La profesión legal, un ámbito tradicionalmente anclado en procedimientos y fórmulas centenarias, se encuentra en un punto de inflexión histórico. La presión para modernizar su operativa, impulsada por la Inteligencia Artificial (IA) y las metodologías de gestión conocidas como LegalOps, es ya una realidad ineludible que está redefiniendo el trabajo en los despachos y departamentos jurídicos, también en Galicia. Esta transformación fue el eje central del encuentro 'Del LegalTech al LegalOps', celebrado esta semana en Madrid.

La jornada, organizada por la escuela de negocios The Valley junto al despacho ECIJA, dejó claro que la innovación en el sector va mucho más allá de comprar software. Se trata de un cambio estructural que implica repensar completamente la organización de los equipos, la gestión de proyectos y la relación con el cliente. Alejandro Touriño, managing partner de ECIJA, subrayó que "la clave no está únicamente en la tecnología, sino en cómo se integra con la cultura y operativa de cada equipo".

Una de las conclusiones más relevantes para los profesionales es que, pese al temor inicial, la abogacía sigue considerándose una de las profesiones menos susceptibles de ser reemplazada por la IA. El factor humano, la creatividad y la estrategia jurídica conservan un valor irreemplazable. Sin embargo, se destaca que la innovación puede existir sin tecnología, a través de nuevos modelos de colaboración y gestión, aunque las herramientas digitales están acelerando el cambio a un ritmo sin precedentes.

En este contexto, el LegalTech —el uso de tecnología para servicios legales— se consolida como un facilitador clave. Estas herramientas permiten agilizar trámites repetitivos, optimizar la gestión documental y reducir costes y tiempos. "Incluso tareas que antes requerían horas de trabajo, como resumir demandas o analizar vídeos de vistas judiciales, ahora se pueden realizar de forma mucho más ágil", explicó Touriño, citando la madurez que están alcanzando estas soluciones.

Por otro lado, el LegalOps (Operaciones Legales) emerge como la disciplina que dota de eficiencia y control a este nuevo ecosistema. Su función, aún muy especializada y con pocos expertos dedicados, abarca desde la planificación estratégica y financiera de un departamento hasta la gestión del conocimiento y el análisis de datos. Este enfoque permite, por ejemplo, presupuestar con precisión el coste de un procedimiento o medir la productividad real de los equipos, alejando a la profesión de la percepción de ser un "arte intangible" para acercarla a una gestión basada en métricas.

El impacto de esta transformación en el sector gallego, con una estructura donde conviven grandes firmas con pequeños bufetes tradicionales, puede ser significativo. La adaptación a estos nuevos modelos podría marcar una brecha competitiva, obligando a una reinversión en formación y tecnología para no quedar descolgados en un mercado legal cada vez más globalizado y digital.

El encuentro sirvió también como presentación de un nuevo programa ejecutivo en LegalTech y LegalOps, una señal más de que la formación especializada se está convirtiendo en un activo crítico. La transición, según los expertos, no es una cuestión de futuro, sino un proceso en marcha que está redefiniendo el día a día de la abogacía, planteando tanto desafíos como oportunidades para los profesionales que sepan liderarla.