En la fotografía del trabajo autónomo en la Comarca de Vigo, Baiona proyecta una inquietante sombra. Según el informe de la UPTA con datos hasta octubre de 2025, el municipio encabeza la lista de pérdidas en número de trabajadores por cuenta propia, registrando una caída de 15 autónomos entre diciembre de 2024 y octubre del año siguiente. Esta reducción, que supone un descenso del 1.6%, sitúa su cifra total en 900 afiliados al RETA, alejándolo de la tendencia de crecimiento leve que experimenta el conjunto de la comarca (+112 autónomos).

El desglose sectorial desvela el punto crítico de esta sangría: el comercio local sufre un auténtico colapso. El sector perdió 18 autónomos en solo diez meses, pasando de 213 a 195, lo que representa la mayor caída absoluta en comercio de toda la comarca. Este dato es especialmente paradójico y grave para un municipio cuya economía está, en buena medida, sustentada en el comercio dirigido al visitante y al residente. La hostelería, otro pilar clave, mostró una ligera recuperación de 4 autónomos (de 107 a 111), un dato positivo pero totalmente insuficiente para compensar el derrumbe comercial. Las actividades profesionales registraron una mínima ganancia de 2 autónomos.

Esta evolución plantea una seria contradicción entre la percepción de Baiona como un destino turístico dinámico y la realidad de su tejido comercial autónomo, que se contrae de forma alarmante. Sugiere que el modelo económico local puede estar generando rentas, pero no consolidando negocios de proximidad, o que factores como los costes de operación, la presión fiscal local o la competencia desleal están expulsando a los pequeños empresarios.

El caso de Baiona no es un declive aislado, sino que se enmarca en una tendencia negativa compartida con otros municipios del sur de la comarca como Salceda de Caselas (-12) y Mos (-2). Sin embargo, su posición como líder en pérdidas y el hecho de que sea el comercio –su supuesto fortín– el sector más dañado, lo convierten en un caso de estudio urgente. La administración municipal tiene el reto de analizar si está primando una imagen turística sobre la salud real de su economía de barrio, y de implementar medidas concretas que reviertan una tendencia que, de continuar, podría vaciar de contenido comercial su atractivo como destino.