Mientras la economía autónoma de la Comarca de Vigo avanza con timidez pero en positivo, sumando 112 nuevos afiliados en el último año, algunos municipios se descuelgan de esta tendencia con fuerza. Es el caso de Salceda de Caselas, que según el último informe de la UPTA cierra el periodo comprendido entre diciembre de 2024 y octubre de 2025 como el segundo municipio con mayor pérdida neta de autónomos, solo por detrás de Baiona. El concello registró un descenso de 12 autónomos, pasando de 691 a 679 afiliados al RETA, lo que supone una contracción significativa en su reducido tejido productivo.

El análisis desagregado por sectores revela un deterioro generalizado, sin un solo ámbito que actúe como contrapeso. El comercio local, pilar fundamental, fue el más castigado, con una pérdida de 8 establecimientos o trabajadores independientes (de 152 a 144). Le siguió de cerca la hostelería, que perdió 5 autónomos (de 70 a 65), un dato especialmente preocupante al tratarse de un sector que, a nivel comarcal, es el principal motor de crecimiento. Las actividades profesionales, científicas y técnicas se mantuvieron estancadas, sin registrar ni ganancias ni pérdidas (10 autónomos).

Esta contracción múltiple y simultánea pinta un panorama complejo para el autoempleo en Salceda de Caselas. No se trata de la reconversión de un sector específico, sino de una pérdida de actividad transversal que afecta a los negocios más vinculados al consumo y servicios de proximidad. El dato contrasta con la evolución de municipios limítrofes como Redondela, que ganó 26 autónomos, o O Porriño, que aunque también en negativo, tuvo una caída mucho menor (-3).

La situación expone la vulnerabilidad de los pequeños núcleos frente a dinámicas comarcales que concentran el crecimiento en polos más fuertes como Vigo y Nigrán. La pérdida de 12 autónomos en un municipio de este tamaño tiene un impacto proporcionalmente mayor en su economía local, su oferta comercial y su capacidad para generar empleo por cuenta propia que en una ciudad grande.

Los datos son un llamamiento urgente a un diagnóstico específico. La administración local debe analizar si esta sangría responde a la presión fiscal, la falta de competitividad, el éxodo de consumidores o la carencia de políticas de apoyo efectivas que frenen el cierre de negocios. En un contexto donde el trabajo autónomo debería ser un antídoto contra la despoblación y el estancamiento económico, la trayectoria de Salceda de Caselas marca una dirección errónea que requiere una corrección inmediata y contundente.