O Porriño
El Paso a Nivel de O Porriño: una solución en vía muerta
La aparente discordia entre los gobiernos, popular local y socialista nacional, se resuelve en un entramado burocrático y desesperante para O Porriño | Xornal21.es
La histórica reivindicación del soterramiento del ferrocarril en O Porriño ha vuelto a sufrir un brusco cambio de agujas, dejando a la ciudadanía en un andén de incertidumbre perpetua. Dos noticias aparentemente contradictorias –la denuncia de una “paralización indefinida” y el anuncio de una financiación total estatal– dibujan en realidad un panorama incoherente que, sin embargo, converge en un mismo punto: la crónica incapacidad para resolver un problema que estrangula la villa, y la confirmación de que su solución definitiva se aleja, una vez más, hacia un horizonte indefinido.
El alcalde, Alejandro Lorenzo, elevaba la semana pasada el tono de la desesperación hasta niveles inéditos, denunciando la “nefasta” y “indefinida” paralización de un proyecto consensuado, redactado y con un convenio de financiación listo para su firma. Con amargura, Lorenzo relataba cómo el Ministerio de Transportes había dinamitado años de trabajo técnico y un acuerdo con ADIF, exigiendo ahora que la eliminación del peligroso paso a nivel –uno de los más transitados de España– se integre en el mastodóntico y siempre dilatado Estudio Informativo de la Salida Sur de Vigo. “Sentímonos manipulados, esquecidos e enganados”, declaraba el regidor, evidenciando una frustración que es compartida por miles de vecinos cansados de cortes y riesgos diarios.
Esta explosión de frustración municipal, sin embargo, encontró rápidamente un contrapunto en forma de nuevo anuncio. El grupo socialista local se hacía eco de que el Ministerio asumiría el coste íntegro del soterramiento, liberando al Concello de los 8 millones de euros comprometidos. Una noticia financieramente positiva, que sin embargo esconde la ratificación de la misma parálisis denunciada por Lorenzo. La obra, efectivamente, queda ahora “garantizada y totalmente financiada”, pero con una condición que la condena a la incertidumbre: su ejecución queda supeditada al avance del macroproyecto de la Salida Sur de Vigo, un expediente de plazos nebulosos y dilataciones recurrentes.
El entramado de la falsa solución
La aparente discordia entre los gobiernos, popular local y socialista nacional, se resuelve en un entramado burocrático y desesperante para los vecinos y vecinas de O Porriño. Lo que el alcalde denuncia como un “bloqueo indefinido”, el Ministerio lo enmarca ahora como una “integración estratégica” con financiación completa. El resultado práctico, sin embargo, es idéntico: el problema crónico del paso a nivel no estará cerca de una solución a corto ni medio plazo. Se cambia un convenio listo para firmar por una promesa de ejecución ligada a un proyecto colosal y de calendario imprevisible.
La gestión del alcalde Lorenzo, más allá de su justa indignación, queda así retratada en una doble incapacidad: la de desbloquear una solución inmediata que tenía sobre la mesa, y la de influir en los plazos de la nueva “solución integral” que le ofrecen desde Madrid. Su denuncia, aunque vigorosa, choca contra el muro de una planificación macro que prioriza grandes esquemas sobre necesidades locales urgentes. La promesa de financiación total, aunque alivia las arcas municipales, es en realidad el certificado de que el Ayuntamiento ha perdido cualquier palanca para acelerar una obra vital para la seguridad y la cohesión urbana.
O Porriño se encuentra, por tanto, atrapado en un círculo vicioso de anuncios y dilaciones. Se pasa de la queja por la paralización a la celebración por una financiación que consolida esa misma paralización en un marco temporal aún más lejano e incierto. Mientras, el paso a nivel sigue dividiendo la villa, y la sensación ciudadana es la de ser rehenes de un conflicto político entre administraciones donde la urgencia local siempre cede ante la planificación supra municipal. La solución, aunque ahora esté teóricamente “garantizada”, nunca ha estado tan lejos de convertirse en realidad. El tren de la resolución definitiva, una vez más, no tiene hora de salida.
