GALICIA
Los geólogos alertan del riesgo de nuevos derrumbes en los acantilados de Campelo
Los técnicos del Xeoparque Cabo Ortegal advierten que las lluvias han acelerado la erosión en los gneises de 300 millones de años y piden evitar la zona.
La fuerza del temporal ha dejado una herida geológica visible y activa en la costa de Valdoviño. Un desprendimiento de tierra registrado esta semana en los acantilados de Campelo ha desvelado la fragilidad de un tramo de costa compuesto por algunas de las rocas más antiguas de Galicia, y ha activado una alerta científica sobre la posibilidad de nuevos colapsos en los próximos días.
El geólogo Francisco Canosa, director científico del Geoparque Cabo Ortegal, explica que el derrumbe es fruto de un "proceso natural de erosión del acantilado" que las intensas precipitaciones de los últimos días han acelerado de forma crítica. La zona afectada está formada por rocas gneis con más de 300 millones de años de antigüedad. "La acumulación de agua en las fisuras de estos materiales aumentó su peso, y la gravedad acabó desencadenando el desplazamiento", detalla Canosa.
Sin embargo, el episodio no es un evento aislado, sino la advertencia de un peligro latente. El experto subraya que, tras el derrumbe, "continúan existiendo grietas visibles que muestran más erosión", por lo que el riesgo de nuevos deslizamientos se mantiene alto mientras persistan las condiciones de humedad. Ante esta amenaza, desde el Geoparque Cabo Ortegal –un proyecto impulsado por la Diputación de A Coruña con financiación europea NextGenerationEU– se ha lanzado una recomendación clara y urgente: extremar las precauciones y no acercarse a la zona afectada.
El incidente sirve como un recordatorio contundente de la dinámica activa e inevitable de la costa cantábrica, donde la combinación de la fuerza del mar, la lluvia y la gravedad esculpe continuamente el paisaje. La propia belleza escénica de los acantilados es, en parte, el resultado de los mismos procesos erosivos que ahora los hacen potencialmente inestables.
Las autoridades y científicos insisten en la importancia de respetar las advertencias de seguridad, especialmente en períodos de inestabilidad meteorológica como el actual. La alerta permanecerá activa mientras las condiciones geológicas sigan favoreciendo la inestabilidad del terreno, un fenómeno natural que, pese a su peligro, redefine constantemente la fisonomía del litoral

La fuerza del temporal ha dejado una herida geológica visible y activa en la costa de Valdoviño. Un desprendimiento de tierra registrado esta semana en los acantilados de Campelo ha desvelado la fragilidad de un tramo de costa compuesto por algunas de las rocas más antiguas de Galicia, y ha activado una alerta científica sobre la posibilidad de nuevos colapsos en los próximos días.
El geólogo Francisco Canosa, director científico del Geoparque Cabo Ortegal, explica que el derrumbe es fruto de un "proceso natural de erosión del acantilado" que las intensas precipitaciones de los últimos días han acelerado de forma crítica. La zona afectada está formada por rocas gneis con más de 300 millones de años de antigüedad. "La acumulación de agua en las fisuras de estos materiales aumentó su peso, y la gravedad acabó desencadenando el desplazamiento", detalla Canosa.
Sin embargo, el episodio no es un evento aislado, sino la advertencia de un peligro latente. El experto subraya que, tras el derrumbe, "continúan existiendo grietas visibles que muestran más erosión", por lo que el riesgo de nuevos deslizamientos se mantiene alto mientras persistan las condiciones de humedad. Ante esta amenaza, desde el Geoparque Cabo Ortegal –un proyecto impulsado por la Diputación de A Coruña con financiación europea NextGenerationEU– se ha lanzado una recomendación clara y urgente: extremar las precauciones y no acercarse a la zona afectada.
El incidente sirve como un recordatorio contundente de la dinámica activa e inevitable de la costa cantábrica, donde la combinación de la fuerza del mar, la lluvia y la gravedad esculpe continuamente el paisaje. La propia belleza escénica de los acantilados es, en parte, el resultado de los mismos procesos erosivos que ahora los hacen potencialmente inestables.
Las autoridades y científicos insisten en la importancia de respetar las advertencias de seguridad, especialmente en períodos de inestabilidad meteorológica como el actual. La alerta permanecerá activa mientras las condiciones geológicas sigan favoreciendo la inestabilidad del terreno, un fenómeno natural que, pese a su peligro, redefine constantemente la fisonomía del litoral

































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