El turismo cultural premium acelera su transformación de tendencia a fenómeno estructural. Según el análisis de la agencia española Mundo Amigo, especializada en viajes de alta gama, el viajero de élite ya no elige primero un destino, sino un evento cultural concreto —un estreno de ópera, un festival de música clásica o una gran exposición— que se convierte en el eje central de su viaje. Este segmento, que según Future Market Insights (FMI) crecerá a un ritmo del 8,1% anual hasta 2035, está impulsado por un perfil que busca vivir la cultura "desde dentro", con un gasto que multiplica entre tres y seis veces al del turista general en Europa.

"Estamos viendo una transformación profunda: el viajero de alto nivel viaja hoy por un propósito cultural claro. La cultura se ha convertido en su brújula", afirma Mikel González, director de producto de Mundo Amigo. Según los datos de la agencia, la demanda de viajes cuyo motivo principal es un evento cultural se ha duplicado en los últimos dos años, especialmente entre personas de 40 a 65 años con alta formación y sensibilidad cultural.

El producto estrella de esta revolución son los 'viajes de autor', itinerarios diseñados minuciosamente por expertos que priorizan el contenido y el acceso exclusivo sobre el lujo visible. Las experiencias más solicitadas incluyen asistencia a ópera y música clásica en Viena, Berlín o Praga con acceso preferente y explicación experta; visitas a grandes exposiciones temporales acompañadas por historiadores del arte; y rutas temáticas guiadas por especialistas, desde el Barroco hasta el Modernismo. "El nuevo lujo es la interpretación, no la ostentación. El viajero premium quiere entender una obra, conversar con un experto, entrar donde otros no entran", añade González.

Este auge tiene un impacto económico estratégico para los destinos. Por un lado, desestacionaliza la afluencia turística, ya que las temporadas de ópera, festivales y exposiciones atraen visitantes en meses tradicionalmente bajos. Por otro, diversifica la oferta, dirigiendo el flujo hacia ciudades con una vibrante vida artística más allá de los circuitos masificados. Además, se trata de un perfil de viajero con mayor fidelidad, más respetuoso con el entorno y con una propensión al gasto muy superior.

Las tendencias clave para 2026 consolidan esta dirección: la cultura como eje irreemplazable del viaje, el crecimiento de los viajes diseñados por especialistas, el acceso exclusivo como estándar premium y la fusión indisoluble entre cultura y gastronomía de alto nivel. "El turismo cultural de alto nivel será uno de los segmentos más dinámicos de la próxima década. El viajero premium busca profundidad, belleza y conocimiento. Y quiere vivirlo con rigor y emoción", concluye el directivo.