La carretera mojada se convierte en una trampa silenciosa para los motoristas con la llegada del otoño. Los últimos datos de la aseguradora AMV revelan que el 20% de los accidentes de moto durante estos meses están directamente vinculados al mal tiempo, y de ellos, ocho de cada diez tienen a la lluvia como desencadenante principal.

El análisis identifica dos pilares fundamentales para reducir estos siniestros: el mantenimiento riguroso del vehículo y la adaptación de la conducción a las condiciones adversas. Los neumáticos emergen como elemento crítico -su profundidad debe superar los 1,6 milímetros reglamentarios-, mientras que el estado de frenos, luces y suspensiones puede marcar la diferencia entre el control y el accidente.

La técnica de conducción adquiere especial relevancia cuando el asfalto se moja. Los expertos subrayan la necesidad de aumentar la distancia de seguridad, evitar frenazos bruscos y extremar la precaución ante "trampas urbanas" como alcantarillas, marcas viales y rejillas de ventilación, que se vuelven especialmente resbaladizas con la humedad.

El equipamiento del motorista se convierte en una cuestión de seguridad vital. Desde el casco integral con sistema antiempañamiento hasta la ropa impermeable con refuerzos reflectantes, cada elemento debe proporcionar protección y visibilidad. Ante condiciones extremas, la recomendación es contundente: detener la marcha en lugar seguro hasta que mejore la situación.

Para quienes circulan con frecuencia en estas condiciones, contar con un seguro especializado que cubra asistencia en ruta, protección del equipamiento y gastos médicos completa la estrategia de protección necesaria para enfrentar los meses de mayor riesgo sobre dos ruedas.