La ciencia confirma lo que muchos dueños de mascotas intuían: el vínculo con perros y gatos constituye una poderosa herramienta para manejar el sufrimiento persistente. Investigaciones presentadas esta semana revelan que los animales de compañía mejoran significativamente la calidad de vida de pacientes con dolor crónico mediante mecanismos psicológicos y conductuales.

Una revisión sistemática de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), presentada en el Canine Science Forum 2025 en Hamburgo, constata que estas mascotas fortalecen las habilidades de afrontamiento y aumentan la autoeficacia, es decir, la percepción del paciente de que puede manejar su dolor eficientemente aunque no lo elimine.

El apoyo terapéutico que proporcionan las mascotas opera en múltiples niveles. Según un estudio de la Universidad Humboldt de Berlín, el cuidado del animal genera sentimientos de utilidad y facilita conductas emocionalmente positivas. Además, promueve un estilo de vida más activo –crucial en el manejo del dolor– y mejora la interacción social del paciente.

El director de la Cátedra de la UAB, el Dr. Jaume Fatjó, explica que “el dolor no es solo un problema físico, sino una experiencia compleja en la que influyen de forma importante nuestras emociones y pensamientos. Por ello, la convivencia con un animal puede ayudar a las personas a sobrellevarlo mejor”. Fatjó añade que “la interacción con él favorece la relajación, la distracción, la actividad física y el contacto social”.

La investigación destaca especialmente el papel de la relajación como mecanismo contra el dolor crónico, ya que ayuda a desviar la atención del sufrimiento. La presencia incondicional del animal proporciona un apoyo constante cuando el paciente necesita distraerse, creando un vínculo afectivo que refuerza la sensación de apoyo incondicional para afrontar mejor el malestar físico y emocional.