MOTOR
Sébastien Loeb afronta el Dakar 2026 con una única misión: ganar la cuenta pendiente
El nueve veces campeón del mundo llega con el Dacia Sandrider mejorado y la misma ambición intacta tras su reciente victoria en el Rallye de Marruecos.
A sus 51 años y con un palmarés que lo acredita como una leyenda viva del motor, Sébastien Loeb encara el Rally Dakar 2026 con un objetivo claro y una cuenta pendiente por saldar: ganar la prueba más exigente del planeta. Tras varios años rozando la victoria, el piloto francés llega a Arabia Saudí con la serenidad del que lo ha ganado todo menos esto, y la determinación de quien no se rinde.
“Si estoy aquí es para ganar”, afirma Loeb con contundencia. “El Dakar es una carrera especial, no siempre gana el más rápido, pero seguimos creyendo que, si todo encaja, tenemos lo necesario para estar delante”. Su reciente triunfo al volante del Dacia Sandider en el Rallye de Marruecos aviva las esperanzas de un equipo que no va "a aprender, sino a competir".
![[Img #100611]](https://xornal21.com/upload/images/12_2025/8627_8722710-ffb05882-f76f-43b5-1a15-d22510511a59.jpg)
El alsaciano reconoce la dureza implacable de una prueba que “no perdona” ningún error. “Durante dos semanas tienes que ser rápido, constante y evitar problemas. Y aun así, necesitas un poco de suerte”, explica. Por ello, la estrategia y la gestión de carrera serán claves. “No puedes atacar todo el tiempo. Hay días en los que tienes que aceptar perder un poco para no abrir pista al día siguiente. El Dakar se gana con inteligencia”.
Un pilar fundamental en esa batalla táctica es su copiloto, Édouard Boulanger, con quien ha forjado una relación de total confianza. “Me aporta calma, precisión y una forma de trabajar que me permite concentrarme únicamente en pilotar”, destaca Loeb. Boulanger subraya la madurez del binomio: “Nuestra prioridad es no cometer errores grandes”.
La evolución del Dacia Sandrider es otro motivo de optimismo. “El coche ha mejorado mucho”, asegura Loeb. “Hemos trabajado en fiabilidad, comportamiento en dunas y lectura del terreno. Son muchos pequeños detalles que marcan la diferencia”. En un panorama donde la igualdad entre los prototipos es máxima, cualquier avance puede ser decisivo.
Con nueve títulos mundiales de rallyes y 79 victorias en el WRC, Loeb no necesita demostrar nada. Sin embargo, el Dakar representa un círculo por cerrar. “Ganarlo significaría algo muy especial”, admite. Y mientras conserve la creencia de que es posible, seguirá intentándolo. “Sigo teniendo la misma ilusión. Cada edición es un nuevo desafío”. El desierto, una vez más, dictará sentencia.

A sus 51 años y con un palmarés que lo acredita como una leyenda viva del motor, Sébastien Loeb encara el Rally Dakar 2026 con un objetivo claro y una cuenta pendiente por saldar: ganar la prueba más exigente del planeta. Tras varios años rozando la victoria, el piloto francés llega a Arabia Saudí con la serenidad del que lo ha ganado todo menos esto, y la determinación de quien no se rinde.
“Si estoy aquí es para ganar”, afirma Loeb con contundencia. “El Dakar es una carrera especial, no siempre gana el más rápido, pero seguimos creyendo que, si todo encaja, tenemos lo necesario para estar delante”. Su reciente triunfo al volante del Dacia Sandider en el Rallye de Marruecos aviva las esperanzas de un equipo que no va "a aprender, sino a competir".
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El alsaciano reconoce la dureza implacable de una prueba que “no perdona” ningún error. “Durante dos semanas tienes que ser rápido, constante y evitar problemas. Y aun así, necesitas un poco de suerte”, explica. Por ello, la estrategia y la gestión de carrera serán claves. “No puedes atacar todo el tiempo. Hay días en los que tienes que aceptar perder un poco para no abrir pista al día siguiente. El Dakar se gana con inteligencia”.
Un pilar fundamental en esa batalla táctica es su copiloto, Édouard Boulanger, con quien ha forjado una relación de total confianza. “Me aporta calma, precisión y una forma de trabajar que me permite concentrarme únicamente en pilotar”, destaca Loeb. Boulanger subraya la madurez del binomio: “Nuestra prioridad es no cometer errores grandes”.
La evolución del Dacia Sandrider es otro motivo de optimismo. “El coche ha mejorado mucho”, asegura Loeb. “Hemos trabajado en fiabilidad, comportamiento en dunas y lectura del terreno. Son muchos pequeños detalles que marcan la diferencia”. En un panorama donde la igualdad entre los prototipos es máxima, cualquier avance puede ser decisivo.
Con nueve títulos mundiales de rallyes y 79 victorias en el WRC, Loeb no necesita demostrar nada. Sin embargo, el Dakar representa un círculo por cerrar. “Ganarlo significaría algo muy especial”, admite. Y mientras conserve la creencia de que es posible, seguirá intentándolo. “Sigo teniendo la misma ilusión. Cada edición es un nuevo desafío”. El desierto, una vez más, dictará sentencia.
























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