Tristes noticias sobre algunas residencias de mayores o centros de menores. Falta de atención adecuada, comidas en mal estado, malos tratos, suicidios, violaciones y un largo etcétera de abusos y anomalías que dañan a las personas más vulnerables, como pueden ser los mayores y los más jóvenes de nuestra sociedad.    

Nunca podemos cansarnos de recordar que, en la gestión privada de los servicios públicos, las diferentes Administraciones Públicas tienen la obligación de realizar controles e inspecciones periódicas para comprobar sobre el buen funcionamiento de esos centros. Inspecciones, que tienen que ser efectuadas por profesionales independientes o funcionarios públicos para evitar cualquier tipo de connivencia.

Muchos de los trabajadores que prestan servicios en esos centros públicos, de mayores o de acogida de menores, son explotados laboralmente, no les abonan  las horas extras, salarios de miseria, falta de prevención y seguridad e higiene en el trabajo, una evidente precariedad laboral y personal insuficiente para una adecuada atención a los usuarios.