica, acompañamiento psicológico y un entorno seguro para volver a empezar, cuando el consumidor ve que el centro de su vida ha virado drásticamente hacia el momento de tomar otra copa. Si bien es cierto que la adicción no llega de un día para otro, que se cuela poco a poco, disfrazada de costumbre, no debe despreciarse la ayuda especializada cuando llega el momento. Cuando la costumbre no se puede abandonar, cuando el hábito se vuelve demasiado persistente, es que ese momento ha llegado.
Entre la costumbre y la dependencia
En Galicia, el alcohol está tan normalizado que cuesta ver el límite. Las comidas familiares, las fiestas del pueblo, incluso los brindis en el trabajo… todo parece girar en torno a una botella. Suele ocurrir que las personas no son conscientes de que su relación con el alcohol ha cambiado, de volverse consumidor casual a estar bajo control del alcohol y pocos se dan cuenta.
El consumo deja de ser inofensivo cuando empieza a condicionar el día a día, cuando la más mínima excusa sirve para recurrir al trago. Síntomas clarificadores de esta situación se refieren a la aparición de cambios de humor, problemas familiares, dificultad para concentrarse en el trabajo. Y aunque parezca algo que se puede controlar, el cuerpo y la mente van perdiendo ese equilibrio sin que se note.
Los datos aportados por el Ministerio de Sanidad aseguran que Galicia se encuentra entre las comunidades con mayor consumo de alcohol por habitante, en buena medida por la percepción social, puesto que beber sigue viéndose como algo normal, como un gesto de convivencia y de integración en la comunidad. Un dato preocupante, puesto que muchos gallegos viven atrapados en un hábito que les roba la salud y el ánimo.
El camino hacia la recuperación
Salir de esa espiral es posible, aunque no fácil. Pedir ayuda es el primer paso, y también el más valiente. En los centros especializados, el proceso incluye aprender a vivir de otra manera, sin que el alcohol marque los ritmos del día.
Las terapias psicológicas, el acompañamiento familiar y la atención médica son pilares fundamentales de esa recuperación. Sin embargo, la solución no depende solo del individuo. Galicia necesita una reflexión colectiva. La educación a todos los niveles y la prevención son esenciales para una transformación eficaz de este paradigma social sobre el alcohol. Hablar con los hijos, con los amigos, en los colegios o en los medios es fundamental para romper el silencio y quitar, de una vez por todas, el estigma que todavía rodea a la palabra alcoholismo.
Detrás de cada persona que se recupera hay una historia de superación. Son gallegos y gallegas que decidieron mirarse de frente, reconocer el problema y dar el paso hacia una vida más sana. Hablar de la otra cara del alcohol en Galicia es hablar de ellos, de sus luchas y de su fuerza. También de la posibilidad de que, algún día, la cultura del brindis se transforme en una cultura del cuidado, donde el placer no dependa de una copa, sino de la libertad de sentirse bien.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.215