La aparente discordia entre los gobiernos, popular local y socialista nacional, se resuelve en un entramado burocrático y desesperante para O Porriño | Xornal21.esLa histórica reivindicación del soterramiento del ferrocarril en O Porriño ha vuelto a sufrir un brusco cambio de agujas, dejando a la ciudadanía en un andén de incertidumbre perpetua. Dos noticias aparentemente contradictorias –la denuncia de una “paralización indefinida” y el anuncio de una financiación total estatal– dibujan en realidad un panorama incoherente que, sin embargo, converge en un mismo punto: la crónica incapacidad para resolver un problema que estrangula la villa, y la confirmación de que su solución definitiva se aleja, una vez más, hacia un horizonte indefinido.
El alcalde, Alejandro Lorenzo, elevaba la semana pasada el tono de la desesperación hasta niveles inéditos, denunciando la “nefasta” y “indefinida” paralización de un proyecto consensuado, redactado y con un convenio de financiación listo para su firma. Con amargura, Lorenzo relataba cómo el Ministerio de Transportes había dinamitado años de trabajo técnico y un acuerdo con ADIF, exigiendo ahora que la eliminación del peligroso paso a nivel –uno de los más transitados de España– se integre en el mastodóntico y siempre dilatado Estudio Informativo de la Salida Sur de Vigo. “Sentímonos manipulados, esquecidos e enganados”, declaraba el regidor, evidenciando una frustración que es compartida por miles de vecinos cansados de cortes y riesgos diarios.
Esta explosión de frustración municipal, sin embargo, encontró rápidamente un contrapunto en forma de nuevo anuncio. El grupo socialista local se hacía eco de que el Ministerio asumiría el coste íntegro del soterramiento, liberando al Concello de los 8 millones de euros comprometidos. Una noticia financieramente positiva, que sin embargo esconde la ratificación de la misma parálisis denunciada por Lorenzo. La obra, efectivamente, queda ahora “garantizada y totalmente financiada”, pero con una condición que la condena a la incertidumbre: su ejecución queda supeditada al avance del macroproyecto de la Salida Sur de Vigo, un expediente de plazos nebulosos y dilataciones recurrentes.
El entramado de la falsa solución
La aparente discordia entre los gobiernos, popular local y socialista nacional, se resuelve en un entramado burocrático y desesperante para los vecinos y vecinas de O Porriño. Lo que el alcalde denuncia como un “bloqueo indefinido”, el Ministerio lo enmarca ahora como una “integración estratégica” con financiación completa. El resultado práctico, sin embargo, es idéntico: el problema crónico del paso a nivel no estará cerca de una solución a corto ni medio plazo. Se cambia un convenio listo para firmar por una promesa de ejecución ligada a un proyecto colosal y de calendario imprevisible.
La gestión del alcalde Lorenzo, más allá de su justa indignación, queda así retratada en una doble incapacidad: la de desbloquear una solución inmediata que tenía sobre la mesa, y la de influir en los plazos de la nueva “solución integral” que le ofrecen desde Madrid. Su denuncia, aunque vigorosa, choca contra el muro de una planificación macro que prioriza grandes esquemas sobre necesidades locales urgentes. La promesa de financiación total, aunque alivia las arcas municipales, es en realidad el certificado de que el Ayuntamiento ha perdido cualquier palanca para acelerar una obra vital para la seguridad y la cohesión urbana.
O Porriño se encuentra, por tanto, atrapado en un círculo vicioso de anuncios y dilaciones. Se pasa de la queja por la paralización a la celebración por una financiación que consolida esa misma paralización en un marco temporal aún más lejano e incierto. Mientras, el paso a nivel sigue dividiendo la villa, y la sensación ciudadana es la de ser rehenes de un conflicto político entre administraciones donde la urgencia local siempre cede ante la planificación supra municipal. La solución, aunque ahora esté teóricamente “garantizada”, nunca ha estado tan lejos de convertirse en realidad. El tren de la resolución definitiva, una vez más, no tiene hora de salida.


























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