GALICIA
La Xunta defiende un cambio cultural en la relación con el agua para afrontar la crisis climática
Galicia debe repensar su vínculo con el agua. El director de Augas de Galicia, Roi Fernández, defendió esta semana la necesidad de "cambiar a actual relación da sociedade coa auga" como parte esencial de la adaptación a los grandes retos del cambio climático. Lo hizo en el marco de la jornada INAMA-2025, organizada por la cátedra EMALCSA de la Universidad da Coruña, un foro científico que busca construir un modelo de gestión hídrica más equilibrado y justo.
Fernández, en representación del Gobierno gallego, subrayó la importancia de concienciar á poboación a través da educación ambiental sobre los recursos naturales. Abogó por incorporar una "visión global" que tenga en cuenta todas las fases del ciclo del agua y sus diferentes usos, implicando a todos los agentes del sector. En este sentido, también reivindicó una "maior representatividade para as mulleres profesionais" que trabajan en el ámbito hídrico.
La jornada, celebrada en el Centro Interdisciplinar de Química e Bioloxía de la UDC, reunió a representantes institucionales, científicos y expertos del sector del agua y el medio ambiente. El objetivo del foro, enmarcado en la iniciativa INAMA, es servir como espazo de conexión entre ciencia, innovación e sociedade para impulsar un cambio de paradigma hacia un "desenvolvemento urbano sensible á auga".
A lo largo de las sesiones se abordaron cuestiones clave para avanzar hacia modelos urbanos máis sostibles e resilientes, la integración de la innovación tecnológica y el refuerzo de la cooperación entre todos los actores implicados. La propuesta subyacente es clara: es necesario un novo paradigma que ponga el foco en la relación entre las personas, el entorno y los recursos naturales, más allá de la mera gestión técnica del recurso.
Con esta intervención, la Xunta alinea su discurso con las corrientes más avanzadas de la gobernanza da auga, reconociendo que la respuesta a la crisis climática exige no solo infraestructuras, sino también un cambio cultural profundo en la forma en que la sociedad percibe, valora y utiliza un recurso cada vez más escaso y estratégico.

Galicia debe repensar su vínculo con el agua. El director de Augas de Galicia, Roi Fernández, defendió esta semana la necesidad de "cambiar a actual relación da sociedade coa auga" como parte esencial de la adaptación a los grandes retos del cambio climático. Lo hizo en el marco de la jornada INAMA-2025, organizada por la cátedra EMALCSA de la Universidad da Coruña, un foro científico que busca construir un modelo de gestión hídrica más equilibrado y justo.
Fernández, en representación del Gobierno gallego, subrayó la importancia de concienciar á poboación a través da educación ambiental sobre los recursos naturales. Abogó por incorporar una "visión global" que tenga en cuenta todas las fases del ciclo del agua y sus diferentes usos, implicando a todos los agentes del sector. En este sentido, también reivindicó una "maior representatividade para as mulleres profesionais" que trabajan en el ámbito hídrico.
La jornada, celebrada en el Centro Interdisciplinar de Química e Bioloxía de la UDC, reunió a representantes institucionales, científicos y expertos del sector del agua y el medio ambiente. El objetivo del foro, enmarcado en la iniciativa INAMA, es servir como espazo de conexión entre ciencia, innovación e sociedade para impulsar un cambio de paradigma hacia un "desenvolvemento urbano sensible á auga".
A lo largo de las sesiones se abordaron cuestiones clave para avanzar hacia modelos urbanos máis sostibles e resilientes, la integración de la innovación tecnológica y el refuerzo de la cooperación entre todos los actores implicados. La propuesta subyacente es clara: es necesario un novo paradigma que ponga el foco en la relación entre las personas, el entorno y los recursos naturales, más allá de la mera gestión técnica del recurso.
Con esta intervención, la Xunta alinea su discurso con las corrientes más avanzadas de la gobernanza da auga, reconociendo que la respuesta a la crisis climática exige no solo infraestructuras, sino también un cambio cultural profundo en la forma en que la sociedad percibe, valora y utiliza un recurso cada vez más escaso y estratégico.






























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