SALUD
Coronas dentales: cómo recuperar la funcionalidad y la armonía de tu sonrisa
El proceso para colocar una corona suele requerir dos o tres visitas al dentista |Image licensed by © Ingram Image
Este tratamiento protésico es una solución duradera para dientes fracturados, debilitados o con grandes caries, según explican desde la Clínica Dental Odonto
La pérdida de estructura dental por fracturas, caries extensas o desgaste puede comprometer no solo la masticación, sino también la confianza en la propia sonrisa. Frente a estos problemas, las coronas dentales, también llamadas fundas, se consolidan como una de las soluciones de odontología restauradora más fiables y versátiles. Según información proporcionada por la Clínica Dental Odontos, este procedimiento permite devolver al diente su forma, resistencia y función natural, además de mejorar su aspecto estético de manera significativa.
Una corona es esencialmente una prótesis fija que se cementa sobre un diente previamente tallado, cubriéndolo por completo. Su uso está indicado cuando la pieza dental está demasiado dañada para ser reparada con un empaste convencional, tras un tratamiento de endodoncia (para proteger al diente debilitado), o para mejorar la apariencia de dientes severamente descoloridos o malformados.
La evolución de los materiales ofrece hoy varias opciones. Las coronas de porcelana pura destacan por su translucidez y aspecto natural, ideales para la zona frontal. Las coronas de zirconio combinan una alta resistencia, similar a la del metal, con una excelente estética, siendo una opción muy demandada. Por su parte, las coronas de metal-porcelana siguen siendo una alternativa robusta, donde una estructura metálica interna aporta durabilidad y una capa de porcelana externa proporciona el color dental. La elección del material depende de factores como la localización del diente, la estética deseada y la oclusión del paciente.
El proceso para colocar una corona suele requerir dos o tres visitas. En una primera cita, se prepara el diente, se toman impresiones digitales o tradicionales para el diseño de la corona definitiva, y se coloca una corona temporal. En la última visita, se retira la temporal y se cementa la corona definitiva, tras comprobar su ajuste, oclusión y color.
Para maximizar la durabilidad de una corona, que puede superar los 10-15 años con el cuidado adecuado, los expertos de Odontos subrayan la importancia de una higiene bucal meticulosa, que incluya el uso de cepillo e hilo dental alrededor de la corona. También recomiendan evitar hábitos como morder objetos duros y acudir a revisiones periódicas para que el dentista pueda evaluar el estado de la restauración y de los tejidos que la rodean.
Más allá de una simple reparación, una corona dental bien planificada y ejecutada representa una inversión a largo plazo en salud y bienestar, devolviendo la seguridad para sonreír y la plena funcionalidad para una masticación eficiente.
El proceso para colocar una corona suele requerir dos o tres visitas al dentista |Image licensed by © Ingram ImageLa pérdida de estructura dental por fracturas, caries extensas o desgaste puede comprometer no solo la masticación, sino también la confianza en la propia sonrisa. Frente a estos problemas, las coronas dentales, también llamadas fundas, se consolidan como una de las soluciones de odontología restauradora más fiables y versátiles. Según información proporcionada por la Clínica Dental Odontos, este procedimiento permite devolver al diente su forma, resistencia y función natural, además de mejorar su aspecto estético de manera significativa.
Una corona es esencialmente una prótesis fija que se cementa sobre un diente previamente tallado, cubriéndolo por completo. Su uso está indicado cuando la pieza dental está demasiado dañada para ser reparada con un empaste convencional, tras un tratamiento de endodoncia (para proteger al diente debilitado), o para mejorar la apariencia de dientes severamente descoloridos o malformados.
La evolución de los materiales ofrece hoy varias opciones. Las coronas de porcelana pura destacan por su translucidez y aspecto natural, ideales para la zona frontal. Las coronas de zirconio combinan una alta resistencia, similar a la del metal, con una excelente estética, siendo una opción muy demandada. Por su parte, las coronas de metal-porcelana siguen siendo una alternativa robusta, donde una estructura metálica interna aporta durabilidad y una capa de porcelana externa proporciona el color dental. La elección del material depende de factores como la localización del diente, la estética deseada y la oclusión del paciente.
El proceso para colocar una corona suele requerir dos o tres visitas. En una primera cita, se prepara el diente, se toman impresiones digitales o tradicionales para el diseño de la corona definitiva, y se coloca una corona temporal. En la última visita, se retira la temporal y se cementa la corona definitiva, tras comprobar su ajuste, oclusión y color.
Para maximizar la durabilidad de una corona, que puede superar los 10-15 años con el cuidado adecuado, los expertos de Odontos subrayan la importancia de una higiene bucal meticulosa, que incluya el uso de cepillo e hilo dental alrededor de la corona. También recomiendan evitar hábitos como morder objetos duros y acudir a revisiones periódicas para que el dentista pueda evaluar el estado de la restauración y de los tejidos que la rodean.
Más allá de una simple reparación, una corona dental bien planificada y ejecutada representa una inversión a largo plazo en salud y bienestar, devolviendo la seguridad para sonreír y la plena funcionalidad para una masticación eficiente.




























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