Día Sábado, 25 de Octubre de 2025
Actualidad
Los pingüinos extienden contaminantes en los ecosistemas antárticos
Un estudio del IEO-CSIC revela que estas aves transportan metales tóxicos desde el océano a tierra firme a través de sus excrementos.
Las colonias de pingüinos en la Antártida están actuando como vectores de contaminación inesperados. Una investigación liderada por el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) ha documentado cómo estas aves transfieren metales tóxicos y compuestos orgánicos desde el medio marino hacia los ecosistemas terrestres a través de sus excrementos.
El estudio, publicado en la revista 'Geoderma', analizó muestras de suelo de las islas Livingston y Decepción en las Shetland del Sur. Los resultados mostraron concentraciones significativas de cobre, zinc e hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs) en las colonias de pingüinos, superando en algunos puntos los valores de referencia internacionales.
Begoña Pérez, investigadora del Centro Oceanográfico de Vigo y primera autora del trabajo, explica que "aunque los suelos parecen soportar estos niveles sin efectos inmediatos, si se filtran hacia riachuelos o aguas costeras podrían afectar a organismos acuáticos extremadamente sensibles, como el plancton, base de la cadena alimentaria marina".
La investigación identifica tres fuentes principales de contaminación: la actividad biológica de las aves a través de su guano, la influencia de la actividad volcánica en la isla Decepción y, en menor medida, la actividad humana vinculada a bases científicas y turismo.
Los PAHs detectados presentan particularidades en la región antártica. Mientras en otras zonas del planeta suelen asociarse a la quema de combustibles fósiles, en la isla Decepción proceden principalmente de la intensa actividad volcánica registrada en los últimos siglos.
Aunque las concentraciones actuales son entre 50 y 1000 veces inferiores a los niveles tóxicos para organismos marinos, el profesor X.L. Otero de la Universidade de Santiago, coordinador del estudio, advierte que "los pingüinos son esenciales para el equilibrio de la vida en la Antártida, pero también pueden convertirse en una fuente natural de contaminación en un ambiente extremadamente frágil".
El cambio climático emerge como factor agravante. El aumento de precipitaciones y el deshielo del permafrost podrían movilizar los contaminantes acumulados hacia lagos y zonas costeras, alterando las cadenas tróficas polares.
La investigación, desarrollada en el marco del proyecto CRONOANTAR, contó con la participación de las universidades de Santiago de Compostela, Barcelona y Oviedo, y recibió apoyo del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Xunta de Galicia y la Generalitat de Cataluña

Las colonias de pingüinos en la Antártida están actuando como vectores de contaminación inesperados. Una investigación liderada por el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) ha documentado cómo estas aves transfieren metales tóxicos y compuestos orgánicos desde el medio marino hacia los ecosistemas terrestres a través de sus excrementos.
El estudio, publicado en la revista 'Geoderma', analizó muestras de suelo de las islas Livingston y Decepción en las Shetland del Sur. Los resultados mostraron concentraciones significativas de cobre, zinc e hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs) en las colonias de pingüinos, superando en algunos puntos los valores de referencia internacionales.
Begoña Pérez, investigadora del Centro Oceanográfico de Vigo y primera autora del trabajo, explica que "aunque los suelos parecen soportar estos niveles sin efectos inmediatos, si se filtran hacia riachuelos o aguas costeras podrían afectar a organismos acuáticos extremadamente sensibles, como el plancton, base de la cadena alimentaria marina".
La investigación identifica tres fuentes principales de contaminación: la actividad biológica de las aves a través de su guano, la influencia de la actividad volcánica en la isla Decepción y, en menor medida, la actividad humana vinculada a bases científicas y turismo.
Los PAHs detectados presentan particularidades en la región antártica. Mientras en otras zonas del planeta suelen asociarse a la quema de combustibles fósiles, en la isla Decepción proceden principalmente de la intensa actividad volcánica registrada en los últimos siglos.
Aunque las concentraciones actuales son entre 50 y 1000 veces inferiores a los niveles tóxicos para organismos marinos, el profesor X.L. Otero de la Universidade de Santiago, coordinador del estudio, advierte que "los pingüinos son esenciales para el equilibrio de la vida en la Antártida, pero también pueden convertirse en una fuente natural de contaminación en un ambiente extremadamente frágil".
El cambio climático emerge como factor agravante. El aumento de precipitaciones y el deshielo del permafrost podrían movilizar los contaminantes acumulados hacia lagos y zonas costeras, alterando las cadenas tróficas polares.
La investigación, desarrollada en el marco del proyecto CRONOANTAR, contó con la participación de las universidades de Santiago de Compostela, Barcelona y Oviedo, y recibió apoyo del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Xunta de Galicia y la Generalitat de Cataluña
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