Día Jueves, 30 de Octubre de 2025
ACTUALIDAD
Las pymes españolas respaldan la factura electrónica pero retrasan su implantación por desconocimiento
Un estudio revela que solo el 10% de las pequeñas y medianas empresas utiliza sistemas de facturación electrónica B2B, a pesar de que el 60% apoya su obligatoriedad y reconoce sus ventajas.
La facturación electrónica gana terreno en el tejido empresarial español, aunque su adopción real avanza a un ritmo más lento que la concienciación sobre sus beneficios. Un informe internacional destaca que solo el 10% de las pymes españolas declara utilizar actualmente sistemas de facturación electrónica en sus transacciones con otras empresas. Esta cifra, no obstante, supone una mejora significativa respecto al 7% registrado el año pasado y sitúa a España por encima de la media europea, que se estanca en un 4%.
La paradoja se hace evidente al analizar el apoyo que la medida despierta. El estudio desvela que el 60% de las pymes españolas avala su uso obligatorio, uno de los niveles de apoyo más altos a nivel global. Este respaldo mayoritario subraya la confianza en las ventajas que puede reportar a su competitividad.
Entre las empresas que ya han dado el paso, el nivel de satisfacción es notablemente elevado. Un 72% de las pymes usuarias en España se declara satisfecha con el sistema, superando la media europea (68%), y la mayoría la considera una inversión necesaria (54%) más que un gasto. Esta satisfacción se traduce en un alto nivel de recomendación, que también alcanza el 72%.
Madurez digital frente a la procrastinación
A pesar de la baja adopción general, las pymes españolas que utilizan factura electrónica demuestran un uso consolidado y avanzado. Casi siete de cada diez (66%) se consideran usuarias expertas, una tasa similar a la de Alemania y Francia (68%). Esta madurez actúa como catalizador para una digitalización más profunda: el 90% de estas empresas reconoce emplear más tecnologías, como la inteligencia artificial o la computación en nube, lo que impulsa su productividad y automatización.
Sin embargo, la sombra de la procrastinación se cierne sobre la implantación masiva. A pesar de la proximidad de la obligatoriedad, la mitad de las pymes (50%) prevé adoptar la solución en un plazo de dos años, dejando la implementación para el último momento. El principal freno es la falta de preparación: el 53% no se siente listo para hacerlo ahora, y el 54% alega un déficit de conocimiento sobre cómo implementarla correctamente.
Las barreras identificadas son claras: la falta de soluciones sencillas y el alto coste (34%), la escasa formación (30%) y la necesidad de un enfoque coordinado con clientes y partners (26%). Para superar estos obstáculos, las pymes reclaman más ayuda fiscal y financiera (55%), guías paso a paso para la implementación (48%) y formación específica para sus empleados (35%).
Una herramienta clave contra la morosidad y el fraude
Más allá del cumplimiento normativo, la factura electrónica se erige como una herramienta esencial para combatir problemas crónicos que amenazan la salud financiera de las pymes. El 57% de estas empresas afirma que la morosidad causa graves problemas de liquidez. La facturación digital, al permitir un seguimiento en tiempo real y recordatorios automáticos, puede reducir los plazos de pago hasta en cuatro días y los incidentes de morosidad en un 20%.
La lucha contra el fraude es otro de sus fuertes. El 51% de las pymes declara haber sufrido fraude en facturas, una amenaza que la validación digital ayuda a contener detectando entradas sospechosas antes del pago. Asimismo, automatiza la gestión fiscal, un área donde el 68% de las empresas experimenta dificultades, mejorando la precisión y reduciendo errores en las declaraciones.
Desde el sector se subraya que “la factura electrónica es la herramienta esencial para eliminar estos obstáculos, ofreciendo eficiencia y seguridad, más allá de la obligatoriedad”. Expertos consultados coinciden en que, para asegurar una implantación exitosa, “son importantes las campañas de información y formación, las ayudas para la adopción y una coordinación vital con estándares internacionales”.

La facturación electrónica gana terreno en el tejido empresarial español, aunque su adopción real avanza a un ritmo más lento que la concienciación sobre sus beneficios. Un informe internacional destaca que solo el 10% de las pymes españolas declara utilizar actualmente sistemas de facturación electrónica en sus transacciones con otras empresas. Esta cifra, no obstante, supone una mejora significativa respecto al 7% registrado el año pasado y sitúa a España por encima de la media europea, que se estanca en un 4%.
La paradoja se hace evidente al analizar el apoyo que la medida despierta. El estudio desvela que el 60% de las pymes españolas avala su uso obligatorio, uno de los niveles de apoyo más altos a nivel global. Este respaldo mayoritario subraya la confianza en las ventajas que puede reportar a su competitividad.
Entre las empresas que ya han dado el paso, el nivel de satisfacción es notablemente elevado. Un 72% de las pymes usuarias en España se declara satisfecha con el sistema, superando la media europea (68%), y la mayoría la considera una inversión necesaria (54%) más que un gasto. Esta satisfacción se traduce en un alto nivel de recomendación, que también alcanza el 72%.
Madurez digital frente a la procrastinación
A pesar de la baja adopción general, las pymes españolas que utilizan factura electrónica demuestran un uso consolidado y avanzado. Casi siete de cada diez (66%) se consideran usuarias expertas, una tasa similar a la de Alemania y Francia (68%). Esta madurez actúa como catalizador para una digitalización más profunda: el 90% de estas empresas reconoce emplear más tecnologías, como la inteligencia artificial o la computación en nube, lo que impulsa su productividad y automatización.
Sin embargo, la sombra de la procrastinación se cierne sobre la implantación masiva. A pesar de la proximidad de la obligatoriedad, la mitad de las pymes (50%) prevé adoptar la solución en un plazo de dos años, dejando la implementación para el último momento. El principal freno es la falta de preparación: el 53% no se siente listo para hacerlo ahora, y el 54% alega un déficit de conocimiento sobre cómo implementarla correctamente.
Las barreras identificadas son claras: la falta de soluciones sencillas y el alto coste (34%), la escasa formación (30%) y la necesidad de un enfoque coordinado con clientes y partners (26%). Para superar estos obstáculos, las pymes reclaman más ayuda fiscal y financiera (55%), guías paso a paso para la implementación (48%) y formación específica para sus empleados (35%).
Una herramienta clave contra la morosidad y el fraude
Más allá del cumplimiento normativo, la factura electrónica se erige como una herramienta esencial para combatir problemas crónicos que amenazan la salud financiera de las pymes. El 57% de estas empresas afirma que la morosidad causa graves problemas de liquidez. La facturación digital, al permitir un seguimiento en tiempo real y recordatorios automáticos, puede reducir los plazos de pago hasta en cuatro días y los incidentes de morosidad en un 20%.
La lucha contra el fraude es otro de sus fuertes. El 51% de las pymes declara haber sufrido fraude en facturas, una amenaza que la validación digital ayuda a contener detectando entradas sospechosas antes del pago. Asimismo, automatiza la gestión fiscal, un área donde el 68% de las empresas experimenta dificultades, mejorando la precisión y reduciendo errores en las declaraciones.
Desde el sector se subraya que “la factura electrónica es la herramienta esencial para eliminar estos obstáculos, ofreciendo eficiencia y seguridad, más allá de la obligatoriedad”. Expertos consultados coinciden en que, para asegurar una implantación exitosa, “son importantes las campañas de información y formación, las ayudas para la adopción y una coordinación vital con estándares internacionales”.















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