Viernes, 07 de Noviembre de 2025

Redacción / Xornal21.es
Viernes, 07 de Noviembre de 2025 Tiempo de lectura:
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El síndrome del turista eterno: la crisis identitaria de los inmigrantes en España

Miles de personas regularizadas experimentan un doble desarraigo: no se sienten plenamente en casa ni en su país de origen ni en España, a pesar de contar con documentación.

Más de 54.000 personas entraron en España de forma irregular durante los primeros once meses de 2024, un 15,8% más que el año anterior, según datos del Ministerio del Interior. Ante estas cifras, la nueva Ley de Extranjería promete regularizar a aproximadamente 300.000 inmigrantes anuales hasta 2027. Sin embargo, obtener los papeles es solo el comienzo de un desafío más profundo: la búsqueda de pertenencia.

 

 

El llamado "síndrome del turista eterno" afecta a numerosos inmigrantes que, a pesar de haber logrado su regularización mediante visados, residencia o incluso nacionalidad europea, experimentan una persistente sensación de no encajar completamente en ninguna parte. Este fenómeno revela una dimensión emocional y cultural del proceso migratorio que va más allá de lo jurídico.

 

"La regularización es solo el primer paso. El verdadero reto comienza después: integrarse, entender los códigos culturales y reconstruir una red de apoyo en un entorno nuevo", explica Camila Bruckschen, directora general de CB Asesoría, despacho especializado en derecho migratorio.

 

Bruckschen detalla que muchos de sus clientes manifiestan este doble desarraigo: "Dejan de sentirse parte de su país de origen, pero tampoco logran sentirse completamente adoptados por el país de acogida. Eso genera un patrón de 'ida y vuelta', en el que algunos pasan temporadas en ambos lugares, buscando ese equilibrio emocional y cultural que parece inalcanzable".

 

La propia experta comparte su experiencia personal: "Después de 15 días en Brasil, ya siento que no pertenezco más allí. Y aunque soy inmigrante, hoy me siento más en casa en España que en mi país natal. Es una transformación profunda que cambia la manera de entender lo que es 'hogar'".

 

España alberga actualmente a más de 6,4 millones de residentes extranjeros, lo que representa el 13% de su población total, según Eurostat. Gestionar esta diversidad requiere políticas que trasciendan el ámbito documental y aborden aspectos como la educación intercultural, el reconocimiento profesional, la inserción laboral y el combate contra la discriminación.

 

A pesar de los desafíos emocionales, Bruckschen destaca las oportunidades que ofrece España: "Aquí hay oportunidades, diversidad cultural e infraestructura. En el interior de Brasil, por ejemplo, era raro escuchar otros idiomas o encontrar restaurantes internacionales; en cambio, en España hay una riqueza cultural que te conecta con el mundo".

 

El proceso de integración thus se revela como un camino complejo donde la estabilidad legal no siempre se traduce en bienestar emocional, planteando nuevos retos sociales para un país que consolida su posición como uno de los principales destinos migratorios de Europa.

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