Del Viernes, 12 de Diciembre de 2025 al Domingo, 14 de Diciembre de 2025
ACTUALIDAD
Las pymes españolas respaldan la factura electrónica pero retrasan su implantación por desconocimiento
Un estudio revela que solo el 10% de las pequeñas y medianas empresas utiliza sistemas de facturación electrónica B2B, a pesar de que el 60% apoya su obligatoriedad y reconoce sus ventajas.
La facturación electrónica gana terreno en el tejido empresarial español, aunque su adopción real avanza a un ritmo más lento que la concienciación sobre sus beneficios. Un informe internacional destaca que solo el 10% de las pymes españolas declara utilizar actualmente sistemas de facturación electrónica en sus transacciones con otras empresas. Esta cifra, no obstante, supone una mejora significativa respecto al 7% registrado el año pasado y sitúa a España por encima de la media europea, que se estanca en un 4%.
La paradoja se hace evidente al analizar el apoyo que la medida despierta. El estudio desvela que el 60% de las pymes españolas avala su uso obligatorio, uno de los niveles de apoyo más altos a nivel global. Este respaldo mayoritario subraya la confianza en las ventajas que puede reportar a su competitividad.
Entre las empresas que ya han dado el paso, el nivel de satisfacción es notablemente elevado. Un 72% de las pymes usuarias en España se declara satisfecha con el sistema, superando la media europea (68%), y la mayoría la considera una inversión necesaria (54%) más que un gasto. Esta satisfacción se traduce en un alto nivel de recomendación, que también alcanza el 72%.
Madurez digital frente a la procrastinación
A pesar de la baja adopción general, las pymes españolas que utilizan factura electrónica demuestran un uso consolidado y avanzado. Casi siete de cada diez (66%) se consideran usuarias expertas, una tasa similar a la de Alemania y Francia (68%). Esta madurez actúa como catalizador para una digitalización más profunda: el 90% de estas empresas reconoce emplear más tecnologías, como la inteligencia artificial o la computación en nube, lo que impulsa su productividad y automatización.
Sin embargo, la sombra de la procrastinación se cierne sobre la implantación masiva. A pesar de la proximidad de la obligatoriedad, la mitad de las pymes (50%) prevé adoptar la solución en un plazo de dos años, dejando la implementación para el último momento. El principal freno es la falta de preparación: el 53% no se siente listo para hacerlo ahora, y el 54% alega un déficit de conocimiento sobre cómo implementarla correctamente.
Las barreras identificadas son claras: la falta de soluciones sencillas y el alto coste (34%), la escasa formación (30%) y la necesidad de un enfoque coordinado con clientes y partners (26%). Para superar estos obstáculos, las pymes reclaman más ayuda fiscal y financiera (55%), guías paso a paso para la implementación (48%) y formación específica para sus empleados (35%).
Una herramienta clave contra la morosidad y el fraude
Más allá del cumplimiento normativo, la factura electrónica se erige como una herramienta esencial para combatir problemas crónicos que amenazan la salud financiera de las pymes. El 57% de estas empresas afirma que la morosidad causa graves problemas de liquidez. La facturación digital, al permitir un seguimiento en tiempo real y recordatorios automáticos, puede reducir los plazos de pago hasta en cuatro días y los incidentes de morosidad en un 20%.
La lucha contra el fraude es otro de sus fuertes. El 51% de las pymes declara haber sufrido fraude en facturas, una amenaza que la validación digital ayuda a contener detectando entradas sospechosas antes del pago. Asimismo, automatiza la gestión fiscal, un área donde el 68% de las empresas experimenta dificultades, mejorando la precisión y reduciendo errores en las declaraciones.
Desde el sector se subraya que “la factura electrónica es la herramienta esencial para eliminar estos obstáculos, ofreciendo eficiencia y seguridad, más allá de la obligatoriedad”. Expertos consultados coinciden en que, para asegurar una implantación exitosa, “son importantes las campañas de información y formación, las ayudas para la adopción y una coordinación vital con estándares internacionales”.

La facturación electrónica gana terreno en el tejido empresarial español, aunque su adopción real avanza a un ritmo más lento que la concienciación sobre sus beneficios. Un informe internacional destaca que solo el 10% de las pymes españolas declara utilizar actualmente sistemas de facturación electrónica en sus transacciones con otras empresas. Esta cifra, no obstante, supone una mejora significativa respecto al 7% registrado el año pasado y sitúa a España por encima de la media europea, que se estanca en un 4%.
La paradoja se hace evidente al analizar el apoyo que la medida despierta. El estudio desvela que el 60% de las pymes españolas avala su uso obligatorio, uno de los niveles de apoyo más altos a nivel global. Este respaldo mayoritario subraya la confianza en las ventajas que puede reportar a su competitividad.
Entre las empresas que ya han dado el paso, el nivel de satisfacción es notablemente elevado. Un 72% de las pymes usuarias en España se declara satisfecha con el sistema, superando la media europea (68%), y la mayoría la considera una inversión necesaria (54%) más que un gasto. Esta satisfacción se traduce en un alto nivel de recomendación, que también alcanza el 72%.
Madurez digital frente a la procrastinación
A pesar de la baja adopción general, las pymes españolas que utilizan factura electrónica demuestran un uso consolidado y avanzado. Casi siete de cada diez (66%) se consideran usuarias expertas, una tasa similar a la de Alemania y Francia (68%). Esta madurez actúa como catalizador para una digitalización más profunda: el 90% de estas empresas reconoce emplear más tecnologías, como la inteligencia artificial o la computación en nube, lo que impulsa su productividad y automatización.
Sin embargo, la sombra de la procrastinación se cierne sobre la implantación masiva. A pesar de la proximidad de la obligatoriedad, la mitad de las pymes (50%) prevé adoptar la solución en un plazo de dos años, dejando la implementación para el último momento. El principal freno es la falta de preparación: el 53% no se siente listo para hacerlo ahora, y el 54% alega un déficit de conocimiento sobre cómo implementarla correctamente.
Las barreras identificadas son claras: la falta de soluciones sencillas y el alto coste (34%), la escasa formación (30%) y la necesidad de un enfoque coordinado con clientes y partners (26%). Para superar estos obstáculos, las pymes reclaman más ayuda fiscal y financiera (55%), guías paso a paso para la implementación (48%) y formación específica para sus empleados (35%).
Una herramienta clave contra la morosidad y el fraude
Más allá del cumplimiento normativo, la factura electrónica se erige como una herramienta esencial para combatir problemas crónicos que amenazan la salud financiera de las pymes. El 57% de estas empresas afirma que la morosidad causa graves problemas de liquidez. La facturación digital, al permitir un seguimiento en tiempo real y recordatorios automáticos, puede reducir los plazos de pago hasta en cuatro días y los incidentes de morosidad en un 20%.
La lucha contra el fraude es otro de sus fuertes. El 51% de las pymes declara haber sufrido fraude en facturas, una amenaza que la validación digital ayuda a contener detectando entradas sospechosas antes del pago. Asimismo, automatiza la gestión fiscal, un área donde el 68% de las empresas experimenta dificultades, mejorando la precisión y reduciendo errores en las declaraciones.
Desde el sector se subraya que “la factura electrónica es la herramienta esencial para eliminar estos obstáculos, ofreciendo eficiencia y seguridad, más allá de la obligatoriedad”. Expertos consultados coinciden en que, para asegurar una implantación exitosa, “son importantes las campañas de información y formación, las ayudas para la adopción y una coordinación vital con estándares internacionales”.


















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