Día Sábado, 29 de Noviembre de 2025
Actualidad
Los taxis autónomos desembarcan en Europa en 2026
Alemania y Reino Unido serán los primeros países en acoger estos vehículos sin conductor, que plantean desafíos legales y laborales para el sector del taxi tradicional.
Europa se prepara para una transformación sin precedentes en la movilidad urbana con la llegada oficial de los taxis autónomos a partir de 2026. Este avance tecnológico, que promete redefinir el transporte en las ciudades, combina sistemas de conducción autónoma, sensores avanzados y software inteligente para operar en entornos urbanos complejos.
Alemania y Reino Unido se posicionan como los países pioneros en acoger estos vehículos sin conductor, mientras que Suiza iniciará pruebas piloto previas a su despliegue oficial. La implementación contará con la colaboración de gigantes tecnológicos como Baidu y Momenta, junto a plataformas de movilidad como Lyft y Uber, que garantizarán una operación controlada y gradual.
La seguridad ciudadana se erige como la principal preocupación en esta transición. A pesar de que los robotaxis integran cámaras de alta resolución e inteligencia artificial capaz de anticipar imprevistos, la reticencia pública persiste. Los cerca de 4.000 incidentes registrados con vehículos autónomos en Estados Unidos entre 2019 y 2024, incluyendo algunos accidentes mortales, alimentan la desconfianza y subrayan la necesidad de desarrollar protocolos de seguridad rigurosos.
El sector del taxi tradicional, que en España cuenta con más de 63.000 licencias activas y da empleo a más de 85.000 trabajadores, afronta un futuro incierto. La eficiencia, disponibilidad 24/7 y costes reducidos de los robotaxis representan una competencia formidable. Esteban Alabajos, director de RO-DES, advierte que “en el momento que se implemente este servicio autónomo, veremos cómo una parte importante del parque de taxis queda fuera de juego por no ser capaz de adaptarse a los nuevos estándares tecnológicos”.
La actualización de la flota existente resulta casi inviable debido a la compleja infraestructura tecnológica requerida -sensores, sistemas de procesamiento y conectividad avanzada- que exigiría inversiones millonarias. Esta situación podría acelerar la baja definitiva de muchos vehículos tradicionales.
El marco legal presenta otro desafío crucial: la responsabilidad en caso de accidente sigue sin estar definida. La legislación europea actual no contempla vehículos sin intervención humana y generalmente atribuye la responsabilidad al propietario, mientras que los seguros tradicionales no cubren específicamente incidentes de conducción autónoma.
Los elevados costes de reparación de estos vehículos, donde un simple fallo en sensores o baterías puede suponer reparaciones prohibitivas, anticipa que muchos acabarán en desguace. Los Centros Autorizados de Tratamiento de Vehículos (CATV) adquieren así un papel esencial para garantizar el reciclaje responsable y la gestión segura de componentes electrónicos y sistemas de alta tensión.
“El tratamiento de un coche autónomo siniestrado requiere un nivel de especialización muy superior al de un vehículo convencional”, explica el director de RO-DES. “Estos automóviles incorporan componentes electrónicos y sistemas de baterías que deben gestionarse con precisión y bajo estrictas normas medioambientales”.
Mientras Europa espera la luz verde de los reguladores, que deben certificar la seguridad y compatibilidad normativa de estos vehículos, el sector auxiliar del automóvil ya comienza a adaptarse para afrontar los retos técnicos, medioambientales y legales de la nueva era de la movilidad autónoma.

Europa se prepara para una transformación sin precedentes en la movilidad urbana con la llegada oficial de los taxis autónomos a partir de 2026. Este avance tecnológico, que promete redefinir el transporte en las ciudades, combina sistemas de conducción autónoma, sensores avanzados y software inteligente para operar en entornos urbanos complejos.
Alemania y Reino Unido se posicionan como los países pioneros en acoger estos vehículos sin conductor, mientras que Suiza iniciará pruebas piloto previas a su despliegue oficial. La implementación contará con la colaboración de gigantes tecnológicos como Baidu y Momenta, junto a plataformas de movilidad como Lyft y Uber, que garantizarán una operación controlada y gradual.
La seguridad ciudadana se erige como la principal preocupación en esta transición. A pesar de que los robotaxis integran cámaras de alta resolución e inteligencia artificial capaz de anticipar imprevistos, la reticencia pública persiste. Los cerca de 4.000 incidentes registrados con vehículos autónomos en Estados Unidos entre 2019 y 2024, incluyendo algunos accidentes mortales, alimentan la desconfianza y subrayan la necesidad de desarrollar protocolos de seguridad rigurosos.
El sector del taxi tradicional, que en España cuenta con más de 63.000 licencias activas y da empleo a más de 85.000 trabajadores, afronta un futuro incierto. La eficiencia, disponibilidad 24/7 y costes reducidos de los robotaxis representan una competencia formidable. Esteban Alabajos, director de RO-DES, advierte que “en el momento que se implemente este servicio autónomo, veremos cómo una parte importante del parque de taxis queda fuera de juego por no ser capaz de adaptarse a los nuevos estándares tecnológicos”.
La actualización de la flota existente resulta casi inviable debido a la compleja infraestructura tecnológica requerida -sensores, sistemas de procesamiento y conectividad avanzada- que exigiría inversiones millonarias. Esta situación podría acelerar la baja definitiva de muchos vehículos tradicionales.
El marco legal presenta otro desafío crucial: la responsabilidad en caso de accidente sigue sin estar definida. La legislación europea actual no contempla vehículos sin intervención humana y generalmente atribuye la responsabilidad al propietario, mientras que los seguros tradicionales no cubren específicamente incidentes de conducción autónoma.
Los elevados costes de reparación de estos vehículos, donde un simple fallo en sensores o baterías puede suponer reparaciones prohibitivas, anticipa que muchos acabarán en desguace. Los Centros Autorizados de Tratamiento de Vehículos (CATV) adquieren así un papel esencial para garantizar el reciclaje responsable y la gestión segura de componentes electrónicos y sistemas de alta tensión.
“El tratamiento de un coche autónomo siniestrado requiere un nivel de especialización muy superior al de un vehículo convencional”, explica el director de RO-DES. “Estos automóviles incorporan componentes electrónicos y sistemas de baterías que deben gestionarse con precisión y bajo estrictas normas medioambientales”.
Mientras Europa espera la luz verde de los reguladores, que deben certificar la seguridad y compatibilidad normativa de estos vehículos, el sector auxiliar del automóvil ya comienza a adaptarse para afrontar los retos técnicos, medioambientales y legales de la nueva era de la movilidad autónoma.















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