Galicia
El frío y la humedad del invierno gallego agravan la apnea del sueño y los ronquidos
Especialistas alertan de que los factores climáticos invernales empeoran la calidad del descanso y aumentan la severidad de los trastornos respiratorios nocturnos.
Las bajas temperaturas y la alta humedad que caracterizan el invierno en Galicia no solo definen el paisaje, sino que también se convierten en enemigos directos del descanso nocturno. El doctor José Ferreras, cirujano maxilofacial y director médico de las clínicas MAEX Ferreras en A Coruña y Ferrol, advierte que estas condiciones ambientales agravan significativamente la apnea obstructiva del sueño (AOS) y el ronquido, un problema que afecta a un porcentaje considerable de la población.
La confluencia del EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) y la apnea del sueño en una misma persona, lo que se conoce como síndrome de solapamiento, representa un riesgo adicional. Esta combinación empeora la calidad del descanso, reduce los niveles de oxígeno durante la noche y aumenta el peligro de desarrollar hipertensión pulmonar, arritmias y exacerbaciones respiratorias. "Las personas con EPOC que roncan o sufren pausas respiratorias deben hacerse un estudio del sueño, porque el diagnóstico precoz mejora su calidad de vida y su pronóstico", subraya el Dr. Ferreras.
La evidencia científica respalda esta relación. Estudios internacionales, como el ensayo de Värnholm-Valham, ya demostraron que el frío empeora la apnea del sueño. Investigaciones más recientes profundizan en este vínculo, hallando que un aumento en la humedad relativa ambiental se asocia con un incremento del índice de apnea-hipopnea (IAH), la medida que define la severidad de la AOS
Paralelamente, las investigaciones confirman que las temperaturas más bajas tienen un efecto negativo similar sobre este indicador
El mecanismo sería múltiple: el aire frío puede provocar broncoespasmo y congestión nasal, mientras que la humedad favorece el ronquido y las infecciones respiratorias.
Frente a este escenario, los tratamientos adaptados a cada paciente resultan cruciales. Para quienes la terapia convencional con máquinas CPAP resulta incómoda por el ruido, la sequedad bucal que provoca o las molestias para la pareja, existen alternativas. "Podemos recurrir a dispositivos de avance mandibular que, siempre que el colapso no sea nasal, mejoran la postura de los músculos de la vía aérea para mantenerla suficientemente abierta y permitir una respiración normal durante toda la noche", explica el doctor.
En los casos más severos, particularmente cuando existe una retracción mandibular importante, la cirugía ortognática se postula como una solución definitiva. "A través de esta intervención, fracturamos los huesos faciales para avanzarlos y fijarlos en una posición más adelantada. Se consigue una eliminación de la apnea del sueño en aquellos casos en los que el colapso se produce en la oro e hipofaringe", afirma el especialista.
Para minimizar el impacto del invierno, el Dr. Ferreras recomienda mantener la habitación a una temperatura templada, entre 19 y 21 grados, y controlar los niveles de humedad. Ventilar a diario, evitar el tabaco y el alcohol antes de dormir, y adoptar una postura lateral son consejos que pueden marcar una diferencia significativa en la calidad del descanso.

Las bajas temperaturas y la alta humedad que caracterizan el invierno en Galicia no solo definen el paisaje, sino que también se convierten en enemigos directos del descanso nocturno. El doctor José Ferreras, cirujano maxilofacial y director médico de las clínicas MAEX Ferreras en A Coruña y Ferrol, advierte que estas condiciones ambientales agravan significativamente la apnea obstructiva del sueño (AOS) y el ronquido, un problema que afecta a un porcentaje considerable de la población.
La confluencia del EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) y la apnea del sueño en una misma persona, lo que se conoce como síndrome de solapamiento, representa un riesgo adicional. Esta combinación empeora la calidad del descanso, reduce los niveles de oxígeno durante la noche y aumenta el peligro de desarrollar hipertensión pulmonar, arritmias y exacerbaciones respiratorias. "Las personas con EPOC que roncan o sufren pausas respiratorias deben hacerse un estudio del sueño, porque el diagnóstico precoz mejora su calidad de vida y su pronóstico", subraya el Dr. Ferreras.
La evidencia científica respalda esta relación. Estudios internacionales, como el ensayo de Värnholm-Valham, ya demostraron que el frío empeora la apnea del sueño. Investigaciones más recientes profundizan en este vínculo, hallando que un aumento en la humedad relativa ambiental se asocia con un incremento del índice de apnea-hipopnea (IAH), la medida que define la severidad de la AOS
Paralelamente, las investigaciones confirman que las temperaturas más bajas tienen un efecto negativo similar sobre este indicador
El mecanismo sería múltiple: el aire frío puede provocar broncoespasmo y congestión nasal, mientras que la humedad favorece el ronquido y las infecciones respiratorias.
Frente a este escenario, los tratamientos adaptados a cada paciente resultan cruciales. Para quienes la terapia convencional con máquinas CPAP resulta incómoda por el ruido, la sequedad bucal que provoca o las molestias para la pareja, existen alternativas. "Podemos recurrir a dispositivos de avance mandibular que, siempre que el colapso no sea nasal, mejoran la postura de los músculos de la vía aérea para mantenerla suficientemente abierta y permitir una respiración normal durante toda la noche", explica el doctor.
En los casos más severos, particularmente cuando existe una retracción mandibular importante, la cirugía ortognática se postula como una solución definitiva. "A través de esta intervención, fracturamos los huesos faciales para avanzarlos y fijarlos en una posición más adelantada. Se consigue una eliminación de la apnea del sueño en aquellos casos en los que el colapso se produce en la oro e hipofaringe", afirma el especialista.
Para minimizar el impacto del invierno, el Dr. Ferreras recomienda mantener la habitación a una temperatura templada, entre 19 y 21 grados, y controlar los niveles de humedad. Ventilar a diario, evitar el tabaco y el alcohol antes de dormir, y adoptar una postura lateral son consejos que pueden marcar una diferencia significativa en la calidad del descanso.





























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