El comedor escolar es mucho más que un plato de comida. Así lo afirma la ONG de infancia y educación Educo en su informe “Comer en el cole: alimentación, educación y equidad. La visión de niños, niñas y adolescentes sobre el espacio comedor”, presentado junto con la campaña “Espacio Comedor 5 Estrellas”. El estudio, basado en una encuesta a más de 1.600 adolescentes de entre 12 y 18 años en toda España, pone de relieve importantes carencias en este ámbito.

Aunque la mayoría del alumnado considera que la comida es saludable (84%) y variada (74%), solo uno de cada cuatro la califica como buena o muy buena (26%). En cambio, un 34% la valora como mala o muy mala, y un 40% la considera simplemente aceptable. Entre las principales quejas figuran el sabor y la presentación de los platos, especialmente en los menús de catering: “Las comidas de cáterin no se mantienen bien para que sean atractivas y ricas a la vista”, señala Marina, una de las participantes.

Pese a todo, el 94,5% del alumnado reconoce beneficios en este espacio, destacando la conciliación familiar (47,6%) y la socialización (38,8%). Sin embargo, la valoración media del comedor apenas alcanza un 3 sobre 5, reflejando la necesidad de mejora en aspectos como la convivencia, la participación o la atención al bienestar emocional.

Para Educo, el comedor escolar debe considerarse parte del derecho a la educación, como un entorno que educa, protege y enseña a convivir, y no como un servicio complementario. Además, el alumnado pide más juego libre y autonomía: un 64,8% valora disponer de tiempo no estructurado, y un 53,8% quiere poder elegir a qué y con quién jugar. No obstante, uno de cada seis estudiantes se siente solo o excluido en este espacio.

Otro de los problemas destacados es la falta de becas comedor y el acceso limitado al servicio en secundaria, donde se concentra buena parte de la infancia vulnerable. En Galicia, solo el 36,18% de los centros públicos de este nivel educativo cuenta con comedor escolar, muy por debajo del 80,8% de los concertados o privados.

“Aunque en muchas comunidades el alumnado de secundaria puede solicitar beca comedor, si el centro no dispone de este servicio, la ayuda se deniega automáticamente. Es probable que quienes la tenían en primaria sigan necesitando el apoyo en secundaria”, explica Mónica Viqueira, delegada territorial de Educo en Galicia.

Según la ONG, Galicia invierte 41 millones de euros en becas comedor, alcanzando unas 44.900 ayudas, pero existen grandes desigualdades territoriales derivadas de los diferentes modelos de gestión: “Una misma familia puede estar o no becada dependiendo de su lugar de residencia”, apunta Viqueira.

Por ello, Educo reclama a la Xunta avanzar hacia un modelo de comedor universal y gratuito, integrado en el proyecto educativo, saludable, sostenible y participativo, donde la voz de la infancia sea escuchada. También pide que se reconozca el papel educativo del personal de comedor y se refuerce su formación en buen trato y protección infantil.

“Un comedor de calidad no es un gasto, es una inversión en educación, bienestar e igualdad de oportunidades”, subraya la delegada.

La ONG estima que el coste adecuado para garantizar un comedor universal y gratuito en Galicia sería de 313 millones de euros. Mientras no se logre ese objetivo, Educo insta a garantizar al menos una beca completa para toda la infancia en situación de pobreza o exclusión.