El color rojo se convierte una vez más en el indiscutible protagonista de la lencería en la Nochevieja, un ritual arraigado en países como España, Italia o Francia que cada año gana más adeptos en otras partes de Europa y América. Esta tradición, que asocia el tono escarlata con la suerte, la energía y los nuevos comienzos, trasciende la superstición para convertirse en un gesto de autocuidado y confianza.

"El rojo tiene una presencia visual muy potente", explica Virginia M. Rovelli, directora creativa de la firma de lencería Selmark. "Favorece a todos los tonos de piel, define mejor la silueta y aporta una sensación inmediata de seguridad. Es un color que nos hace sentir más atractivas y seguras", añade la experta.

La clave, según Rovelli, no reside solo en el color, sino en cómo cada pieza se adapta a la silueta y a la intención de quien la lleva. "No importa la talla, sino el equilibrio perfecto entre estructura y libertad", asegura. Para esta temporada festiva, en la que Selmark celebra su 50 aniversario, la oferta es amplia y específica.

Para pechos grandes, la experta recomienda sujetadores de gran capacidad y modelos reductores que distribuyan el peso de forma natural, evitando añadir volumen visual. Quienes busquen realzar el escote, ya sea con pechos pequeños o medianos, encontrarán en los push up o los sujetadores de escote profundo una opción efectiva y sofisticada.

La comodidad y la libertad de movimiento también tienen su espacio en la noche más larga del año. Para siluetas delgadas o atléticas, Rovelli sugiere los modelos triangulares sin aro, ligeros y favorecedores. Los sujetadores de escote profundo se presentan como imprescindibles para vestidos con pronunciados escotes, mientras que las piezas de talle alto y corte moldeador ayudan a marcar la cintura bajo prendas ajustadas, ofreciendo una base uniforme.

La tendencia de la lencería visible, ya sea bajo blazers, camisas abiertas o tejidos translúcidos, ha reinventado este clásico festivo. El rojo deja de ser un secreto íntimo para convertirse en un detalle protagonista que aporta personalidad y sofisticación al look completo, demostrando que este ritual perdura adaptándose a la mujer moderna.