LIBROS
Joan-Ramon Laporte declara la guerra a la medicalización en 'Crónica de una sociedad intoxicada'
Un mal invisible recorre las sociedades opulentas. No es un virus, ni una bacteria, pero se propaga mediante recetas médicas y promesas de bienestar. El catedrático Joan-Ramon Laporte, con la autoridad que le confieren cinco décadas de investigación farmacológica, levanta acta notarial de esta epidemia silenciosa en su último libro, un testimonio demoledor que cuestiona los cimientos mismos de nuestro modelo sanitario.
La obra presenta una tesis tan simple como aterradora: el consumo abusivo de medicamentos se ha convertido en un problema de salud pública de primer orden, equiparable a las grandes enfermedades crónicas. Laporte no especula. Afinca su argumentación en datos que estremecen por su frialdad. España, ese país donde la farmacia es casi un espacio de socialización, registró más de mil millones de recetas en un solo año. Tres de cada diez ciudadanos toman psicofármacos para dormir o combatir la tristeza, otros tantos ingieren omeprazol de manera habitual y dos de cada diez están medicados para el colesterol. La paradoja, subraya el autor, es que este frenesí farmacológico no se traduce en una población más sana, sino en un incremento de los efectos adversos, la incapacidad y las muertes relacionadas con los propios tratamientos.
Lo que distingue a este trabajo de la mera denuncia es su mirada anatómica sobre el ecosistema del medicamento. Laporte realiza una disección minuciosa de los mecanismos que han llevado a esta intoxicación colectiva. Escarba en las entrañas de la industria farmacéutica para exponer cómo la lógica comercial ha suplantado a la ética médica. Describe con precisión quirúrgica las estrategias de marketing que medicalizan la vida cotidiana, transformando variaciones normales del estado de ánimo o molestias digestivas leves en dianas terapéuticas. El libro revela cómo se influye en legisladores y organismos reguladores, cómo se manipulan estudios científicos y se ocultan datos desfavorables para crear un relato en el que la pastilla es la única respuesta posible.
Más allá del diagnóstico, Laporte construye un manifiesto por la cordura. Su crítica no es contra la medicina ni el medicamento en sí, herramientas que salvan vidas cuando se usan con rigor, sino contra el consumo acrítico y masivo que la sociedad ha normalizado. Aboga por recuperar la soberanía sobre nuestra salud, por una relación más consciente y menos dependiente con los fármacos, y por un sistema sanitario que priorice el cuidado sobre la prescripción automática. 'Crónica de una sociedad intoxicada' no es un libro complaciente. Es una sacudida necesaria, una llamada a despertar de un letargo inducido que, irónicamente, nos venden como la solución.

Un mal invisible recorre las sociedades opulentas. No es un virus, ni una bacteria, pero se propaga mediante recetas médicas y promesas de bienestar. El catedrático Joan-Ramon Laporte, con la autoridad que le confieren cinco décadas de investigación farmacológica, levanta acta notarial de esta epidemia silenciosa en su último libro, un testimonio demoledor que cuestiona los cimientos mismos de nuestro modelo sanitario.
La obra presenta una tesis tan simple como aterradora: el consumo abusivo de medicamentos se ha convertido en un problema de salud pública de primer orden, equiparable a las grandes enfermedades crónicas. Laporte no especula. Afinca su argumentación en datos que estremecen por su frialdad. España, ese país donde la farmacia es casi un espacio de socialización, registró más de mil millones de recetas en un solo año. Tres de cada diez ciudadanos toman psicofármacos para dormir o combatir la tristeza, otros tantos ingieren omeprazol de manera habitual y dos de cada diez están medicados para el colesterol. La paradoja, subraya el autor, es que este frenesí farmacológico no se traduce en una población más sana, sino en un incremento de los efectos adversos, la incapacidad y las muertes relacionadas con los propios tratamientos.
Lo que distingue a este trabajo de la mera denuncia es su mirada anatómica sobre el ecosistema del medicamento. Laporte realiza una disección minuciosa de los mecanismos que han llevado a esta intoxicación colectiva. Escarba en las entrañas de la industria farmacéutica para exponer cómo la lógica comercial ha suplantado a la ética médica. Describe con precisión quirúrgica las estrategias de marketing que medicalizan la vida cotidiana, transformando variaciones normales del estado de ánimo o molestias digestivas leves en dianas terapéuticas. El libro revela cómo se influye en legisladores y organismos reguladores, cómo se manipulan estudios científicos y se ocultan datos desfavorables para crear un relato en el que la pastilla es la única respuesta posible.
Más allá del diagnóstico, Laporte construye un manifiesto por la cordura. Su crítica no es contra la medicina ni el medicamento en sí, herramientas que salvan vidas cuando se usan con rigor, sino contra el consumo acrítico y masivo que la sociedad ha normalizado. Aboga por recuperar la soberanía sobre nuestra salud, por una relación más consciente y menos dependiente con los fármacos, y por un sistema sanitario que priorice el cuidado sobre la prescripción automática. 'Crónica de una sociedad intoxicada' no es un libro complaciente. Es una sacudida necesaria, una llamada a despertar de un letargo inducido que, irónicamente, nos venden como la solución.

















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